La festividad de San Antón ha resistido en un año en el que el patrón de los animales aún convive con la pandemia. Entre mascarillas y desinfección, la tradición ha hecho un hueco para las roscas de anís y las misas en los pueblos de Zamora.

San Antón ha sido festejado manteniendo algunos de los actos que tradicionalmente ya se celebraban en las puertas de las iglesias, al aire libre, como la bendición de ganados y mascotas o la subasta de roscas de anís y otros productos. A pesar de que la tradición marque la calle como escenario de celebración, algunos municipios se han resistido a cumplir con el programa completo de actos ante la situación sanitaria.

Víctimas de la prudencia han sido también la quintada de 2022, que se traslada al 2023

Arcenillas ha sido uno de los lugares en el que se ha preferido contener la celebración del que es el patrón de la localidad. San Antón ha sido honrado con la tradicional misa a la que han asistido hasta 70 vecinos. Han sido los quintos de 2002, con motivo de su veinte aniversario, quienes han sacado a San Antón en procesión, con rosca incluida.

Por supuesto, la bendición de los animales ha sido otro de los actos que han sobrevivido a la pandemia. Las mascotas domésticas han sido, como de costumbre, las más bendecidas, acto que transcurrió al aire libre y con distancia de seguridad.

El vermú final a la celebración que cada año solía ofrecer el Ayuntamiento no pudo llegar en esta ocasión. Ni esa ni ninguna otra celebración más allá de lo estrictamente simbólico ha acontecido en Arcenillas, que se mantiene prudente y a la espera de que la situación sanitaria siga mejorando. Víctimas de la prudencia han sido también la quintada de 2022, que se traslada al 2023 a la espera de que las bendiciones de San Antón hagan efecto tanto en mascotas como en pandemias.

Momento de las bendiciones en Manganeses de la Lampreana. | J. C. B

Otro municipio donde la festividad de San Antón tiene un hondo arraigo es Manganeses de la Lampreana. Aquí los niños fueron co-protagonistas de la fiesta, al acudir a la iglesia de la Asunción con sus mascotas, como tortugas, pájaros, conejos, e incluso algún perro, para que todos recibieran algo de agua bendita y la protección del patrón de los animales.

Hace justo un año, en la provincia de Zamora había fuertes restricciones para la celebración de este tipo de eventos, e incluso un toque de queda a las ocho de la tarde, en plena tercera ola de la pandemia. Pero esta vez Manganeses sí ha podido celebrar la que es una de las festividades más importantes de su calendario, junto a otras como San Isidro, la Virgen de las Flores o el Cristo de la Consolación, con precaución pero cumpliendo con las tradiciones propias del 17 de enero.

Cada familia que acudió a la misa en honor al santo se pudo llevar a casa una rosca típica de esta festividad, donada por la Cámara Agraria Local.

La procesión en honor a San Antón en Arcenillas. | E. R.

Tras la misa, en el pórtico de la iglesia tuvo lugar la tradicional subasta de productos donados por los vecinos del municipio, entre ellos huevos, un pollo, una tarta o botellas de vino de producción local.

La fiesta de San Antón ha sobrevivido, casi ilesa, a un año de restricciones. Una de las tradiciones más entrañables en la que los animales, niños y roscas son los auténticos protagonistas bajo la sombra de un santo amable. La tradición sigue en pie y en buen estado de salud, con un relevo generacional que asegura que por muchos años que pasen, San Antón seguirá celebrándose aunque haya adversidades.

Niños esperan para bendecir a sus mascotas en Manganeses de la Lampreana. | J. C. B.