La comarca natural de Aliste, Tábara y Alba, integrada por 31 municipios y 102 pueblos, con 11.689 habitantes, es un paraíso terrenal y natural con uno de los ecosistemas más ricos de España en flora y fauna, costumbres y tradiciones, patrimonio civil y religioso, que se extiende del río Esla a Portugal, de la Sierra de la Culebra a los Arribes del Duero.

El Tratado de Alcañices, rubricado en la villa el día 12 de septiembre de 1297 por el rey Don Dinís de Portugal y Fernando IV de Castilla, es uno de sus hitos históricos pues en él se fijó la frontera seca y húmeda preservada hasta nuestros días más antigua de toda Europa.

Otra fecha escrita con letras de oro en la historia comarcal fue la del 27 de julio del año 970: ese día el discípulo Emeterius culminaba en el Scriptorium Tabarense del Monasterio de San Salvador el “Beato de Tábara” que no pudo terminar, al morir antes, su maestro el pintor y calígrafo Magius, el “Picasso” de la Alta Edad Media, según sentenció el insigne historiador medievalista John Williams (Estados Unidos).

Alfonso IX marcó la tercera fecha histórica el 12 de septiembre de 1220 cuando rubricó la orden de cesión del Castillo de Alba de Aliste a la Orden de los Caballeros del Temple, que fue morada de los templarios durante 92 años, siendo su último comendador Fray Gómez Pérez, hasta ser reprimidos en 1312 por la bula “Vox in excelso”, otorgada por el papa Clemente V. El primer documento, manuscrito, donde aparece citada la fortaleza, en el año 960, es un diploma de Sahagún con motivo de una donación de Sancho I de León.

Tierra la nuestra con una muy peculiar orografía de altas sierras y profundos valles por los que discurren ríos como el Aliste, Frío, Cebal, Mena y Manzanas, con sus abundantes aguas y variedad de pastos, se convirtió por méritos propios en la cuna y morada de tres puras sangre domésticas y auténticas joyas genéticas de las razas autóctonas ibéricas, todas ellas declaradas hoy día en peligro de extinción por la Unión Europea.

Las burras de raza zamorano-leonesa fueron durante siglos el alma, corazón y vida para todas las familias, para las cuales eran parte imprescindible de la vida diaria como único medio de transporte campo a través o por los caminos de herradura, e incluso su leche ayudó en tiempos de hambrunas a complementar la alimentación de los niños.

Las vacas alistanas, aparte de criar terneros y dar leche, fueron las encargadas de labrar los campos, hacer la sementera y recoger la cosecha veraniega de siega, acarreo y trilla.

La oveja “castellana negra” nació y se amoldó a las tierras alistanas, tabaresas y albarinas para sobrevivir, condenada en el resto de Castilla por el mayor valor de la lana blanca. Cosas de la vida, su negra lana, repudiada por mercaderes y costureras, se convirtió en materia prima con la que elaborar los paños pardos que, tras pasar por los batanes del Aliste y el Frío, daban vida a las capas pardas alistanas de honras y respeto, una de las prendas tradicionales más emblemáticas de España.

La gastronomía típica alistana es otro de los grandes valores de la comarca gracias a unos magníficos productos agroalimentarios, domésticos y silvestres, de muy alta calidad, convertidos en auténticos manjares culinarios.

El buque insignia es, sin lugar a dudas, la exquisita, colorida y tierna carne fresca de vacuno amparada bajo el marchamo de calidad de la Indicación Geográfica Protegida “Ternera de Aliste”, a la que hay que sumar la carne de cordero de castellana bajo la protección de la IGP “Lechazo de Castilla y León”.

Los frutos del bosque se han convertido en otra “delicatessen” bajo el liderazgo de las setas silvestres con el Boletus edulis y la Amanita caesarea. A ellas se unieron primero las moras y las castañas, luego los vinos y ahora ha renacido la apicultura con unas abejas que producen mieles que ya son consideradas a día de hoy únicas por su calidad y sabor en toda Europa y América.

El plato más conocido de la gastronomía de la provincia de Zamora es originario de Aliste: el “arroz a la zamorana”. Un preparado sencillo elaborado con productos secundarios (sobras) de la matanza del cerdo como las patas y las orejas con arroz, aderezado con pimiento dulce y los productos típicos alistanos de la huerta y del monte: cebolla, ajo, perejil, tomillo y orégano.

Su primera cita histórica data del año 1884 cuando un alistano, José Alvarez Builla, la sirvió en su propia casa, en Alcañices, a su amigo Ángel Muro, el cual lo incluyó en 1894 en su libro de cocina “El Practicón” (tratado completo de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras). Hasta 34 ediciones se publicaron hasta el año 1928.

Opiniones

Los “borrachos de Alcañices” son los dulces más arraigados y afamados de la repostería artesana alistana y actualmente siguen siendo elaborados por Isabel Gallardo Vaz, una portuguesa de Sao Martinho de Mogadouro casada y asentada en la villa.

De gran prestigio son las tartas y dulces elaborados en Bercianos de Aliste por los hermanos Pérez Blanco.Exquisitas son las roscas elaboradas por las mujeres con huevos, harina y anís con las que se hacen los “Ramos” ofrecidos en las romerías de San Blas y San Mamed (Tábara) y la Virgen del Puerto (Losacio).

El Santo Entierro de Viernes Santo de Bercianos de Aliste, dentro de la Semana Santa declarada Bien de Interés Cultural en 2014 y Fiesta de Interés Turístico Regional en 2012, es la procesión y celebración más sobrecogedora de la zona desde el siglo XVI.

A nivel romero y mariano, religioso y comercial, las romerías más concurridas son la Virgen de la Salud en Alcañices (2 de julio) y “El Cristo” de San Vitero (19 de marzo y 14 de septiembre) y las compartidas en zona portuguesa de la Virgen de la Luz en Constantim (abril) y La Riberinha en Quintanilha (mayo).

El Día de la Comarca de Aliste, Tábara y Alba, puesto en marcha el 11 de junio de 1989, se ha convertido en la feria de la hermandad y convivencia donde ahora cada mes de julio recuperan y cultivan sus valores los alistanos, tabareses y albarinos.

Por la comarca discurren dos rutas jacobeas el “Camino Sanabrés” y el “Camino Portugués” de la Ruta de la Plata.

Aliste, Tábara y Alba es una comarca única para vivir y disfrutar con los cinco sentidos.