"Tenemos la mejor joya de patrimonio cultural de Semana Santa a nivel internacional, no hay otra Semana Santa como la de Bercianos, no hay ninguna otra", ha declarado el profesor José Luis Alonso Ponga de la Universidad de Valladolid, autor del estudio “Semana Santa en Bercianos de Aliste: Un Patrimonio Cultural Inmaterial en Europa” que se ha presentado esta tarde en Zamora.

Un arduo trabajo en colaboración con los vecinos que será un referente obligado a la hora de conocer los aconteceres más históricos del pueblo, la cofradía y su sobrecogedora Pasión de Cristo. 

Patrimonio europeo

El objetivo es "dar difusión para que nos reconozcan como patrimonio inmaterial europeo y posteriormente de la UNESCO", ha declarado el autor sobre proceso con un "recorrido grandísimo" que hoy pone otro motivo más sobre la mesa: la edición de este volumen de más de 400 páginas que recoge la Semana Santa de Bercianos como epicentro de una sociedad que gira en torno a ella durante todo el año y cuyas raíces calan hondo en su pasado.

Bercianos de Aliste inicia hoy, Miércoles de Ceniza, la cuenta atrás y los preparativos para la “Pasión y Muerte de Cristo” de su Semana Santa declarada Fiesta de Interés Cultural de Castilla y León y Bien de Interés Cultural tras dos años sin procesiones a causa de la crisis sanitaria global originada por la pandemia del COVID.

Bercianos dio el primer paso, –el estudio será la piedra angular–, para solicitar a la UNESCO la declaración de su Semana Santa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: “Lo merecemos y lo vamos a conseguir”.

ZAMORA. PRESENTACION LIBRO SEMANA SANTA BERCIANOS JOSE LUIS FERNANDEZ

El acto contó con la presencia del presidente de la hermandad penitencial del “Santo Entierro” y alcalde del Ayuntamiento de San Vicente de la Cabeza Fernando González Rodríguez y del párroco Pedro Faúndez Mayo.

Jesús María Prada (Diputado de Cultura) y Javier Faúndez Domínguez y Jesús Lorenzo Mas (Mancomunidad Tierras de Aliste) daban el apoyo de Diputación de Zamora y ayuntamientos.

Ponga llegó a Aliste en 1980 para realizar un trabajo de campo sobre religiosidad popular. En 2012 la cofradía del Santo Entierro le nombraba primer pregonero de su Semana Santa. Ha trabajado en el estudio diez años.

Es ya un alistano de corazón y su día a día quedó unido a Bercianos: “A mi juicio el gran valor de estas manifestaciones radica en que forman parte de la idiosincrasia de un pueblo porque él la ha modelado sobre la base de la comunidad vecinal y parroquial en una continua negociación, consiguiendo una simbiosis raramente alcanzable. Conforman un conjunto de vivencias en las que el grupo se siente cómodamente identificado.

"Cada protagonista siente los ritos profundamente porque forma parte de su manera de ser individual y colectiva. Por ello se ha convertido en una fuerte seña de identidad local y grupal, y por eso, las nuevas generaciones se han incardinado en las viejas tradiciones aportando sabia joven y perspectivas actuales”.

Una tradición documentada

Sentencia Ponga que “Para comprender la religiosidad popular que ha llegado a nosotros tenemos que tener en cuenta las normas de los obispos a lo largo de los siglos pero fundamentalmente en el siglo XIX. En el caso de las Vicarías de Alba, y Aliste fue el obispo Maximiliano de Austria en 1713 quien aquilató y desmenuzó la doctrina que debería de aplicarse en su jurisdicción. De allí arrancaron muchas creencias y prácticas que hoy se convertido en normas de la religiosidad de la comarca alistana porque han llegado hasta nosotros por tradición oral como normas que los más ancianos trasmitían a los más jóvenes”.

Desde Santiago Compostela la normativa fue revisada en el año 1825 por el arzobispo Rafael Vélez con una relectura de las costumbres que a su juicio “No hacen bien a las almas y que, al contrario, son causa de pecado”.

Las cofradías de la Vera Cruz salían disciplinándose las noches del Jueves Santo o Viernes Santo hasta sus ermitas. Luego comían y bebían para reponer fuerzas y contrarrestar la pérdida de sangre en las disciplinas.

El “Descendimiento” de Bercianos se ha conservado hasta nuestros días como un rito nucleante de la Semana Santa por voluntad de la cofradía del Santo Entierro y es de capital importancia para comprender estas dramatizaciones de la Pasión de Cristo.

De su celebración tenemos constancia escrita hace 331 años: fue en 1691 la primera vez que se anotaron las cuentas los gatos del predicador que cobraba 15 reales. Al año siguiente se le pagaron 40 reales “Por el Sermón de Viernes Santo y Pascuas”.

La actual Santa Cruz va camino de los cien años: obra del carpintero de Bercianos en 1937, se hizo con la madera de dos robles munales. Se gastaron 9 pesetas en convidar a quienes cortaron los árboles, en las hechuras y en el tornillo que sujeta ambos brazos en el centro. La existencia de la Cruz del Decendimiento está documentada desde1691: se hizo y pintó junto a la imagen del Cristo Crucificado. En 1773 se pagaron 56 reales por pintarla de verde. En 1896 se volvía a pintar y en 1899 se compuso de nuevo. En 1866 se pagaron 30 reales por la cruz traída de Moveros .

Los pendones procesionales Negro y Morado portados por los mozos abren “La Carrera” de Jueves Santo y “Santo Entierro” de Bercianos . En 1613 el Visitador del Arzobispado de Compostela mandó comprar un pendón de damasco negro dado que la hermandad disponía de fondos para ello. Se encargo al bordador Alonso Prieto de Zamora que lo compuso “Con sus borlas, cordones y franjas”.

Fue enriquecido en 1620 colocando en la parte superior “Una cruz con su corona de espinas pintada de verde”. Tan orgullosos se sentían los penitentes de su enseña que a raíz de la siguiente visita pastoral se adquirió en la feria de Zamora un arca de pino para guardarlo. En 1770 consta en el testamento del vecino José Martín: “Mando a la cofradía de la Cruz un pendón de damasco negro armado y compuesto con sus cordones de seda, su cruz de alquime y que todo su costo se pagase de sus bienes y fuese cosa decente”.

La primera “Cruz de Plata” fue obra del platero zamorano Juan Rodríguez de Lemos en 1623 con un coste de 900 reales aportados por la hermandad, más otros 100 posteriores. Hubo de ser reparada en 1659. Fue él también el autor en 1632 de la cruz para San Francisco de Alcañices.

Bercianos y su iglesia pertenecieron al Marquesado de Alcañices que se repartía con el cura, Cayetano Puente en 1971, diezmos y primicias: 5 fanegas y 1,5 celemín trigo, 65,5 de centeno, 15 manos de lino, 6 arrobas de lana, 35 crías de lana y pelo (corderos, cabritos y terneros), 3 cerdos de leche, y 80 reales de vellón de leche. Por “La Era” del la Vereda Real de Galicia, para trillar, pagaban al marqués 16,5 fanegas de centeno (247 reales y 7 maravedíes. El Sínodo de 1613 argumentaba que por precepto divino “se debe devolver a Dios el diezmo”, pues a los que contribuían Dios los socorría y a quien defraudaba le enviaba castigos.

La Fundación Joaquín Díaz, que edita la obra, sentencia que el estudio de Ponga “trata de aportar luz sobre las claves que sustentan esta espectacular tradición y explicar porque esta joya del patrimonio inmaterial europeo se encuentra en el Aliste zamorano: “El Jueves Santo y Viernes Santo procesionan los cofrades de la Vera Cruz o Santo Entierro de Bercianos en una ritual ininterrumpido desde hace siglos. Lo hacen porque forma parte de sus relación con la religión y la memoria de los antepasados. No es una puesta en escena de un teatro religioso trasnochado, sino una vivencia profunda que contribuye al refuerzo de la identidad local y de la hermandad en la vecindad”.

Florian Ferrero, autor del prologo, sentencia: “Ponga ha recorrido las tierras alistanas y contemplado sus procesiones, ha sido espectador y penitente anónimo en sus procesiones, ha preguntado y escuchado a hombres y mujeres y compartido con ellos la comida, alegrías y duelos, ha revisado libros y documentos,  sufrido y disfrutado como un vecino más en la Pasión y en la vida berciana. Y fruto de ello es esta magnífica obra”.