El COVID asiste a sus segundas navidades y los festejos han quedado en un segundo plano ante la preocupación. Este es el caso de los quintos de Villaralbo, que han aplazado la diversión debido al aumento de contagios, que se acentúa a cada día que se acercan las fiestas.

La responsabilidad ha llamado a la puerta, porque seguir adelante con los planes previstos “era una locura”, responde una de las organizadoras de esta quintada esperada “con muchas ganas” en Villaralbo. Esta ocasión habría servido para recuperar un primer año que no llegó a celebrarse por la pandemia y que ha resultado en un segundo “fiasco” para los 24 jóvenes que habían reunido la mayor ilusión para organizar las fiestas.

Las fechas “aplazadas, no canceladas”, puntualizan, son las del 24, 25 y 31 de diciembre.

Los quintos esperan poder recuperar los festejos de dos años el próximo mayo, mientras tanto, prudencia.

“En condiciones normales entre los tres días esperaríamos 1.500 personas”, calculan los jóvenes, que hablaban del día de Navidad como el punto álgido con 700 personas uniéndose a la verbena, cifras representativas de una normalidad que aún está lejana. La cesta es lo único que sigue adelante, comentan los jóvenes sobre una quintada que han preparado con pies de plomo, afortunadamente.

Cautela en el Alfoz

Los ayuntamientos zamoranos han decidido mantener “la cautela”, como cuenta Carmen Lorenzo sobre el programa navideño en Morales en el que han primado la precaución.

Actividades a prueba de COVID que como en Moraleja huyen de las aglomeraciones. Allí Papá Noel desfilará en carroza la tarde del 24 para que los niños y adultos lo saluden desde la ventana. Los Reyes Magos repetirán la jugada en un año en el que la fiesta final ha quedado suspendida.

El Ayuntamiento de Arcenillas también ha decidido no llevar a cabo la celebración del Año Nuevo, aunque sí mantiene el concierto del coro de esta tarde y el belén viviente, para recordar que a pesar del COVID, aún es Navidad.