Los quintos de Muga han echado las suertes para el baile de San Vicente. Una tradición que no se ha dejado vencer por la pandemia en un segundo año marcado por los altos contagios del COVID.

Aún así, las suertes sí se han echado durante el día de ayer en honor a San Vicente, ritual para formar las parejas de baile entre los solteros del pueblo, entre los niños y entre los mozos.

Un baile dispuesto por las papeletas que en dos sombreros –uno para ellas y otro para ellos– ordenan el destino de los danzantes que encuentran a su pareja en el azar, de entre los que saldrán elegidos Pendón y Pendonica.

Los ancianos cuentan que antaño fueron muchas las parejas que se hicieron durante las suertes y que nunca más se volvieron a separar.

Las parejas que se forman en las suertes de San Vicente abren el baile en honor al patrón, un pedazo de tradición que este año se ha preferido guardar para otro momento: todas las precauciones son pocas con tal de pararle los pies al bicho.

Aún así, los abuelos siguen contando las historias del baile, que cada 22 de enero une a las parejas de Muga a bailar. Y es que son unas cuantas las parejas de antaño que se hicieron durante las suertes y que nunca más se volvieron a separar.

Ayer, después de echar las suertes, las parejas se privaron de bailar. Aún así, las quintas prepararon las listas y continuaron con la tradición de San Vicente, que ha estado presente un año más en Muga de Sayago.

Para el futuro, solo un deseo en la mente de los vecinos: que sea el próximo año en el que regresen los bailes y las suertes y las tradiciones por todo lo alto.

A la espera de la normalidad, las fiestas se han celebrando casi en silencio y con distancia social

Será entonces cuando se recupere el repertorio completo de actividades y cuando las parejas que se han formado este año, se decidan a bailar después de un año de espera.

Los quintos y quintas también retomarán sus tareas. Este año las fiestas dieron inicio durante la noche de reyes, cuando las mozas rondan el pueblo pasadas las 12 de la noche hasta tarde.

Procesión en honor a San Vicente. | Cedidas

Más tarde se unieron los quintos de Muga a los mozos durante la fiesta del año en el que cumplen la mayoría de edad. Un rito que va de puerta en puerta, cuando los quintos desfilan por el pueblo en busca de las mozas, que les regalan viandas para que la quintada haga una merienda más adelante.

La primavera traerá consigo la romería del lunes de Pascua, el pendón y los preparativos de la quintada. Un futuro cercano ansiado por muchos, que a la espera de la normalidad, permanecen celebrando casi en silencio y con distancia social las tradiciones de toda la vida, que se adaptan, sobreviven y prosperan.