Riofrío de Aliste cumplió ayer sus primeros 50 años desde el resurgir de Los Carochos un ya muy lejano e inolvidable día 1 de enero de 1972, tras sufrir y vivir la travesía del desierto de los años sesenta del siglo XX. En aquellos años se juntaron dos factores, miseria de la posguerra y éxodo rural, dando lugar como imperecedero y muy amargo fruto, la España Vaciada, que puso en serio peligro no sólo las tradiciones sino la supervivencia de los pueblos.

Los Carochos son ya Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León desde 2002 y el Ayuntamiento de Riofrío de Aliste trabaja en la declaración oficial como Fiesta de Interés Turístico Nacional, un distintivo honorífico que se otorga a aquellas fiestas y acontecimientos que suponen manifestaciones de valores culturales y de tradición popular con especial consideración a sus características etnológicas”.

José Miguen Blanco González, concejal de Cultura sentencia: “Los Carochos son parte vital de nuestra historia y seña de identidad etnográfica de Riofrío. Velamos por su preservación y ser Fiesta de Interés Turístico Nacional de España supondría reconocer sus valores y la labor de quienes año tras año, tanto los mozos como los vecinos contribuimos a que salga a la calle cada día de Año Nuevo porque nos sentimos orgullosos de nuestro pueblo y orígenes en memoria de todos nuestros ancestros”.

"Los Carochos son parte vital de nuestra historia y seña de identidad etnográfica de Riofrío"

Hombres y mujeres, vecinos y emigrantes, niños, jóvenes y ancianos, rindieron así un merecido recuerdo, tributo y homenaje, desde el corazón y la memoria, en la más estricta intimidad, la familiar, a aquel puñado de valientes (mozos) que decidieron regresar a las raíces y recuperar la esencia de la tradición. Efeméride y tributo también a cuantos a lo largo de la historia hicieron de “Los Carochos” emblema y seña de identidad de y para Riofrío.

Fue este 1 de enero de 2022 un día grande aunque Los Carochos de Riofrío de Aliste no pudieran cumplir con sus rituales a causa de la crisis sanitaria del Covid-19. “Volveremos en 2023 con más fuerza e ilusión que nunca. Este año la situación sanitaria nos llamó a no salir y a ser prudentes para salvaguardar la salud y vida de nuestras familias y vecinos, muchos de ellos mayores: por el bien de todos” señala Adrián Chimeno representante de la organización: mozos y asociación cultural “Amanecer de Aliste”.

Los Carochos, pasado medio siglo, recuperaron su esencia original más pura y se han convertido por méritos propios, de los mozos y vecinos que le dan vida cada año, en el alma, corazón y vida del Año Nuevo por su rico, amplio y variado patrimonio material e inmaterial, referente de convivencia y hermandad, perseverancia de costumbre consuetudinaria y un ejemplo de la transmisión de valores e intercambio cultural entre generaciones donde los más jóvenes (los adolescentes) asumen como algo suyo el legado de sus mayores (padres y madres, abuelas y abuelos).

Las “tenazas de escalera” son sin lugar el elemento diferenciador de los demonios alistanos

El 25 de diciembre (día de Navidad) era clave para el inicio de la mascarada: los 11 mozos elegidos para darle vida iban a limpiar la “Poza de la Mayada” y al finalizar la jera elaboraban la Carocha del Diablo Grande: en compensación el alcalde le convidaba a un cántaro de vino (16 litros) y allí mismo cortaban las trallas silvestres para el Ciego y Molacillo.

A la “Poza la Mayada”, con fuente cercana, acudían antaño las parturientas para lavar la ropa del ajuar doméstico por ser sus aguas más templadas que las del río Frío que hacen honor a su nombre. Por ello se utilizaba para amasar la harina y elaborar las hogazas pues según una tradición inmemorial con ella se “venía” antes la masa, acortando la faena.

San Silvestre (31 de diciembre) último día del año, al “Toque de Ánimas”, a la anochecida, era la fecha elegida para recorrer las calles haciendo sonar las tenazas y visitar a los pastores para pedirles las cencerras y cencerros para “La Función” de Año Nuevo

El Diablo Grande porta, según su corpulencia de 5 y 7 cencerros machos “Medianos Negros”, anchos arriba y estrechos abajo: su sonido es seco. El “Diablo Chiquito” lleva de 12 a 15 cencerras hembras “Claretas” o “Llorinas” con sonido más alegre.

Juan Francisco Blanco Blanco, autor de “Los Carochos: Ritual en Aliste”, sentencia: “se trata de una composición que no está hecha al azar o de forma caprichosa, sino perfectamente calculada para poder armonizar y conjuntar los sonidos, dándoles una composición coral, buscando el contraste de los sones, seco y alegre, que los lugareños llamamos arremedar, como si las cencerras se contestaran unas a otras en un perfecto diálogo musical”.

Las cencerras y cencerros con que las ovejas, vacas y cabras rompían los sonidos del silencio en valles y serranías como enseres de uso agrario se reutilizaban como instrumentos musicales para las “Cencerradas” dedicadas a casorios de viejos con mozas, entre viudo y viuda o en segundas nupcias, así como en los “Antruejos” que los niños celebran el Martes de Carnaval.

En el año 1910 Riofrío de Aliste contabilizaba 368 vecinos con una gran subida tras la Guerra Civil que le llevó a 759 en 1950

Las “tenazas de escalera” son sin lugar el elemento diferenciador de los demonios alistanos y, como no, del Diablo Grande. Antiguamente se elaboraban con madera de negrillo que aún siendo mucho más pesadas que las de chopo, no obstante, producen un sonido más contundente al abrirse y cerrarse. Constan de entre 8 y 10 palos cruzados, unidos por sus extremos con “Bilos” de la alistana “Jara de las Cinco Llagas”, al igual que en el centro de los vástagos, lo que las hace aterradoras y extensibles como arma de ataque: más para agarrar que para golpear. Su uso requiere aparte de fuerza, mucha maña.

La Junta Directiva de la asociación “Amanecer de Aliste” está compuesta por: José Miguel Canas Morán (presidente), David Casa Brizuela (vicepresidente), Adrián Chimeno González (tesorero), Andrea Chimeno Sánchez (secretaria) y Alberto Casado Chimeno, Alejandro Rodríguez Blanco y Laura Vara Fernández como vocales.

En el año 1910 Riofrío de Aliste contabilizaba 368 vecinos con una gran subida tras la Guerra Civil que le llevó a 759 en 1950. Emigración y un grave retroceso le situaron con 676 por 1972 cuando renacieron los Carochos. Hoy son 211 vecinos. Riofrío, paradisiaco pueblo, de acogedoras gentes, estaba predestinado a ser uno de los más importantes de la comarca. Así fue, lo es y lo será. No por ello se ve libre del éxodo y la despoblación rural.