Nefasto. Así está siendo el Año Santo Compostelano 2021-2022 en la provincia de Zamora, según la valoración de José Almeida Rodríguez, presidente de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago y hospitalero del albergue de Tábara, parada del Camino Mozárabe Sanabrés.

El Camino Sanabrés afronta la prórroga del año jacobeo con incertidumbre

Estadísticamente los dos últimos años pasarán a la historia por el vacío de peregrinaciones a causa del COVID-19 que obligó a cerrar caminos y albergues y que dificultó la llegada de peregrinos desde el extranjero.

En 2019, último año de normalidad, pasaron por el albergue de Tábara 1.753 peregrinos, de ellos un 28,52% fueron mujeres y 71,48% varones. El Camino Sanabrés lo recorren principalmente peregrinos veteranos: el 61,10% superan los 51 años, e incluso hubo ocho octogenarios. Por allí han pasado peregrinos de más de 50 países diferentes, algunos tan lejanos como China, Ecuador, Filipinas Kenia, Perú, Rusia, Israel, Malasia o Taiwán.

Por Zamora cruzan hasta cinco rutas jacobeas y durante la pandemia socios de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago ha revisado y repintado la señalización de cada una de las sendas que representan 500 kilómetros por casi 100 pueblos. Queda pendiente el tramo sanabrés entre Puebla y La Canda.

Gracias a la ayuda de la Diputación de Zamora se afrontaron mejoras en varios albergues. En el de Tábara, pionero en Zamora y con más de veinte años de vida, se ha ampliado la zona de estancia para los peregrinos con dos cuartos nuevos. Se mantendrá el mismo número de plazas, pero se prima comodidad y espacio. Se han incorporado nuevas duchas y tres baños. El Ayuntamiento está acondicionado un espacio como jardín para vecinos y peregrinos. Las mejoras afectaron también al de Fontanillas de Castro.

El último Año Santo antes de la era Covid se celebró en 2010 y allí comenzaba el ciclo más largo para poder disfrutar de otro en el que las indulgencias para los peregrinos fueran las contempladas en esta fecha tan señalada. La evolución de 2010 fue espectacular en cuanto al número de peregrinos que año tras año eran atraídos por la llamada del Camino, y antes de la pandemia, el año 2019, se cerró con un récord de peregrinos, 350.000, por lo que observando la evolución que estaba teniendo el efecto llamada del camino, se esperaba que en el año anterior al año santo, 2020, el número de peregrinos rondara los 400.000 y el ansiado 2021, las cifras estuvieran entorno al medio millón de peregrinos en los diferentes caminos.

Las restricciones de peregrinos de otros países extranjeros y la falta de uniformidad en el criterios que las diferentes comunidades autónomas estaban adoptando ante el flujo de peregrinos –había unas que aplicaban una norma determinada y en la siguiente etapa los peregrinos entraban en otra donde las normas eran diferentes– consiguió que, a pesar de poder circular con determinadas precauciones, muchos peregrinos optaron por quedarse en sus casas ante la desinflamación que se estaba produciendo.

A partir de septiembre, con motivo del descenso de contagios, se comenzaron a levantar las restricciones y algunos caminos recobraron vida, aunque también hubo muchos albergues que optaron por continuar cerrados y aunque en el último cuatrimestre se podía ver por los caminos a peregrinos ansiosos por recorrerlos, el resultado final ha sido cuando menos decepcionante.

Cuando parecía que el camino recobraba vida llegaron a Europa la variante ómicron y la sexta ola, con la que va a comenzar el Año Santo prorrogado y dependiendo de la evolución que adopte esta nueva ola, la previsión del comportamiento de los peregrinos resulta cuando menos incierta, dependiendo de las recomendaciones y exigencias que las autoridades sanitarias vayan imponiendo en función de la evolución de la pandemia

Castilla y León no ha sido diferente al resto de comunidades autónomas. Desde la Asociación Zamora de los Amigos de Santiago “se destaca y valora la reacción que nuestros dirigentes tuvieron con motivo del cierre completo de los caminos en 2020. En coordinación con las asociaciones se agilizó una evacuación de los que todavía se encontraban en cualquier punto de cualquiera de los caminos, lo cual ha sido muy bien valorado por todos, porque se ofreció una solución eficaz y rápida, ante una situación un tanto incómoda”.

Sin embargo, cuando se comenzó a permitir el tránsito de peregrinos, las normas chocaban con las del resto de comunidades creando una gran confusión, porque si en la mayoría de los albergues se permitía un porcentaje de ocupación sobre las plazas totales, en Castilla y León además de establecer un porcentaje similar, se prohibió que personas no convivientes compartieran el mismo cuarto, aunque fueran peregrinos que llevaban caminando un mes juntos y algunos albergues con capacidad para 40 en dos cuartos, únicamente podían acoger a dos personas o a dos familias.

“Afrontamos un nuevo Año Santo plagado de incertidumbre. Las asociaciones que nos encontramos en el camino echamos en falta una coordinación y que se tenga en cuenta el criterio de los que nos encontramos en el día a día del camino y eso es algo necesario e imprescindible, porque difícilmente se pueden establecer unos criterios lógicos, si no se cuenta con quienes representan el nexo de unión más directo con aquellos a quien estas normas están dirigidas”, sentencia el hospitalero tabarés.

El Año Santo 2022, excepcional, ya comenzado, representa toda una incógnita: “dependerá de la situación en la que siga desarrollándose la pandemia que estamos padeciendo, pero sí resultaría positivo que los criterios que se vayan adoptando se hagan cuando menos coordinados entre las administraciones y asociaciones que viven día a día del Camino, de esta forma evitaremos que la confusión que se pueda crear retraiga a los posibles peregrinos que se puedan aventurar por los diferentes caminos de peregrinación”, valora Almeida.

La promoción de las rutas jacobeas crea malestar: “Los representantes de las asociaciones del camino no somos, no ya tenidos en cuenta, sino tan siquiera consultados y se producen desencuentros como el creado el pasado año cuando se ignoró gran parte del trazado de la Vía de la Plata por la provincia de Zamora, por el único interés de algunos en dirigir los peregrinos por Orense. Albergues municipales como los de Zamora, Fontanillas, Montamarta, Granja de Moreruela, Tábara, Santa Marta de Tera y varios más hasta La Canda no aparecen en la información que se ofrece a los peregrinos sobre los lugares de acogida que pueden encontrarse, a pesar de ser alojamiento establecidos por entidades públicas”.