El pueblo carballés de Valleluengo fue convocado a concejo este sábado, pasada la una y media de la tarde, con la única tarea de conmemorar esta institución de autogobierno local, fruto de una organización social ancestral, pero prácticamente perdida.

La Asociación Amigos de San Blas hizo coincidir los actos conmemorativos de la festividad de San Blas con el descubrimiento, a los pies de la torre de la campana, de un monolito que recordará a las generaciones futuras este gobierno más solidario que autoritario. Los vecinos celebraron la onomástica de su santo en el interior del pequeño templo, precedida de una sencilla procesión.

El veterano Jesús Fuente fue el encargado de tocar la campana “de oído”, como expresaba él mismo, porque no le enseñó nadie. A viva voz llamó “a concejo” a todos los vecinos que esperaban atentos el Concejo, que era la institución más importante que ordenaba la vida en comunidad del pueblo.

A él, asistía un miembro de cada casa, preferentemente varón y mayor de edad, y se trataban cuestiones de interés general para la gobernanza del pueblo.

Falta documentación concreta del Concejo de Valleluengo, aunque se sabe que esta figura se remonta al siglo X en los Reinos de Asturias y León. Es “una institución anterior al municipio” con el cometido de defender “los derechos y libertades del pueblo frente a los abusos del rey o de la nobleza”.

La conmemoración del concejo de Valleluengo. |A. S.

El presidente de la asociación, Victoriano Colino Prieto, descubría la placa que minutos después recibía la bendición del párroco, quien pedía “que sea siempre un recuerdo y un estímulo para que crezca la unidad y el amor entre todos los vecinos y todos los que contemplen este monolito”.

Los vecinos entonaron su emotivo himno “Valleluengo unido” donde se recuerda “Mi pueblo es memoria que no borra el tiempo, raíces del árbol que yo quiero ser”. Algunas de las personas que ayer participaron de los actos reconocían que “llevo años sin venir” mientras que no falto la presencia de otros vecinos de Santa Eulalia, Peque, Rionegro que suelen acudir a esta fiesta. En esta ocasión la “falta” fue justificada porque estaban en la manifestación en Mombuey por la sanidad.

El presidente Victoriano Colino recordaba que el Concejo se solía convocar a la salida de misa, cuando estaba la mayor parte del pueblo reunido, y el alcalde pedáneo tomaba la palabra para pedir “esperar que hay asuntos que tratar” y comenzaba el debate, el acuerdo y luego su ejecución.

Valleluengo “toca a concejo”

Colino no recuerda los últimos concejos porque ya había emigrado. Sí recuerda uno de los acuerdos más importantes “si se moría alguna vaca y era servible para comer, todos los vecinos tenían que comprar un trozo de carne para ayudar un poco al que la había perdido a poder comprar otra lo más pronto posible”. Había unos representantes de la Cofradía de los Difuntos, había otras dos personas que velaban por el ganado y si pasaba algo “tasaban el cuerno de la vaca y había que pagar lo que estaba establecido”. Era una comunidad que correspondía con los gastos para “sufragar un poco los problemas que había”.

Valleluengo “toca a concejo”

Era una economía “de subsistencia, no había nada más. Al principio, cuando yo era muy pequeño, recuerdo que incluso no comprábamos, era todo por especie, creo que lo único era el aceite, que era todo por intercambio, huevos por aceite”.

Recuerda otra anécdota importante “cuando mi padre sacó las piedras, cogimos a la familia para ayudar a traer las piedras. Quedaron unos diez vecinos que no eran familia y se apuntaron solos”. En esa época “éramos 45 ó 50 vecinos”.

Con ese mismo ambiente de hermandad, vecinos y visitantes compartieron el aperitivo y el baile pero también los cantos de las potentes voces que entonaron el Himno de la Carballeda y rindieron un homenaje a las personas que no han podido acudir este año a la conmemoración.