Los mozos de San Vicente de la Cabeza han acordado recuperar este año la mascarada veraniega de “El Atenazador”, que como ya es habitual en los últimos años cambiará su fecha original de San Pedro (29 de junio) por la de San Lorenzo Mártir (10 de agosto), coincidiendo con las fiestas y con la mayor afluencia de hijos del pueblo y visitantes en la localidad.

Además, la mascarada estrenará sede este año. El Atenazador volverá a tener casa propia en el antiguo Molino de las Peñas, construido hacia el año 1889.

El Ayuntamiento de San Vicente de la Cabeza, que preside Fernando González Rodríguez, ha afrontado la restauración del viejo inmueble urbano que pasará de convertir los granos de trigo y centeno en blanca harina, movido por las aguas del río Aliste, a ser la sede de la mascarada veraniega como lugar de encuentro, salida y llegada del Atenazador.

De momento ya se ha reconstruido en su totalidad la cubierta y se han colocado en el interior a modo de mesas dos piedras (moliendas francesas).

La restauración continuará a lo largo de los próximos meses para tenerlo listo para el mes de agosto, antes de la fecha prevista para la mascarada.

El molino reconvertido en la Casa del Atenazador. | Ch. S.

Posible invitación a Miguel Ángel Revilla

Si la pandemia evoluciona favorablemente y se puede celebrar El Atenazador, la juventud tiene pensado invitar con carácter oficialal presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla Ruiz.

El presidente cántabro ya conoce la ancestral mascarada alistana pues durante varios años El Atenazador de San Vicente de la Cabeza ha participado en el “Carnaval de Piasca”, pueblo perteneciente al municipio de Cabezón de Liébana, donde Miguel Angel Revilla conoció sus avatares e incluso manejó las tenazas de escalera.

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Máscaras alistanas en Cantabria La Opinión de Zamora

La idea es que el mediático presidente de Cantabria pueda devolver a tierras alistanas la visita que los alistanos hicieron a sus tierras cántabras para relanzar sus tradiciones ancestrales.

La despoblación rural se está convirtiendo en uno de los grandes problemas a la hora de poder mantener las tradiciones en los pueblos alistanos pues, aparte de ser cada vez menos los vecinos, la mayoría de los residentes son personas de la tercera edad y los niños, adolescentes y jóvenes brillan por su ausencia.

Tradiciones de este tipo perviven, en muchos casos, gracias a los hijos y nietos de vecinos que en fechas señaladas vuelven a visitar el pueblo de sus orígenes, pero no hay suficientes jóvenes residentes, poniendo en peligro la pervivencia de muchos de estos ritos a medio y largo plazo.

“Si queremos que nuestras tradiciones no se pierdan y desaparezcan tenemos que involucrarnos todos y muy en particular los más jóvenes. En San Vicente hacemos y haremos todo lo posible por preservar tanto el entruejo como el Atenazador”, señalaba Adrián Blanco Rivera.

Los mozos cuelgan el “Entruejo”, que este año representa a Vladímir Putin

Otra tradición de San Vicente de la Cabeza recuperada este año ha sido la del “Entruejo”, que curiosamente en este pueblo no se celebra en los días previos a la Cuaresma, sino el propio Miércoles de Ceniza.

Tras dos años sin poder celebrarse a causa de la pandemia, los mozos de San Vicente de la Cabeza cumplieron con la tradición. Un ritual que comenzó yendo al monte a cortar leña para la lumbre.

Ya por la noche, cuando los vecinos están en la cama, los jóvenes se juntan para “pagar la media”, un rito donde los adolescentes pasan a ser mozos, para lo cual tienen que pagar “la media” que sufraga el coste de la convidada nocturna a base de vino, escabeche y pan, aunque ahora se prefiere la carne asada. Tras la comilona se sale a cantar la ronda por las calles del pueblo.

Preparador del Entruejo con un nabo de remolacha. | Ch. S.

El Entruejo de San Vicente, según la ancestral tradición pasada de generación en generación “es un tío malvado y listo como el sólo que robaba las longanizas, jamones, lomos, botillos, tocinos y morcillas para comérselos él y que no se estropease la matanza ya que durante la cuaresma había que guardar ayuno y abstinencia”.

Como venganza los mozos lo colgaban en lo alto de un árbol en la plaza del pueblo tras recuperar las viandas muy necesarias para las faenas veraniegas de la siega, trilla y acarreo.

Dado que la matanza este año la matanza del cerdo está ya a salvo en las despensas y la verdadera matanza está teniendo lugar en Ucrania, los mozos han creado el Entruejo que este año representa a Putin, cuya cabeza como manda la tradición es un gran nabo de remolacha criado en la ribera alistana, acompañado de un mensaje claro y contundente: “No a la guerra”