La Sierra de la Culebra vivió un auténtico infierno en una jornada con varios incendios forestales que han destruido una amplia superficie de más de 900 hectáreas, la mayor parte de bosque, entre Riofrío y Ferreras de Arriba, afectando también a zonas de Ferreras de Abajo, Cabañas de Aliste, Tábara y Litos, entre otras localidades.
Ferreras de Arriba es la localidad que se llevaba la peor parte, y donde se concentraban todos los medios de extinción en la tarde de ayer para tratar de salvaguardar la seguridad del pueblo.
Cuando las llamaradas comenzaron a verse desde el casco urbano, aún cierta distancia, los vecinos salieron de sus casas y contemplaban con preocupación como “están ardiendo los castaños plantados por nuestros bisabuelos”. El humo se podía oler en todo el pueblo, pero cada vez llegaban más medios aéreos y terrestres para contener el avance de las llamas.
Además de sufrir la incertidumbre y la preocupación derivadas de la situación, los vecinos de Ferreras de Arriba se quedaron sin teléfono, ya que el fuego dañó los repetidores telefónicos dejando sin cobertura a buena parte de La Carballeda.
La situación vivida en esta zona del oeste de Zamora, con varios focos activos de forma simultánea, movilizó a lo largo del jueves a todos los medios terrestres y aéreos disponibles en Zamora, además de otros desplazados por la Junta de Castilla y León desde Salamanca, León, Segovia y Palencia. La Comunidad de Madrid también aportó medios aéreos, y ya por la tarde llegó un convoy de 15 carrocetas de la Xunta de Galicia. En total trabajaban unas 220 personas.
A 18 horas de ayer la Junta de Castilla y León informaba de la presencia de 6 técnicos, 18 agentes medioambientales y celadores de medio ambiente, 10 autobombas (8 de Medio Ambiente y 2 de bomberos), 10 cuadrillas terrestres, 8 bulldozer, 10 helicópteros, 4 cuadrillas helitransportadas ELIF y el Puesto de Medio Avanzado PMA con una unidad de apoyo técnico.
La Unidad Militar de Emergencias prestaba apoyo con 6 autobombas y 1 bulldozer, además de un centenar de efectivos humanos.
Por su parte, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aportaba 1 avión de coordinación ACO, una BRIF (Brigada de Refuerzo), una Brigada de Labores Preventivas, 2 aviones anfibios.
Todos estos medios de extinción se enfrentaban a dos enemigos a la vez: el fuego y el viento, con rachas de hasta 40 kilómetros por hora que favorecían la rápida propagación de los incendios. De hecho, lo que al comenzar el día eran varios focos individuales se fueron uniendo en un frente más amplio desde Sarracín hasta Ferreras.
Por otro lado, hacia las cuatro de la tarde surgía un foco nuevo en Riofrío de Aliste, provocado por un “rayo latente” que se expandió con gran rapidez.
¿Qué es un rayo latente?
Cuando un rayo cae sobre un árbol que está húmedo por la propia tormenta, a veces su superficie no arde, pero la corriente eléctrica genera una combustión en el interior del tronco, o incluso en las raíces, que por falta de oxígeno es una combustión muy lenta. Cuando el calor vuelve a la superficie, con el árbol ya seco, el fuego sale al exterior con gran virulencia, quemando la copa. Puede pasar varios días después.
A todo esto hay que añadir otros dos factores en contra de los medios de extinción: unas temperaturas inusualmente altas, cercanas a los 40º centígrados, y la complicada orografía de la Sierra de la Culebra, con zonas a las que los bulldozer no pueden acceder.
En medio de esta situación tan complicada los medios de extinción de la Junta sufrieron una baja por accidente laboral: el maquinista que operaba un bulldozer se quemó las manos. El trabajador fue trasladado al Puesto de Mando Avanzado, donde fue atendido de las heridas, que no revestían gravedad. El vehículo acabó ardiendo en el lugar donde ocurrió el fuego.
Durante toda la tarde del jueves las miradas de España entera estaban posadas en la Sierra de la Culebra. El fuego destruía cientos de hectáreas de alto valor ecológico de pinares, robledales, castañares, y en menor medida también de monte bajo.
Este espacio natural está considerado Reserva Regional de Caza y forma parte de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza “Meseta Ibérica”. Cabe esperar a que finalice la extinción de todos los focos para hacer una valoración final del daño, tanto del número de hectáreas como de la cantidad de superficie arbolada afectada en los distintos términos municipales tocados por el fuego, así como las consecuencias sobre la economía de estos pueblos, que pierden el aprovechamiento micológico o cinegético de la sierra.
Además, el fuego también destruye patrimonio etnográfico, como este corral de lobos en Ferreras de Arriba.
24 horas de pesadilla en La Culebra
Este “infierno” comenzaba el miércoles por la tarde y el causante fue una tormenta, con mucho aparato eléctrico y muy poca agua. Varios rayos provocaron 11 focos de incendio distintos en el oeste de la provincia de Zamora.
La Junta de Castilla y León declaró el Nivel 2 de alerta Infocal en Ferreras de Arriba y Sarracín de Aliste, “no por el riesgo para la población”, sino por la simultaneidad de varios focos que podían afectar a pueblos distintos.
A primera hora del jueves se daban por controlados los incendios de Vega del Castillo (Espadañedo), Villardeciervos, Sandín y Maire de Castroponce, pero aún ardían cinco focos en la sierra de la Culebra, entre Ferreras de Abajo, Sarracín de Aliste y Ferreras de Arriba. Por la tarde el viento sopló de sur a norte, uniendo esos focos en un mismo frente, mientras surgía el nuevo de Riofrío de Aliste.
La noche del miércoles ya había sido muy angustiosa para los vecinos de Ferreras de Arriba, que no durmieron pendientes de la evolución del incendio. Así lo contaba su alcalde, Gregorio San Pedro, el jueves por la mañana tras participar en la reunión del CECOPI (Centro de Control del Operativo Integrado) que presidió la delegada territorial de la Junta en Zamora, Clara San Damián.
Lo mismo sucedía en Sarracín de Aliste, donde los vecinos estuvieron dispuestos a aportar sus propios medios para apagar el incendio, aunque por seguridad los profesionales les ordenaron no intervenir. Moverse por una zona como la Sierra de la Culebra en medio de un incendio puede ser complicado, y más si es de noche. Así lo relataba el alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán.
Al cierre de esta edición, la gente de Ferreras de Arriba se enfrentaban a su segunda noche “en vilo”, hasta que la Guardia Civil les ordenó entrar a sus domicilios, para evitar que respirasen el humo, mientras fuera los servicios de extinción seguían trabajando para mantener el pueblo a salvo.
