La Opinión de Zamora

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Ángel Ruiz Mantecón Profesor de Investigación del Instituto de Ganadería de Montaña del CSIC

“Zamora sigue siendo la cabeza tractora del ovino de leche”

“El ganadero ha estado a la altura; ahora tienen que responder la industria y comercialización, sino se perderá potencial productivo”

Ángel Ruiz Mantecón, investigador del Instituto de Ganadería de Montaña JOSE LUIS FERNANDEZ

Ángel Ruiz Mantecón es coordinador adjunto del Área de Vida de la Comisión Rectora del Instituto de Ganadería de Montaña, de la Estación Agrícola Experimental del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas). Ha participado en el curso “El sector ovino y sus productos en la economía zamorana” con una ponencia sobre la producción de leche de las razas de ovino en Zamora.

–Con todo su potencial, el ovino no se libra del complicado momento que viven el campo.

–Son momentos de incertidumbre, pero así como hay otros sectores que son más volátiles, que cambian más, el ovino siempre ha sido muy tradicionalista, en el sentido de más estable, y ha aguantado aceptablemente bien las crisis. Pero el momento es difícil, sin duda. Hay que hacer ajustes, mejorar; si esto continúa habrá que replantearse cuestiones de manejo.

El cambio en los últimos 30 años en el ovino, y en Zamora en concreto, ha sido espectacular en muchos sentidos

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–Pese a ese “tradicionalismo” del que habla, el ovino no ha perdido el tren de la profesionalización ni la modernización.

–El cambio en los últimos 30 años en el ovino, y en Zamora en concreto, ha sido espectacular en muchos sentidos. En tecnología, en manejo, en lograr producciones de unos niveles muy buenos, explotaciones modernizadas.

–¿Cómo ha evolucionado la producción de leche?

–En producción de leche ahora mismo estamos estabilizados, quizá con una pequeña tendencia a disminuir. Pero en los últimos años ha disminuido el número de ganaderos, mientras que ha aumentado el tamaño de las granjas y la producción individual por oveja. Eso ha hecho que aunque haya menos ganaderos, el crecimiento en producción de leche es muy bueno. Aunque se perdieran ganaderos, cada oveja producía más y las explotaciones son más grandes.

La sostenibilidad social de las explotaciones es un grave problema; se quedan muchos menos jóvenes de los que se esperaba

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–Eso cómo se traduce exponencialmente.

–En los últimos 20 años la producción de leche se ha duplicado, incluso un poco más.

–Qué ha influido en esa mejora de la producción.

–Sin duda el cambio racial. De explotar las razas autóctonas, que todavía se mantienen y son importantes, se ha pasado a introducir razas más productoras y los sistemas de producción están más tecnificados. La raza y el sistema de producción han sido determinantes para el aumento tan importante en la producción de leche.

–El ganadero ha hecho un gran esfuerzo para profesionalizarse, en formación e inversión.

–En todo. En la formación muchísimo porque ha implicado tener unos animales más productivos que requieren otro tipo de manejo. Y a nivel de inversiones, de ser economías antes más bien de subsistencia, ahora mismo son auténticas empresas que mueven cientos de miles de euros.

–El problema es que ahora el sector se enfrenta a una crisis de precios gravísima. Con estas mimbres quién toma el relevo.

–Ese es uno de los graves problemas. La sostenibilidad social de las explotaciones es quizá uno de los más graves problemas que puede tener hoy el sector. Porque se están quedando jóvenes en una proporción muy pequeña para lo que se esperaba.

–¿Qué va a pasar entonces?

–Creo que seguirá disminuyendo el número de granjas y las que queden aumentarán en tamaño. Y en algún momento, si la tecnificación permitiera organizar un trabajo que fuera menos constante, sería más asumible, menos sacrificado. El problema de la leche, igual en ovejas que en vacas, es la dependencia de que todos los días hay que ordeñar.

Se vislumbra una cierta mejoría en los precios de la leche y cordero; no es todavía real pero se vislumbra

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–A ello se suma un precio de la leche que sitúa los balances de las granjas en pérdidas.

–El precio y las condiciones económicas, que llevamos unos años que no han sido nada favorables. El coste de los insumos ha subido y el bajo precio, tanto de leche como de corderos, no es un aliciente para que alguien joven se plantee trabajar en una explotación. Si además del trabajo que conlleva no se ve clara la rentabilidad, la verdad es que es difícil.

–Entonces el ganadero ha estado a la altura, quien no lo está son otros eslabones de la cadena.

–Sin duda. Ahora tiene que responder la industria y la comercialización porque sino, perderemos potencial productivo y a lo mejor cuando queramos responder va a ser difícil reponer los ganaderos perdidos.

–Se ha aprobado una Ley de Cadena Alimentaria que está por demostrar su efectividad.

–Todo el mundo cuenta lo mismo, que no se cumple.

–A pesar de todo, ¿Zamora puede seguir siendo una potencia lechera de ovino?

–Pienso que sí. Zamora está demostrando ser la cabeza a la hora de tirar de la producción ovina de leche. Tiene el centro de Ovigen, de selección, que es otro motor que ayuda. Hace su feria Ovinova. Sigue siendo la cabeza tractora del ovino de leche.

El reto más importante es tener que ajustar mucho más los sistemas de producción para buscar esa rentabilidad que ahora agobia tanto

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–¿A qué desafíos se enfrenta el sector?

–El más importante es tener que ajustar mucho más los sistemas de producción para buscar esa rentabilidad que ahora agobia tanto. Y en segundo lugar, buscar los mecanismos, bien de promoción o bien del tipo de comercialización, para mejorar la demanda de productos de oveja, tanto de las razas más productoras como sobre todo también el potencial que tiene la churra y la castellana como productoras locales autóctonas de unos productos artesanos de calidad. Hay que dar salida comercial a esa forma de producir, buscar nuevos productos. Fundamentalmente pensamos en el queso, pero hay otros muchos.

–La producción se ha doblado, pero se puede llegar a más.

–Se podría llegar a más, aunque yo tengo mis dudas de si realmente se debería. La producción puede seguir mejorando y aumentando, más lentamente que lo que hemos hecho hasta ahora, pero a lo mejor la salida no es producir más. A lo mejor es buscar esos productos de mayor calidad y mayor valor.

–¿Es posible la convivencia de esos dos planteamientos, las razas puramente productoras y las autóctonas?

–Perfectamente. Creo que se han visto a veces como competitivas y no lo son. Porque tienen objetivos productivos completamente distintos. Unos busca la rentabilidad por una mayor producción y otros la pueden buscar por un mayor valor de los productos en condiciones de pastoreo y proximidad. No tienen por qué competir. Ahí tenemos el caso del cerdo blanco y el ibérico, y los dos conviven sin ningún problema.

Hace poco me decía un ganadero, lo peor que hay es arruinarse trabajando mucho. Es muy duro escuchar estas cosas

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–Imagine que tiene a un ganadero en frente, ¿le daría motivos para la esperanza?

–Se vislumbra una cierta mejoría en los precios de la leche y cordero; no es todavía real ni está llegando a los niveles que tendría que llegar pero se vislumbra. Y sobre todo porque han logrado una estructura, una forma de hacer el trabajo que es un capital intangible importante. Saben cómo producir y como hacerlo bien, y eso es muy importante de cara al futuro.

–¿Por qué se vislumbra una subida de precio de la leche?

–Porque si no fuera así es insostenible. Habría que cerrar como les ha pasado a muchas granjas que no han podido continuar. Y otro motivo es que no puede el ganadero asumir la subida del gasóleo, de la luz, los piensos, las materias primas. Si no se puede asumir, entonces tiene que haber una respuesta en esa subida de precio. Y desgraciadamente, si perdemos producción como parece que está pasando en los últimos dos o tres años a nivel nacional, si baja el nivel, la pura ley de oferta-demanda va a hacer que el precio suba. Es una esperanza, ojalá tuviera la bola mágica.

–Cuando las cuentas no salen mirar al futuro es complicado.

–Las cuentas no salen y no salen después de mucho trabajo, que es lo peor. Hace poco me decía un ganadero, lo peor que hay es arruinarse trabajando mucho. Es muy duro escuchar estas cosas.

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