La Opinión de Zamora

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Las limitaciones al turismo en Arribes “hartan” a los empresarios del sector

Un municipio salmantino plantea su exclusión del Parque Natural y emprendedores zamoranos estudian trasladar sus negocios a Portugal

Mirador del Picón del Moro en Saucelle. | Archivo

Los municipios y empresarios del Parque Natural de Arribes del Duero vigilan atentos a Pereña de la Ribera, el municipio salmantino que se está planteando solicitar su exclusión del espacio protegido debido a las normativas que limitan las actividades turísticas dentro del Parque. Ya hay un precedente en Zamora, donde un grupo de vecinos de Castro de Alcañices logró en los tribunales que su término quedara fuera del parque, tras un largo litigio judicial.

En el caso de Pereña, la polémica se ha visto reavivada por la decisión de Medio Ambiente de prohibir una carrera de trail –carrera de senderos– que ya estaba convocada para evitar que el paso de los corredores pueda alterar el ciclo reproductivo de algunas especies de aves.

Los organizadores de la carrera tuvieron que ver cómo un día después también les anulaban parte del recorrido de al etapa diseñada para Villarino de los Aires (Salamanca), también dentro del Parque de Arribes del Duero. Finalmente, la competición se tuvo que suspender.

Vista de los Arribes del Duero.

La incongruencia es mayor aún cuando el mismo espacio natural se gestiona con criterios diferentes en la otra orilla del río, donde habían las mismas especies pero, por lo general, las autoridades de Portugal suelen ser más permisivas con este tipo de actividades que la Junta de Castilla y León y la dirección del parque español. De hecho, la misma competición sí se pudo desarrollar en su etapa de Sendim, concelho de Miranda do Douro, también en pleno parque del “Douro Internacional”, que es como se llama al espacio protegido en el lado portugués.

Empresarios zamoranos y salmantinos coinciden, igualmente, en que es más fácil conseguir instalar embarcaderos o sacar licencias para navegar el río cuando se solicitan en Portugal, a pesar de que se trata de las mismas aguas internacionales y de que la avifauna pasa de un lado a otro sin saber que hay dos Gobiernos diferentes. “Somos varios los que hemos registrado empresas en Miranda para poder trabajar, en Castilla y León es cada vez más difícil”, lamenta un empresario del sector.

Mirador de Unamuno en Mieza (Salamanca). Todo el acceso es un placer para el visitante. En los arribes salmantinos no hay problema de despeñarse. Cedida

Las normativas no solo protegen la tranquilidad de la fauna, sino también el paisaje: se exige que construcciones nuevas cumplan determinadas características para encajar con la arquitectura tradicional del entorno. Esto ha llevado a prohibir en la orilla española construcciones de madera –se exige revestimiento en piedra– a pesar de que ya existen casetas de este tipo dentro del espacio natural, tanto en el lado español como en el portugués.

Los aerogeneradores, la mayor amenaza al paisaje y las aves

Pero, por encima de todo, este empeño de proteger el paisaje y las aves contrasta con las facilidades a las empresas eléctricas que van a instalar un total de 66 aerogeneradores en Sayago, dentro de la Reserva de la Biosfera “Meseta Ibérica”.

Las torres de mayor tamaño tendrán una altura de 245 metros, la misma que tienen los rascacielos de Chamartín (Cuatro Torres Bussiness Area) en Madrid. Los “molinos” se podrán ver desde Arribes, desde Portugal e incluso desde Zamora capital.

“Protegen la nidificación, pero cuando los pollos crezcan y salgan a cazar a las explanadas de Sayago, que es su zona de campeo, se encontrarán con trampas mortales en forma de aspas de 80 metros de largo”, señala Delfín Martín, uno de los portavoces de la asociación “Otra vez no en Sayago”.

Recuerda que en otros parques eólicos con molinos de menores dimensiones se recogen cada día aves muertas a los pies de las torres, y que “el macroparque que se pretende instalar en Sayago está en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica”.

Por último, la asociación critica que no se evaluará los efectos sobre el paisaje y el medio ambiente de estos proyectos, ya que “el pasado 29 de marzo, aludiendo a la urgencia provocada por la guerra de Ucrania, el Gobierno eliminó por Real Decreto la necesidad de llevar a cabo el estudio de impacto ambiental para los proyectos de energías renovables”.

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