Con “emoción y muchos nervios” Adrián Gago Álvarez cumplió ayer su sueño de encarnar al Zangarrón y formar parte así de la historia de la tradición más emblemática y señera de Montamarta.

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GALERÍA | El Zangarrón de Montamarta, en imágenes Emilio Fraile

Desde que se asentó con su familia en el pueblo y conoció de cerca esta peculiar mascarada, Adrián sintió el deseo de colocarse bajo la máscara y vestir el estrafalario traje del diablillo. Ha podido ser en un 1 de enero de 2022 atípico y raro debido al recrudecimiento de la crisis sanitaria que a punto ha estado de dejar un segundo año en blanco.

Adrán Gago azuza con el tridente a un joven. | Emilio Fraile

Tras la amarga suspensión el día de Año Nuevo de 2021, cuando se prohibieron este tipo de celebraciones y solo se oyeron los cencerros gracias a la iniciativa de un grupo de chicas jóvenes del pueblo, todas las esperanzas estaban puestas es la recuperación del Zangarrón de 2022. Y así como en otros pueblos de la provincia las mascaradas se han quedado en casa, los quintos de Montamarta han seguido la estela de Sanzoles y decidieron celebrar la fiesta respetando escrupulosamente las medidas para evitar contagios.

Llegada del Zangarrón a la ermita del Castillo. | Emilio Fraile

Esa cautela impuso cambios, como el vestido del Zangarrón, que se realizó en el pabellón municipal en lugar de la Casa de Quintos para garantizar la distancia de seguridad. También cambió la hora. José Ramón Pérez, encargado del ritual de la vestimenta, empezó a las 7 de la mañana en lugar de las 6 porque la misa se pospuso a las 13 horas, este año celebrada por José Pelaz, religioso de Montamarta.

Una vecina entregando el aguinaldo. | Emilio Fraile

Cambios que no afectaron a la esencia de esta mascarada de invierno, que este año casi se podría llamar “de primavera”, a juzgar por la buena temperatura en un día soleado que acompañó el recorrido del Zangarrón por las calles del pueblo y la celebración religiosa en la ermita de la Virgen del Castillo.

Adrián Gago puso ilusión y ganas en su responsabilidad como primer Zangarrón de 2022. El son de los cencerros empezó a sonar al amanecer por las calles de Montamarta gracias a las carreras del enmascarado, que también llamaba a las puertas pidiendo el aguinaldo.

Grupo de jóvenes de dos quintadas junto al Zangarrón. | Emilio Fraile

Encarnar al diablillo no es tarea fácil. Requiere una concienzuda preparación física, que los quintos suelen cumplir a conciencia para cumplir su papel con toda la dignidad. “Ha sido de las mejores cosas que me han pasado” confesaba Adrián Gago a este diario, después de un merecido descanso pero todavía con la emoción en el cuerpo.

Junto a él, estaban el resto de quintos, este año dos quintadas, vistiendo las tradicionales capas con las cintas de colores. Todos ellos se hicieron una foto de recuerdo que ya forma parte de la historia de esta mascarada con indudable interés antropológico.

La celebración se repite el Día de Reyes cuando otro quinto, Antonio Folgado, tome el testigo como Zangarrón e igualmente entre en la historia de una tradición que Montamarta vive con orgullo.