El viaje del lingüista alemán por la comarca, Fritz Krüger, comenzaba en noviembre de 1921 y culminaba en febrero de 1922. Se cumple así el centenario de su viaje de investigación que desembocó en la publicación en alemán de “La Cultura material de Sanabria” en 1925 y principal inventario lingüístico del dialecto sanabrés, en el marco de la Escuela de Hamburgo. Tuvieron que pasar casi siete décadas para que el Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo publicara la traducción, en 1991, de “Die Gegenstandskultur Sanabrias”. Para saber sanabrés hay que aprender con un manual alemán.
La comunidad científica, especialmente la europea, impulsaba a comienzos del siglo XX el estudio de la Filología con el método “palabras y cosas” que acercaba el estudio de la lengua, las palabras y la etimología “a la etnografía, el análisis histórico, a la geografía y la cartografía lingüística”, como recoge en su obra Ignasi Ros Fontana “La Cultura Material en Sanabria (provincia de Zamora) y sus zonas limítrofes (provincias de León, Orense y Lugo) 1921-1922” y editado por el Instituto Florián de Ocampo en 2013. Juan Carlos González Ferrero fue quien puso sobre la vista el trabajo de investigación para desentrañar los documentos, que se salvaron de la penuria y la catástrofe, en Mendoza, Argentina.
Cien años después, la cartografía lingüística ha dado un vuelco irreversible. A partir de los años 30 el castellano es la lengua que se va imponiendo hasta convertir el “pachueco” en un dialecto en vías de desaparición. Hasta la llegada de Krüger el noroeste era un territorio inexplorado desde el punto de vista lingüístico, aunque la Escuela de Ramón Menéndez Pidal desde el Centro de Estudios Históricos de Madrid y sus discípulos Tomas Navarro y Américo Castro, visitaron la zona una década antes 1910-1912. Para estos lingüistas era un territorio apenas explorado, arcaico y fronterizo en loa cultural y en lo lingüístico.
Por estos vericuetos de la lengua, La Cerdeña italiana y Sanabria se hermanaron en la lejana data de 1921, porque Krüger tomó como referencia para sus estudios -que abarcaron varios puntos de la geografía española, desde los Pirineos, hasta Asturias, rozando Galicia y centrándose en Sanabria- las investigaciones de Max Leopold Wagner “La Vida rural en la Cerdeña tal como se refleja en su lengua”. La columna vertebral de Krüger fueron los pueblos de San Ciprián de Sanabria, Porto, La Baña y Ribadelago.
La localización del legado de Fritz Krüger se debe a la labor de Ros Fontana que publicó “Los Altos Pirineos” en 1995 y a raíz de eso viajó en 1996 hasta Argentina. El investigador localiza a la familia “por el listín de teléfonos”, en Mendoza, y su biblioteca y sus cuadernos de investigación, además de una colección con 1.900 fotos, las primeras fotos que se tomaban posiblemente en los pueblos de la geografía montañosa.
El archivo personal de Krüger, fallecido en 1974, sobrevivió a una inundación, donde se perdió una buena parte del material, y un terremoto
El archivo personal de Krüger, fallecido en 1974, sobrevivió a una inundación, donde se perdió una buena parte del material, y un terremoto. Los documentos se conservan en estos momentos en la Universidad Nacional de Cuyo, que los adquirió en 1992. La familia conservaba la correspondencia personal, fotografías familiares, anotaciones personales y documentos de la Escuela de Hamburgo.
Entre ese material, el que interesa en la historia lingüistica, están tres cuadernos de campo de Sanabria, además de uno de Asturias y cuatro de Aragón. Krüger, apartado de la universidad alemana por las autoridades militares inglesas, incluyó su biblioteca y sus cuadernos en su equipaje cuando aceptó un trabajo en Argentina. Una vez jubilado, continuó trabajando con este material con el que elaboró el “Atlas lingüístico de Sanabria”. El profesor Juan Carlos González Ferrero confirió el valor incalculable de uno de los cuadernos encontrados por Fontana “Cuaderno I. Noroeste de Sanabria-Centro” con las transcripciones pueblo a pueblo de Sanabria. SE conservan además fragmentos de los otros dos cuadernos “Norte Sanabria II” y “Norte Sanabria III”.
Las restricciones por el COVID han impedido que en 2021 se conmemorara el centenario de este viaje tan importante que es tal vez la principal fuente de información lingüística de comienzos del siglo XX. Tal vez 2022 sea propicio. Realizar un estudio lingüístico del dialecto es ahora imposible porque lo primero que ha desaparecido es la cultura material, el carro y las vacas han sucumbido al tractor y los caballos de potencia, sin contar la desaparición de los hablantes, la emigración y la cultura desmaterializada de internet. Krüger anunció la muerte de los restos dialectales aún no contaminados por la lengua culta “aquello de lo que hoy toma nota el dialectólogo mañana desaparecerá para siempre y morirá, allí donde la lengua oficial poco a poco se va imponiendo” cita que reprodujo Ros Fontana. Palabras y cosas (Wórter und Sachem”.