Kilómetros de bancales y terrazas, paredes levantadas a mano sobre laderas en un territorio que se antoja imposible para trabajar la tierra identifican el paisaje ribereño de Fermoselle. Un patrimonio natural y etnográfico ligado a tierras pobres donde han subsistido viñedos que han producido uvas de extraordinaria calidad.

En semejante vergel, que hoy es un paraje prácticamente baldío, ha puesto los ojos José Luis Pascual, emprendedor salmantino casado con una fermosellana, para lanzar un proyecto de desarrollo del territorio. El objetivo es recuperar los viñedos en los bancales situados en la ladera sur de Fermoselle que mira al río Tormes.

Acompañado por el alcalde de Fermoselle, José Manuel Pilo, Pascual presentó ayer el proyecto a la delegada de la Junta, responsables del Medio Ambiente y del Parque Natural Arribes del Duero.

La primera fase comenzaría con la recuperación de unas diez hectáreas en zonas de terrazas y bancales, con enormes paredones de piedra de hasta tres y cuatro metros de altura que consiguen eliminar los desniveles de la tierra para hacerlas cultivables.

La proeza de tantas generaciones que consiguieron producir en esos planos inclinados de los arribanzos fermosellanos hoy es un “legado maravilloso que no podemos perder” defiende José Luis Pascual. Detrás de la iniciativa de este emprendedor, que ya cuenta con una bodega y elabora vino en la capital de los arribes, hay viticultores de otras denominaciones de origen esperando a que el tren arranque.

Paredes de piedra en los bancales de Fermoselle Cedida

“Este paisaje de terrazas y paredes es una muestra clara de la sabiduría de nuestros antepasados y eso es muy atractivo para los grandes gurús del mundo del vino. Fermoselle tiene que aprovechar esa oportunidad, aquí esas obras están hechas, esos bancales no tienen precio. Puede ser una forma de recuperar población y generar empleo” destaca José Luis Pascual.

La maravilla del Douro

Fermoselle tiene además un espejo en el que mirarse, al otro lado del río. “Portugal es un modelo que nos ha llevado motivarnos. Es una maravilla ver el Douro labrado de viñedos en bancales y terrazas”. No solo esa zona. José Luis Pascual destaca los ejemplos del Priorato, en Cataluña, la Ribeira Sacra gallega o El Bierzo leonés, zonas donde el terreno se ondula, escarpados relieves y laderas donde recoger la uva es a veces un tarea de vértigo. Experiencias de éxito en un sector muy competitivo como es el mundo del vino.

“La historia y nuestros antepasados nos han mostrado el camino, recuperar el uso de esas infraestructuras no solo es una deuda sino un reconocimiento a quienes, de forma muy inteligente, fueron capaces de producir con muchos menos medios” apunta Pascual sobre la singularidad del paisaje fermosellano.

Los orígenes

El proyecto que comenzó a gestarse en el año 2019 ya ha dado un paso importante con la adquisición de los terrenos en la zona conocida como “Las Horretanas” o el paraje de La Cicutina, afectados por el gran incendio de 2017. Un trabajo de artesano pues se trata de minifundios de apenas 200 ó 300 metros, muchos de ellos de varios propietarios. “Ha sido una labor compleja, a veces desesperante conseguir poner a todo el mundo de acuerdo y hasta identificar parcelas que prácticamente estaban perdidas” reconoce José Luis Pascual.

Ahora llega el proceso de comunicación con la Junta, que debe de autorizar el cambio de uso de las parcelas y la roturación del terreno para plantar el viñedo. ¿Problemas?. “No tendría por qué. La propia normativa del Parque Natural establecía la conveniencia de recuperar los bancales. Y la única manera de asegurar su conservación es volver a plantar los viñedos” defiende el empresario.

José Luis Pascual

Habrá que superar la estricta normativa de un territorio declarado Parque Natural. Y a partir de ahí el objetivo es plantar viñas con las variedades autóctonas de la zona: Bruñal, Mandón y Mencía en blanco; y Puesta en Cruz y Malvasía en tinta. “Las uvas autóctonas son las que mejor se han adaptado a estas tierras tan pobres”. Es sabido en Fermoselle que la cuenca de Duero y el Tormes es donde se ha dado el viñedo más productivo.

Apoyo del Ayuntamiento

La recuperación de los bancales y con ella el modelo de “viticultura heroica”, considerada así la que se practica con el viñedo en terrazas o una inclinación mayor al 30%, ha recibido todas las bendiciones del Ayuntamiento de Fermoselle. Su alcalde, José Manuel Pilo, es un convencido del potencial del vino como “motor” del desarrollo de la villa de los arribes.

“Detrás de José Luis vendrán más proyectos” avanza el regidor sayagués. Porque no son ni una ni dos las consultas que recibe el Ayuntamiento sobre posibilidades de asentamiento en Fermoselle con iniciativas ligadas al vino.

“La idea de recuperar los bancales no solo se centra en plantar para desarrollar el cultivo, se trata de algo mucho más ambicioso como es el mantenimiento de un espacio y un patrimonio arquitectónico creado por nuestros antepasados”.

José Manuel Pilo apela a las administraciones para “hacer real el tan traído y llevado compromiso con la España vaciada. Si se quiere repoblar y ofrecer oportunidades hay que dar facilidades”.

José Luis Pascual, con experiencia en el desarrollo territorial a través de la asociación Duero-Douro e impulsor de la Villa del Vino, defiende su proyecto dentro de un conjunto de potencialidades, como lo han sabido entender en la Ribeira Sacra. En torno a los cañones del Miño y el Sil emerge una marca propia de la mano de los vinos que ha dinamizado otras muchas potencialidades de la zona.

En ese espejo se quiere mirar Fermoselle, el pueblo de las “mil bodegas”. “Cuando la historia y el terreno nos ponen en bandeja la posibilidad de hacer una producción diferente y de calidad, mereceremos un castigo si no lo aprovechamos. Es un potencial que ya quisieran muchos territorios”.