Con una factura de 700 euros por suministro eléctrico para 20 días de apertura de un alojamiento en una casa tradicional, las empresas y titulares de pequeños establecimientos de turismo rural se plantean fórmulas alternativas de generación de electricidad y autoconsumo.

Los costes de calefacción en zona de montaña se han disparado con el aumento del precio de la electricidad. José Vega Santos es de los empresarios ha optado por las energías limpias con la instalación de placas fotovoltaicas en el tejado de la casa de turismo rural que tiene en Villanueva de Valrojo. “Yo lo tengo claro, esto es lo mejor”.

El alojamiento, en este caso una vivienda familiar tradicional, reformada para uso turístico, se caldea uno o dos días antes de su ocupación para conseguir una temperatura adecuada. Si el periodo de ocupación coincide con el invierno o un periodo de bajas temperaturas –y nevada- como en estos días, el consumo se mantiene de mantera ininterrumpida.

El coste actual de la energía no compensa porque es superior al propio alquiler para turismo del alojamiento, como comprobó durante el mes de carnaval, “temporada alta” en la zona por afluencia de visitantes. La parte menos vistosa “es llenar de placas el tejado” reformado recientemente.

En otros casos, la opción es consultar las ofertas de las diferentes empresas y optar por una tarifa plana o por la que mejor servicio preste, como en el caso de un complejo de casas de madera en Vigo de Sanabria. La cuota es la misma en cada factura con independencia de las horas de mayor o menor consumo. En general la demanda en este tipo de alojamiento se registra los fines de semana, cuando las tarifas de luz suelen descender, aunque no siempre. En este caso, el principal consumo es por calefactar el alojamiento. Las calderas de pelet, leña o combustibles fósiles son los recursos energéticos con que cuenta el sector de hostelería.