“Por muchos motivos, no es lo mismo la ganadería extensiva que la ganadería industrial” reivindica Almudena Rodríguez, ganadera de Argañín y miembro de Ganaderas en Red. El colectivo se ha sumado a la catarata de reacciones a raíz de las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón cuestionando las grandes granjas industriales y defendiendo el sistema de producción extensiva.

En medio de la polémica, la postura de Ganaderas en Red, Fedehesa y la Plataforma por la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo es clara: defensa y reconocimento de la ganadería extensiva y los “beneficios” que aporta a la sociedad y al medio ambiente. Almudena Rodríguez opina que, más allá de las palabras gruesas y la polvareda política que se ha levantado, lo importante es que “la nueva PAC proteja a la ganadería extensiva, dándole el estatus que se merece”. Y que “se acometa de una vez el etiquetado de los productos cárnicos para que los consumidores tengan la información suficiente para saber qué alimentos comen y de dónde procedes”.

"No es lo mismo manejar animales en dehesas y pastos, donde disfrutan del aire y el sol y de una calidad de vida inigualable"

La pastora sayaguesa reclama que se vaya al fondo de los problemas y se asigne a la ganadería extensiva la “ayuda necesaria para su supervivencia en condiciones dignas y sostenibles”.

Las asociaciones de ganadería extensiva reivindican el “bienestar animal” de su ganado porque “no es lo mismo manejar animales en nuestras dehesas y pastos de montaña, donde disfrutan del aire y el sol y disfrutan de una calidad de vida inigualable”. Se desmarcan de la producción industrial “porque al vivir en libertad, los animales comen todo aquello que la naturaleza les proporciona (hierba, leguminosas, bellotas, ramón de encinas o de acebuches, plantas medicinales y aromáticas…) y todo eso que comen proporciona a la carne unas características de calidad, olor y sabor excepcionales”.

Destacan los beneeficios del pastoreo porque “reduce el matorral y previene los incendios forestales”. En el debate que ha puesto sobre la mesa la producción extensiva se las asociaciones destacan los “beneficios sociales” en la medida que este sistema de producción “crea un paisaje humanizado y propio, hace que muchos nos quedemos a vivir en los campos y en los pueblos y por tanto ayuda a fijar población”. Advierten de que ha sido un sector “injustamente tratado por los responsables políticos, de uno y otro signo; las normativas han ido dirigidas a la regulación y a la protección de la producción industrial de carne”.

La ganadería extensiva "no ha sido objeto de ninguna regulación específica ni de la protección adecuada que merece"

Cuando este sistema de producción está en el debate nacional, el sector lamenta que “no ha sido objeto de ninguna regulación específica ni de la protección adecuada que merece. No debemos olvidar que las dehesas y otros hábitats de interés comunitario han llegado hasta nosotros gracias al manejo de la ganadería extensiva. Por el contrario, se nos ha utilizado para mejorar la imagen de las producciones intensivas (véase la norma de calidad del cerdo ibérico) en un totum revolutum en el que el consumidor no tiene forma de saber que está comiendo”.