La familia de refugiados ucranianos integrada por Oleksandr Romanov y su esposa Valentyna Romanova ya están sanos y salvos en Zamora tras poder abandonar Ucrania y librarse de la invasión rusa. El acto humanitario del profesor y catedrático universitario y fotógrafo profesional alistano, residente en Francia, Jesús del Río, obró el milagro.

Una dantesca y triste historia, la de los Romanov, que ya han vivido tres contiendas, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, donde 14 de sus miembros murieron en el campo de batalla luchando contra Adolf Hitler.

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Después llegó un largo período de relativa tranquilidad hasta el 6 de abril de 2014 en que comenzó “guerra del Dombás” como reacción a la “Revolución de la Dignidad”, tras las protestas prorrusas por la adhesión de Crimea a Rusia. Así fue como Oleksandr Romanov, Valentyna Romanova y su hija Sveltlana se convertían en refugiados de la guerra del Dombás y encontraron asilo en la ciudad de Korostén, junto al río Uzh. Un importante nudo ferroviario y punto terminal de uno de los electrotenes de Kiev, principal objetivo de la invasión rusa.

Allí vivieron con la ayuda del gobierno de Ucrania hasta que Putin ordenó invadir Ucrania y la tranquilidad se convirtió en una auténtica pesadilla. Dos personas mayores, con delicada salud (ella sufrió dos ictus) y sin alimentos, ni calefacción en una zona donde la temperatura más benigna de estas fechas se sitúa en torno a 5 grados bajo cero.

El matrimonio ucraniano junto a su hija Svetlana en el momento de la llegada a Zamora y Jesús del Río. | Ch. S.

Oleksandr y Valentyna llegaron incluso a resignarse y creer que llegaba su fin. “Durante seis días estuvimos refugiándonos en el baño del sótano, al ser el lugar más seguro, pequeño y sin ventanas. Era agotador, nos ahogábamos y teníamos que salir a respirar y tomar aire. Al final decidimos echarnos en la cama y descansar algo y por lo menos si había que morir, morir a gusto”.

“Cada día les llamaba y al escuchar las bombas sabía que podía estar despidiendo para siempre de mis padres"

Si mal lo pasaron ellos igual o peor su hija Sveltlana casada en Valcabado del Pan. “Cada día les llamaba y al escuchar las bombas sabía que podía estar despidiendo para siempre de mis padres. Lo he pasado muy mal, sin dormir y sin comer”.

Sveltlana logró contactar con Jesús del Río Luelmo y ahí dio comienzo una evacuación a vida o muerte como ya sentencio el alistano: “O salimos los tres o no salimos ninguno”. Un viaje de 3.333 kilómetros desde Korostén a Zamora Ucrania, Polonia, Chequia, Alemania, Francia y España que tras cuatro días terminó con éxito.

Los refugiados comenzaron dar todas sus pertenencias a un vecino a cambio de que los llevase en su coche a la estación ferroviaria aun sabiendo lo difícil de encontrar billete bajo los misiles. Tuvieron suerte y pudieron coger un tren en Korostén y tras 8 horas llegar a Lviv donde el alistano lograba dar con ellos.

La humanidad de un hombre

Jesús del Río Luelmo, participa desde hace años en misiones humanitarias con ONG internacionales, entre ellas el Comisionado para los Refugiados de la ONU, en países como Sudán, Kenia, Marruecos (orfanato), Mauritania, Honduras, Turquía, Irak o la antigua Yugoslavia.

En Ucrania, la escasez de guías, traductores y seguridad, –la mayoría contratados por los medios de prensa extranjeros, dada la situación llevaron a Jesús a adentrarse sólo en territorio hostil: “Tenía todas las papeletas para que todo saliera mal y todo ha salido bien”.

Localizados los refugiados y llegados a la frontera, a partir de ahí 16 horas en una interminable cola para salir de Ucrania y entrar en Polonia, desde las 6 de la tarde del martes a la 10 de la mañana del miércoles, en una caravana de alrededor de 10.000 vehículos que se movían a razón de veinte metros por hora”.

Hasta la puerta de casa

La primera noche en Polonia se hospedaron un hotel donde sus propietarios al conocer su rocambolesca historia no dudaron en ofrecer todas las comodidades gratis. Llevaban tres días sin comer. Lejos de la barbarie de la guerra Jesús les fue alojando en los mejores hoteles. La hija Sveltlana estaba dispuesta a ir a buscarlos a Polonia, pero se encontró con la solidaridad alistana. “No se preocupe señora yo los llevaré hasta la puerta de su casa en Zamora”.

La familia Romanov, se reagrupaba así con su hija Sveltlana y su yerno de Valcabado del Pan donde muy pronto podrán disfrutar de la tranquilidad y el sosiego del medio rural zamorano tras una vida bajo el tronar de las bombas, tanques y misiles. “Ha sido el milagro de Jesús, que Dios lo proteja. Es un hombre de palabra. Oro puro salvando vidas” asevera Sveltlana muy agradecida. Ya en casa pudieron disfrutar de un primer plato a base de sabroso jamón alistano. Agradecimiento también para Daniel Ferreira Fernández.

El matrimonio ucraniano con Jesús del Rio, recibidos con jamón y queso Ch. S.

Los Romanov, felices en España no olvidan sus orígenes. “Rusia no ganará, porque Ucrania nunca se rendirá. Estamos en contacto con hombres que se han quedado allí a defender nuestro país. Por la mañana se levantan y van a sembrar trigo porque hay que tener alimentos para comer, regresan a medio día ayudar en los hospitales y heridos y por la noche cogen el kalashnikov como soldados. Destruirán nuestro país, pero en dos años lo volveremos a levantar. En 1945 Ucrania quedó destruida y en 1947 todo estaba levantado. No perdemos la esperanza: Ucrania seguirá siendo un país libre, pero necesitamos que nos ayuden todos los países a defendernos de Rusia”.

Los ahorros

Nada más encontrarse con su salvador, los abuelos entregaron todos sus ahorros para que “los utilizase para salvar a más ucranianos”. Jesús del Río, se los canjeó por euros, y al llegar a Zamora se los devolvió. La hija quería abonarle los gastos (gasolina) cosa que tampoco aceptó.

Para durante el viaje desde Ucrania

Jesús del Río, aprovechó su estancia en España, para visitar a su madre que reside en Salamanca. Luego se acercó hasta su Alcañices del alma dos horas: “Necesitaba ver la Torre del Reloj y pisar tierras alistanas”. Por delante tiene el mes de marzo para seguir con sus misiones humanitarias en Ucrania. El día 18 formara parte de otra misión humanitaria. El 1 de abril se reincorporará a la docencia en Marsella (Francia) tras obtener su cátedra de Desarrollo Sostenible. Actividad que ya desarrolló anteriormente en la Universidad de París, así como en Inglaterra, Turquía e Italia.

Descaso y médico

La Guerra de Ucrania cambio sus planes previstos para marzo: tenía programado un viaje humanitario en África con los “Niños de la Guerra” del Congo considerado el país del mundo con más niños soldado: más de 30.000 en grupos armados. Sin hogar, pobreza y abandono son los blancos perfectos para el reclutamiento.

Oleksandr (6 de abril 1949) y Valentyna (23 de marzo) podrán celebrar ya sus próximos cumpleaños en España. Antes, lo primero, dormir en la casa familiar e ir al médico. De Ucrania a Zamora: misión cumplida.