En 2021 no pudo ser, pero este año las águedas de Andavías se han desquitado para compensar el año ‘in albis’ que interrumpió una tradición con más de tres siglos de historia, que se remonta al año 1713.

Hasta bien entrada la noche, las mujeres galanas desafiaron este domingo al fuego una y otra, y otra vez, haciendo volar sus manteos sobre las llamas del piorno, una hoguera que saltan con sus pesados trajes carbajalinos para despedir la fiesta de Santa Águeda.

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Águedas de Andavías 2022. Ana R. Burrieza

La cofradía femenina en honor a la mártir protectora de las mujeres es más bien un gran grupo de amigas de diferentes edades. Apenas son una treintena de ellas, de diferentes edades, pero han compartido multitud de vivencias en torno al fuego purificador del piorno, en la mesa y por las calles año tras año, cada una desde el día de su boda, pues para acceder a la hermandad hay que estar casada, según marcaron las fundadoras en su día.

La fiesta comenzó el 4 de febrero, víspera de Santa Águeda, y durante tres días tienen tiempo para celebrar comidas de hermandad, hacerse notar por las calles de Andavías, visitar a las hermanas enfermas o ancianas, asistir a misas en honor a la patrona y a las hermanas difuntas, divertirse, quedarse sin voz cantando y bailando y, para rematar, saltar el piorno.

Este último acto tan singular distingue la tradición de Andavías de otras águedas de la provincia, y es todo un acontecimiento en en el municipio que suelen presenciar otros vecinos ajenos a la cofradía femenina, quienes en muchos casos también acaban saltando el fuego de la mano de las águedas.