Durante varias décadas desde la construcción de la presa de Ricobayo en los años 30 del pasado siglo, el poblado del Salto del Esla, en Muelas del Pan, sirvió de morada para los empleados de la central hidroeléctrica y sus familias. Con el paso del tiempo y la automatización de gran parte del trabajo en la presa esas casas se fueron quedando vacías, sin uso, pero Iberdrola no se resigna a dejarlas a su suerte y permitir la degradación de este barrio, una aldea-jardín diseñada para pasear, llena de espacios verdes y pequeños edificios de colores.

Por eso, la eléctrica ha decidido dar una nueva utilidad al poblado y ha reformado diez inmuebles que a partir del próximo miércoles, 13 de abril, se ofrecerán como casas rurales para el disfrute de los empleados, prejubilados y jubilados de la empresa, según explica a este diario Miguel Calvo Calleja, delegado institucional de Iberdrola en Castilla y León.

Vistas desde una ventana EMILIO FRAILE

Cada casa tiene entre tres y cinco dormitorios y cualquiera de las familias vinculadas a Iberdrola puede reservar las fechas en las que quiere alojarse en el Poblado del Esla para pasar unos días tranquilos junto al embalse o sacando partido a todas las posibilidades que ofrecen Muelas del Pan, Ricobayo de Alba y el resto de la provincia de Zamora. Los precios de la pernoctación serán muy asequibles, pues se trata de una ventaja más que Iberdrola, propietaria del Poblado, ha querido ofrecer a todos sus trabajadores en activo o retirados.

Pero la iniciativa de Iberdrola beneficiará también al propio municipio de Muelas del Pan. Según los datos que maneja la propia Iberdrola por estas casas pasarán entre 2.500 y 3.000 turistas a lo largo del año, visitantes que generarán actividad económica en Muelas, en Ricobayo y en todos los lugares de la provincia de Zamora que decidan visitar durante su estancia en el Poblado del Esla.

Preparativos en el dormitorio de una vivienda EMILIO FRAILE

Iberdrola ha reformado recientemente otros poblados emblemáticos como los de Aldeadávila o Villarino de los Aires junto al río Tormes, en la provincia de Salamanca, o el de Alcántara, junto al Tajo, en la provincia de Cáceres. En total ha rehabilitado 50 viviendas para ofrecer como casas rurales a sus empleados, prejubilados y jubilados.

Como ya viene haciendo la compañía a lo largo de los años con los apartamentos de costa para las vacaciones de verano, en esta ocasión ha lanzado la posibilidad de que los interesados puedan alojarse durante todo el año, por periodos semanales.

Las obras de adecuación han servido para dotar a las casas de los cuatro poblados de las comodidades necesarias para cumplir todos los estándares de confort. Además, habrá personas encargadas de preparar cada vivienda antes de recibir a los inquilinos, con el fin de cumplir todos los protocolos de seguridad necesarios para hacer la estancia lo más agradable y segura posible.

Cocina completamente equipada EMILIO FRAILE

Sin duda, la apertura de estas viviendas como casas rurales contribuirá a reactivar la oferta turística en Muelas del Pan y entorno al embalse de Ricobayo, al atraer a nuevos visitantes que al regresar a sus ciudades de origen ayudarán a promocionar un destino con indudables atractivos medioambientales.

Luces del Duero

Durante la primera mitad del siglo XX, los proyectos de construcción de presas en España desbordaban los aspectos estrictamente técnicos o empresariales. Su magnitud y complejidad requerían de una ingente cantidad de mano de obra, lo que unido al hecho de que estas obras se llevaban a cabo a menudo lejos de los grandes núcleos de población, hacía necesario construir en el entorno directo de la obra lo que se conoció como los “poblados”, verdaderos pueblos donde se desplazaban los trabajadores de la presa con sus familiares y donde habitarían durante el desarrollo de las obras. Eran verdaderas localidades levantadas de la nada, donde se necesitaba instalar todo cuanto fuera imprescindible para el desarrollo de la vida cotidiana: además de la lógica infraestructura escuelas, enfermerías, hospitales, instalaciones deportivas –generalmente frontones o campos de fútbol–, iglesia, cantinas, viviendas y muchos barracones.

1- Vista general del Poblado del Esla, junto al embalse de Ricobayo, lleno de jardines y caminos para pasear. 2- VIstas desde una ventana. 3- Preparativos en el dormitorio de una vivienda. 4- Cocina completamente equipada. 5- Salón de una de las casas rurales. 6- Mobiliario en el interior de las viviendas. 7- Vistas desde un balcón del Poblado del Esla. A. B.

Asentamientos como el Poblado del Esla fueron lugares de trabajo donde muchos españoles encontraron un sustento y conocieron por primera vez algunas de las comodidades de la “vida moderna”, todavía entonces ajenas al medio rural del que procedía buena parte de los obreros, tales como el agua corriente, la luz eléctrica –cómo no–, la asistencia médica, la formación escolar de calidad para los niños o la instrucción profesional para jóvenes mujeres que entonces no se incorporaban todavía a las labores manuales de las obras.

Todo un hito

La construcción de los Saltos del Duero se inició prácticamente con el nacimiento del siglo XX, con la estela de la euforia despertada por los descubrimientos técnicos en el transporte de la electricidad. Fue entonces cuando muchos industriales españoles se lanzaron a recorrer las vertientes de los ríos ibéricos.

Fueron viajes sorprendentes, ya que las zonas más ricas en el aprovechamiento del agua para la generación eléctrica se encontraban en lugares complicados y muy alejados de las poblaciones.

El caudaloso río Duero, a pesar de ser vehículo de transporte durante largas épocas, ocultaba en su tramo inferior un tesoro inimaginable en forma de energía.

Fue el ingeniero José Orbegozo quien se dio cuenta de las enormes posibilidades del tramo internacional y de la magnitud del proyecto, lo que exigía un tratamiento global del mismo, acorde con la importancia del aprovechamiento. Con el objetivo de desarrollar todas las concesiones bajo una única dirección, se creó la Sociedad Hispanoportuguesa de Transportes Eléctricos que, en 1928, pasó a denominarse Saltos del Duero, germen de la actual Iberdrola.

Salón de una de las casas rurales EMILIO FRAILE

El proyecto consistía en construir saltos poderosos que aprovecharan la fantástica caída del agua y crear grandes embalses en los ríos Esla y Tormes. Estos embalses regularían el caudal y garantizarían la producción de las centrales que se instalan en aguas abajo, bien en el tramo nacional o internacional del Duero, que, en la misma frontera entre España y Portugal y a lo largo de 160 kilómetros de curso, ofrecía un desnivel de 400 metros.

Con el aprovechamiento de los saltos del Duero se inició la construcción de los grandes embalses reguladores, con centrales a pie de presa, que hasta ese momento no habían sido construidos ni en España ni en Europa.

Liderazgo global

Iberdrola está vinculada a Zamora y a Castilla y León desde sus orígenes, hace más de 115 años, y desde esta tierra viene impulsando la transición hacia energías renovables, limpias y competitivas que promueven el desarrollo de una sociedad sostenible y responsable con el entorno medioambiental y socioeconómico.

Mobiliario en el interior de las viviendas EMILIO FRAILE

La apuesta por las energías limpias comenzó con la promoción de los Saltos del Duero y este compromiso, más de un siglo después, se ha materializado convirtiéndose Iberdrola en un líder energético global, el primer productor eólico y una de las mayores compañías eléctricas por capitalización bursátil del mundo.

En Castilla y León, Iberdrola es líder en el desarrollo de estas energías, con la gestión de más de 5.200 MW renovables (3.500 MW hidroeléctricos). La conexión de la empresa con Zamora es muy estrecha, y sigue invirtiendo en la provincia: destinarán 36 millones de euros a redes durante los próximos cuatro años, otros 40 millones a la ampliación de parques eólicos, cuatro millones a infraestructuras hidráulicas en 2022 y una aportación fiscal recurrente de más de 13 millones de euros anuales de impuestos provinciales.