Cuando se desata el caos, los animales también sufren. El devastador incendio de la Sierra de la Culebra no solo afectó a la fauna silvestre de la Reserva, también a animales domésticos de los pueblos afectados. 24 localidades fueron evacuadas entre el viernes 17 y el sábado 18 de junio y atrás quedaban el ganado y, en muchas ocasiones, los perros pastores.

Los medios de extinción y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, lógicamente, se centraban en proteger los pueblos y combatir el avance del fuego. Pero en medio del fragor, afortunadamente, estaban los voluntarios de Cruz Roja Española que sacaban unos minutos para preocuparse de los perros que se encontraban en el camino mientras prestaban ayuda a los evacuados o a los miembros del operativo de extinción.

Un ejemplo es el mastín que aparece en la fotografía que encabeza este reportaje, hallado en la carretera por dos voluntarias de Cruz Roja Española que se desplazaban por la zona del incendio para llevar agua y comida a los miembros de las brigadas. El perro estaba agotado por el calor, asustado y mostraba signos de deshidratación, pero las voluntarias, Didia y Antonia, consiguieron ganarse su confianza a base de agua fresca y un bocata, sacando al animal fuera de la zona de peligro.

No fue el único perro perdido con el que se tropezó la gente de Cruz Roja mientras realizaban labores humanitarias en los días del incendio. Por eso la ONG trabajaba en coordinación con la Guardia Civil de Zamora, que localizaba a los dueños a través de la información del chip de los animales.

Atención a los desplazados

Mientras tanto, otras mascotas llegaban con sus dueños a los pabellones de acogida para evacuados, como el de Camarzana de Tera. En estos lugares la Cruz Roja llevó a cabo una labor impagable de atención a los recién llegados, y también a sus mascotas, proporcionando pienso alimenticio, agua –imprescindible en plena ola de calor a 40 grados– e incluso realizando curas a una perra que estaba recién operada.

Un voluntario de Cruz Roja refresca a un perro en Camarzana. | C. R. E.

Por otro lado, voluntarios de Cruz Roja, junto con la Guardia Civil, acompañaron en esos días clave a algunos ganaderos que tenían que regresar a sus pueblos para alimentar al ganado en las horas habilitadas por la Guardia Civil.

Voluntariado

Un total de 35 voluntarios de Cruz Roja Española prestaron servicio en la Sierra de la Culebra y en el Valle del Tera durante los cuatro días fatídicos del incendio, que llegó a convertirse en el más grande del que se tiene registro en España.

Entre sus labores estaban la atención a los desplazados, proporcionándoles información, agua, alimento y atención sanitaria, entre otros servicios básicos. En una de las zonas más envejecidas de España, como es el oeste de Zamora, muchas de las personas evacuadas sufren enfermedades crónicas que requerían medicación, que también fue proporcionada por los voluntarios de Cruz Roja Española, quienes se encargaban de conseguirla en las farmacias. E incluso prestaron cuidados a los desplazados enfermos de COVID, para quienes se habilitó un espacio específico en Camarzana de Tera.

Atención a la mascota de una familia desplazada por el incendio. | C. R. E.

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Mientras la población de los pueblos evacuados permaneció en los pabellones de Alcañices y Camarzana, los voluntarios de Cruz Roja repartían, junto a Protección Civil, el desayuno, la comida y la cena, y estaban disposición de estas personas para cualquier emergencia.

Por último, los voluntarios y voluntarias de Cruz Roja se desplazaban al lugar del incendio para hacer más fácil la labor de los miembros de las cuadrillas de extinción y agentes de la Guardia Civil encargándose de algunos temas de logística. Con unas jornadas interminables luchando contra el fuego, estos efectivos agradecían la ayuda prestada por los voluntarios de Cruz Roja que hacían un poco más llevadero un trabajo tan duro.