La agricultura y ganadería en Zamora deberá ser más verde a partir de enero de 2023, cuando la nueva Política Agraria Común entre en vigor.
Las nuevas medidas que deberían adoptarse para garantizar la mejora medioambiental se remitieron el pasado diciembre a Bruselas en el Plan Estratégico a nivel nacional, que recogía las particularidades de la agricultura y ganadería en España, así como dentro de ella.
El Plan Estratégico dibujaba una agricultura y ganadería más verdes que nunca, en el que se potenciaba por ejemplo, en el caso de Zamora, la ganadería extensiva o la siembra directa frente al modelo intensivo o el arado de la tierra.
Pero no ha sido suficiente. Bruselas acaba de remitir sus conclusiones sobre el plan elaborado desde el campo español, donde señala que hay que ir más allá: la agricultura y ganadería local deberán ser aún más verdes de lo que estaba planteado si se quiere acceder a las ayudas PAC del próximo ejercicio.
Las principales carencias a ojos europeos serían la falta de medidas para adaptar la agricultura al cambio climático, por lo que el campo zamorano deberá comprometerse aún más con su faceta más medioambiental para percibir las ayudas.
Bruselas ha considerado que hay que ahorrar más agua para luchar contra la desertización. Actualmente, la Junta de Castilla y León se encuentra inmersa en reclamar más superficie de regadío en la comunidad.
Además, de ahora en adelante habrá que mejorar los eco-esquemas, que a parir de 2023 comprometerán el 25% de los pagos, por lo que se deberán incluir prácticas más sostenibles y corregir errores financieros respecto a ellos.
Pero no todo han sido reprimendas, también ha habido felicitaciones, como en el caso del pago redistributivo, que acorta las diferencias entre las explotaciones de distintos tamaños. En relación al Pacto Verde europeo, el veredicto es positivo sobre los objetivos de superficie de producción ecológica y de digitalización.
Objetivos
Ahora, el objetivo es preparar la respuesta a las observaciones de la UE al Plan Estratégico nacional, para lo que los sindicatos agrarios y administraciones locales se están reuniendo durante estos días.
que incentiven la innovación en el sector agrícola en las zonas rurales, mejorar la viabilidad de todos los tipos de agricultura y promover las tecnologías agrícolas innovadoras y la gestión sostenible de los bosques.
También se financiarán proyectos para promover la organización de la cadena alimentaria, el bienestar de los animales y la gestión de riesgos en la agricultura.
La eficiencia de los recursos y apoyar la agricultura baja en emisiones de CO2 serán grandes objetivos para el Feader, así como restaurar y mejorar los ecosistemas relacionados con la agricultura.
Por último, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo económico en las zonas rurales es un objetivo que desde Bruselas quieren conseguir a través de la agricultura, para dinamizar el mundo rural de zonas como Zamora.
Con la producción agraria como fundamento, el segundo pilar de la Política Agraria Común es el desarrollo rural, una línea que la nueva PAC pretende potenciar más que nunca.
Aunque Zamora se descubre como una de las provincias más afectadas por la despoblación de toda la Unión Europea, el envejecimiento de la población es un problema acuciante en todo el continente, especialmente en sus zonas rurales.
Por ello, la PAC promueve el desarrollo rural a través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (Feader). El mundo rural de Zamora podrá beneficiarse de los fondos Feader para promover proyectos
La guerra de Ucrania fuerza cambios de última hora en la agricultura
La nueva Política Agraria Común es el resultado de las negociaciones entre estados miembro y agentes sociales durante cuatro años, tras los que al fin, se llegó a un acuerdo el año pasado. Como siguiente paso al modelo final de PAC, cada país elaboró un Plan Estratégico que adaptaba la normativa a su territorio concreto y al hilo del contexto que Europa vivía por aquel entonces.
La pandemia fue el primer agente que desestabilizó los planes europeos: el aumento de los costes de producción volvieron inviable la actividad agraria, como la siembra de cereal o la rentabilidad de la ganadería de vacuno de leche.
Ucrania ha sido el segundo batacazo que ha puesto en peligro la planificación PAC, que ahora debe adaptarse al nuevo contexto de aumento de precios. Las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania también se integran en la PAC como la necesidad reducir la dependencia de carburantes fósiles y otros insumos externos con el fin de conservar a la capacidad productiva de las explotaciones y su viabilidad a largo plazo.
En este ámbito, Bruselas ha pedido que los nuevos planes estratégicos incluyan medidas para reducir la dependencia de la agricultura local de las importaciones de fertilizantes y eleven la generación de energías renovables, sin que eso menoscabe la producción alimentaria.
La agricultura y ganadería zamorana afronta nuevos retos derivados de una guerra que transcurre a más de 4.000 kilómetros y que marcará los próximos cinco años de la Política Agraria Común.
