Las cosas más importantes de la vida ocurren porque sí, de casualidad. Como pasó ayer en Sanzoles, en medio de una borrasca festiva de aquí te espero que obligó a suspender algunos actos del programa de la mascarada, protagonizada por el “quinto” Juan Sánchez Turrión, que supo nadar y guardar la ropa, dominando a los meticones a base de vergajazos. Ocurrió que el tamborilero oficial, Tanis Hernández, sufrió una indisposición en el peor momento y a la carrera hubo que buscar a un sustituto para que recogiera los bártulos y marcara el son en el acto central de la fiesta hiemal, el que se celebra al mediodía en la Plaza Mayor. Se encontró tras unos momentos de confusión. Pero no fue sustituto sino sustituta. Se llama Verónica Ponce López y ha pasado a la historia de la fiesta sanzolana. Es la primera mujer que participa activamente, y ejerciendo un papel prominente, en la mascarada. El muro quedó agujereado, ahora habrá que seguir empujando.

El Zangarrón baila al son de una mujer

Lo que ocurrió ayer en Sanzoles tiene su importancia porque, ahora sí, la mujer ha entrado en la función festiva. No solo como acompañante de los quintos sino como protagonista. La joven Verónica Ponce López, que participó hace ya diez años en un curso de flauta y tambor junto a otros tres amigos (dos chicas y un chico) para aprender los sones, el ritmo y el tempo que marcan la flauta y el tambor, demostró sus habilidades y sin ensayos previos se puso a dirigir con los sones de su atabal y caramillo la marcha de los danzantes. Hubo lágrimas y emoción y la celebración central pudo librarse de manera muy digna, de manera histórica.

El Zangarrón baila al son de una mujer

Es lo que tiene esta vida, que cuando parece que todo se va por la gatera algo frena el turbión y lo hace remansar. La jornada festiva de ayer no apuntaba bien para el Zangarrón. El miedo al COVID-19 hizo que la presencia de público fuera menor al principio del día, antes y durante el recorrido camino de las Cuatro Calles. La lluvia constante tampoco ayudó, y es que el agua complica las carreras, las hace más peligrosas. Las calles fueron durante un tiempo pura escorrentía, una pista de hielo sin hielo.

El Zangarrón baila al son de una mujer

No pudo Juan Sánchez Turrión lucirse demasiado ni demostrar su preparación prolongada (ha consumido meses entrenando para demostrar su valía como Zangarrón) por la lluvia. No era cuestión de arriesgar. Cumplió con creces guardando las filas y castigando a los más entrometidos. Desde ayer ya forma parte de la pequeña historia del pueblo.

El Zangarrón baila al son de una mujer

Como lo han hecho el resto de miembros de la función que, cansados y un poco frustrados, tuvieron que colgar sus castañuelas antes de tiempo, una vez finalizado el Baile del Niño, pasado el mediodía. El aguacero arreció y fue una decisión acertada suspender los demás actos previstos a celebrar en el exterior. El uso de la mascarilla fue generalizado y hasta los danzantes la utilizaron para evitar desagradables sorpresas. La fiesta acusó la lluvia tanto o más que el miedo a la pandemia.

El Zangarrón baila al son de una mujer

Quizás por la asfixiante humedad de la mañana o por ese extraño confinamiento interior que ya ha hecho carne en todos nosotros, lo cierto es que los momentos de emoción se sucedieron más que otros años. Verónica Ponce López rompió a llorar cuando finalizó el Baile del Niño que se movió al ritmo impuesto por ella. Lo mismo ocurrió con Aimar Sánchez Arribas que se abrazó a su madre y a su hermano Álvaro, sollozando de emoción, cuando concluyó, como mandan los cánones, las venias a la imagen de San Esteban, patrono de los mozos, con el pendón parroquial. Y hubo también otros momentos cargados de emotividad, más íntimos pero no menos intensos.

El primer paso de la mujer metida hasta el fondo de la mascarada ya se ha dado

Lo que va a quedar del Zangarrón de Sanzoles de ayer es la presencia de la mujer de forma activa en la fiesta, el buen papel cumplido por Juan Sánchez y la lluvia, la asfixiante lluvia, que se unió al engorro necesario de la mascarilla que no pudo con el papel catártico de la máscara. Lo demás es papel mojado, un ir y venir de imágenes repetidas. Ah sí, y aunque parezca un tópico, también sobrevivirán las lágrimas en la lluvia, que se multiplicaron como hongos. Nunca sobra la emoción, cuando está regada por el orgullo y el cariño.

Lo que ocurra a partir de ahora nadie lo sabe, pero el primer paso de la mujer metida hasta el fondo de la mascarada ya se ha dado. Ahora hay que hacer votos para la recuperación del tamborilero oficial, Tanis Hernández, al que le quedan muchos años de amenizar la fiesta, pero al menos ya se sabe que hay recambio, y del bueno.

El Zangarrón baila al son de una mujer

Para otras mujeres se ha abierto el camino, que tendrán que hollar no sin sortear los baches que surcan el firme. Es tiempo de cambios. ¿Y por qué no imaginar que con el tiempo Verónica Ponce haga mover las filas a su ritmo, filas en las que bailen un buen número de féminas? ¿Y el Zangarrón, no podrán encarnarlo mujeres? “No sé, no sé...”, dice un vecino. “El diablo bueno lleva enmarañado entre las cintas que cubren su espalda un mazacote de tela que simula un pene y dos testículos”. “Ya pero durante cientos de años figuras claramente femeninas de la función han sido representadas por hombres, ¿por qué ahora no se pueden cambiar las tornas?”, contesta otro. “Se necesita mucha resistencia”, añade el primero. En esas estamos cuando hay que poner el punto y final. El debate continuará, pero ya se ha abierto y eso es lo importante.

19

Las mejores imágenes del zangarrón de Sanzoles 2021 Emilio Fraile