Los partidos políticos de Castilla y León deben posicionarse frente a las macrogranjas. Esta es la reivindicación de las plataformas activistas que exigen que las formaciones políticas clarifiquen su postura frente a la llegada –cada vez más acuciante– de industrias de porcino intensivo al mundo rural, situación que protestan, debe ser abordada con la máxima importancia debido al papel crucial que este modelo cárnico jugará en el futuro de la región.

“Calidad de la carne, maltrato animal e impacto en la zona” son los problemas que resume Luis de Nicolás, portavoz de la plataforma Pueblos Vivos Zamora bajo la que luchan movimientos nacidos en multitud de municipios de toda la provincia, desde donde desde hace meses batallan por dar visibilidad a las consecuencias de la llegada del porcino intensivo a las comarcas. Ahora piden una posición clara por parte de los partidos políticos para que la ciudadanía, recalcan, tenga toda la información “a la hora de ejercer el voto”.

Las macrogranjas pueden ser la gota que incline la balanza en la decisión de muchos votantes durante los próximos comicios, creen desde la plataforma, conscientes del momento de protagonismo que ha brindado el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y sus polémicas declaraciones sobre la calidad de la carne en un medio extranjero. Un tema que consideran, tiene un impacto directo en los pueblos zamoranos y en toda la región, en la que la ganadería extensiva y familiar desaparece tan precipitadamente como surgen nuevas cabezas de explotaciones intensivas.

Solo en Zamora hay tres nuevos proyectos en prospección en Santovenia del Esla, en Carbajales de Alba y en Castroverde de Campos que se mantienen paralizados tras los litigios emprendidos por los movimientos activistas. En toda Castilla y León la cabaña porcina se ha incrementado en un millón de cabezas en la última década a pesar del cierre de más de 5.000 explotaciones durante el mismo periodo, según datos de la coordinadora regional.

El elevado número de animales hace que los efectos que estas explotaciones ejercen sobre el territorio excedan con creces sus muros de hormigón, reivindican desde Pueblos Vivos Zamora, y explican la importancia que tiene para el futuro de la provincia y de la región “paralizar las macrogranjas”, de las que exigen no haya “ni una más”.

La contaminación por nitratos supone la consecuencia más lesiva para el entorno inmediato, detalla de Nicolás. “La peste es en realidad nitrato amónico en el aire, respiramos algo tóxico”, el nitrato también acaba en la tierra, acuíferos y ríos y denuncia que en Zamora, Ricobayo es una de las mayores masas de agua contaminadas. Apuntan que este problema también existe en el Valle de Vidriales y Aliste, con mucha presencia de intensivismo. En total en la provincia hay 64 pueblos afectados y dos zonas declaradas como vulnerables: Villafáfila y el Alfoz de Zamora, declaración a la que esperan que se sume también Carbajales y Tierra de Alba. La filtración de nitratos a los acuíferos conlleva la contaminación del agua, no apta para consumo humano.

Concentración en Zamora en contra de las macrogranjas el pasado mayo. | N. R.

La llegada de varios miles de cabezas de porcino también tiene consecuencias políticas. España ha sido multada por incumplir los límites de contaminantes en aguas y suelo causados por los desechos agroganaderos, límites fijados en la Directiva europea de nitratos. Aún a pesar de las represalias llegadas desde Bruselas, desde Pueblos Vivos Zamora advierten que Castilla y León ha eximido de licencia ambiental a las explotaciones industriales medianas (más de 2.000 cabezas) con excusa del COVID, una decisión política que asegura las explotaciones intensivas en las nueve provincias.

“Todas estas plataformas van a tener cada vez más fuerza”, cuenta el portavoz que explica que cada vez más vecinos son conscientes de la situación, y sentencia respecto al nacimiento de múltiples plataformas que “o los largamos nosotros o nos echan”. Y es que estos proyectos, lejos de crear empleo rural, “despueblan”. La alta tecnificación reduce al máximo el número de empleados, a la vez que acaba con los recursos naturales de la zona, como el agua.

El maltrato animal, protestan, es otro de los puntos de batalla. “Los cerdos no ven el sol desde que nacen hasta que mueren. Se atiborran a antibióticos, piensos hormonados y estimuladores para finalizar el ciclo en 5 meses, cuando van al matadero”, maltrato que condiciona la calidad.