La Opinión de Zamora

La Opinión de Zamora

Rio de Onor, el pueblo que cobra las multas en vino

La aldea lusa celebró su festival con la reunión del Concejo y el traspaso tradicional de la vara

1. Momento del pasacalles 2. Artesanos del festival 3.Entrega de la vara del Concejo 4 y 5.Otras de las artesanías locales. | Araceli Saavedra

El Concejo de Rio de Onor volvió a reunirse con un veterano mayordomo, Domingos Fernandes, al frente para dar curso al cobro de multas a los vecinos que no correspondieron con su presencia para realizar las labores comunitarias.

La aldea lusa daba curso a la tradición de convivencia comunitaria, con el toque de campanas para dar la señal de reunirse a la sombra de las dos moreras que custodian el puente. Una fiesta para rememorar otros tiempos presentes en los más mayores, donde además del mercado de artesanos y el recorrido por las bodegas, acompañado de los gaiteros, hubo concierto y comida popular.

Rio de Onor, el pueblo que cobra las multas en vino

En recuerdo de los viejos tiempos, el cabeza de familia de cada casa, obedeció a la llamada del campanario para hacer cuentas de las faltas y las multas que se recaudaban en vino, por no asistir a los trabajos.

Domingos recordaba ayer que prácticamente se reunían al menos una vez a la semana, y a veces más de una. Desde que comenzaron a desaparecer los ganados, la institución de Gobierno vecinal fue perdiendo entidad y ahora, entre risas y bromas, se traspasan la vara del concejo, donde se repasan las deudas. En su balance, antes de entregar el relevo, recuerda a la comunidad que hay que “reparar una presa en el río contra el lado español”.

Rio de Onor, el pueblo que cobra las multas en vino

La multa más cuantiosa podía ser un cántaro de vino y siempre “del mejor” porque el sancionado también participaba de su degustación. Fernández recuerda que una mujer con seis hijos enviudó y para que el hijo mayo se hiciera a las funciones del Concejo se le encomendaba repartir el vino en las comidas. Ahora sigue siendo el más joven de los participantes quien distribuye el vino. Antes por la misma cántara, ahora en vaso individual.

Uno de los vecinos de Rihonor de Castilla, que suele asistir a esta fiesta, explicaba que cada pueblo celebraba su concejo, pero que la propiedad estaba mezclada, unos y otros tenían casa, matrimonio y animales a uno y otro lado.

Arreglar los cotos, los caños, el molino eran trabajos que también formaban parte de la vida del concejo de “los galegos” como así le llamaban a la parte española, y como recuerda Juan Manuel Fernández Prieto, afincado en Asturias, pero con raíces en la aldea sanabresa. También hay aventuras como la de pasar café, en la época del contrabando, oculto entre los sacos de castaña en dirección a Puebla.

Rio de Onor, el pueblo que cobra las multas en vino

Con un marcado carácter musical, Rionor y Rihonor no parten gaitas. La música recorre todo el valle, sin pasaporte. En el mercado de artesanos comparten puestos los vendedores y manufactureros como Ximena Acuña, que en esta ocasión tiene permiso para trasladar la oficina de información del molino español a la calle lusa.

Desde hace año y medio, en plena pandemia, impulso un pequeño negocio de arte, en el que pinta macetas personalizadas. Los puestos dan color al paseo hasta la iglesia. “He ido probando diferentes pinturas hasta encontrar una que me gustaba” y así han salido desde este pequeño taller piezas adquiridas por los turistas, la mayoría para Brasil, aunque también para Francia, Alemania e incluso Estados Unidos.

Rio de Onor, el pueblo que cobra las multas en vino

Y desde Asturias no podía faltar José Manuel Tejedor, el gaitero asturiano de raíces en la aldea que tocó con todos los gaiteros que participaron en el pasacalles.

Compartir el artículo

stats