Pilotos, alumnos, centros educativos y constructores de los prototipos han recibido los trofeos por su participación en la I Carrera Interprovincial de Coches de Inercia, dentro del proyecto de colaboración educativa “Galileo Energía Gravitatoria”.
En palabras de los responsables “la gravedad funciona, genera y trasforma energía en velocidad, en movimiento, en un sitio como este donde la energía gravitatoria genera electricidad en los distintos saltos y centrales hidroeléctricos”. La travesía del Lago acaparó la atención de vecinos y sobre todo estudiantes.
El acto de entrega de los trofeos, en el claustro del convento de San Francisco, ha sido el colofón a una carretera “experimental” de tiempos en el circuito urbano por la travesía de la carretera del Lago en Puebla.
El secretario general de Educación, Jesús Manuel Hurtado; el alcalde de Puebla, José Fernández; y Yolanda Díez, en representación de la Dirección Provincial de Educación.
Institutos
En este proyecto han participado los alumnos y profesores de los centros Leonardo Da Vinci de Alba de Tormes en Salamanca; Giner de los Ríos de León; Camino de la Miranda de Palencia, y el IES sanabrés Valverde de Lucerna. la Universidad de León y Consejería de Educación de la Junta y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia e Innovación, además de la Federación de Inercia de Asturias que cronometró los tiempos, en una carrera con todas las ventajas y contratiempos de una prueba real.
Desde la propia Federación explicaban que hay 10 categorías de este tipo de pruebas, aunque esta es excepcional por el marco educativo en que se celebra.
Esta es la única vez que los cuatro vehículos fabricados se “ven” las caras, más un quinto bólido de inercia que fue el primer prototipo que ha estado expuesto en el centro. El proyecto ha sufrido numerosos contratiempos –como en la vida real- entre ellos una paralización por las restricciones del COVID 19.
Fabricación
El número dos de la Consejería de Educación se subía a uno de los prototipos y conducía el primero de los minibólidos, fabricado con fibra de vidrio aeronáutico, en la vuelta de reconocimiento. Un circuito en pendiente donde primaba la seguridad, los vehículos que sufrían algún percance quedaban bloqueados para minimizar el riesgo de los pilotos.
Manuel Hurtado destacaba y felicitaba a institutos y Universidad de León, y a la directora Elena Fernández y el director del proyecto Pedro Salvadores tras un “descenso fantástico”. Para el número dos de la Consejería “se demuestra que la Educación de Castilla y León tiene un talento que aquí se plasma”. Este tipo de “colaboración e innovación se plasma en proyectos de estos que son constantes, se está innovando constantemente, y uno de los proyectos que se ve hoy es este”. Reforzó a los alumnos “ellos ven que lo que ellos estudian se ve en algo tangible”.
Pedro Salvadores Palacio, el coordinador del Proyecto, señaló que “es un proyecto de innovación educativa. La finalidad es fomentar las vocaciones científicas por medio de la realización de experimentos que sean capaces de apreciar la evolución tecnológica hasta el día de hoy. Les hemos presentado los experimentos que realizó Galileo Galilei sobre el plano inclinado. Aquí lo único que hacemos es el experimento en vivo.
Pilotos
El piloto tiene la posibilidad tiene la posibilidad de realizar ese experimento montado en un coche de gravedad que funciona con energía gravitatoria 100 por 100 limpia y va a hacer un descenso igual que hizo Galileo sobre el plano inclinado. Luego hemos realizado en el Instituto Valverde de Lucerna el cálculo de la aceleración de la gravedad con un experimento muy sencillo que también hizo Galileo con un péndulo”.
Con la finalización del evento, es decir una carrera por tiempos “los objetivos se cumplen. Estamos totalmente satisfechos. Es espectacular, aquí en Puebla de Sanabria. El trato que nos han dado, el Ayuntamiento, la Consejería de Educación, la Universidad de León que es quien da base a todo estos, es una satisfacción enorme”.
Los estudiantes “están encantados. Les veo, relativamente por no ser grandilocuente, excitados que produce la emoción a los que pilotan y los que le acompañan. Nos hubiera gustado que todos pilotaron pero –evocando una vez más a Galileo- que determinó cómo hay que medir el tiempo, no hay tiempo para todos”.
Los tiempos de las pruebas no se desvelaron porque no era una carrera con vistas competitivas sino científicas, cada modelo tenía unas características especiales, así dos de ellos si entrarán en los circuitos de competición, y alguno de los prototipos estaba diseñado para dar una buena respuesta en curvas. Algunos de los participantes quedaron fuera de carrera tras sufrir algún percance.
