Un diagnóstico de cáncer hace aflorar los temores entre quienes reciben la noticia y por extensión a sus familiares y amigos. Pero también abre un capítulo bonito y gratificante, el de la solidaridad y los deseos de contribuir a la lucha contra esta pandemia del siglo.

El Mercadillo Navideño organizado por los voluntarios y colaboradores de la agrupación local de la AECC Sanabria y Carballeda, en el pabellón Varela, trasluce esos anhelos y el recaudar fondos para la investigación.

Con auténtica dedicación estos voluntarios y colaboradores han preparado la mayor parte de los objetos a la venta, muchos de ellos trabajados a mano, con mucha paciencia en el arte de las manualidades. Creatividad y el toque navideño en adornos, centros, juguetes o simples detalles con ese guiño a una de las fiestas más bonitas del año en medio de una estación fría.

Voluntarios de la AECC en uno de los puestos. | A. S.

Los duendes están de moda al igual que las flores de Navidad y el chocolate para esperar la llegada de Papá Noel al recinto, en medio de la sorpresa de los más pequeños, y también de los más mayores. A nadie le amarga un detalle en estas fiestas que se avecinan.

Una voluntaria. | A. S. Araceli Saavedra

Los trapos se reciclan para tapar botes de adorno o confeccionar muñecos navideños, mucho mejores que los confeccionados en una máquina impersonal. A cada objeto se le pone nombre y cara a su “fabricante” y no deja de ser un valor añadido cuando son personas mayores quienes dedican su tiempo a una buena casa y se mantienen activas. Cualquier pequeño objeto de la naturaleza, una piña, una rama, un tronco se convierten en dignos adornos para la mesa de Navidad o de Año Nuevo. Idear un adorno a partir de unos aros sencillos o echarle brillo a unas velas.

Personas interesándose por los productos a la venta. | A. S.

El cáncer como el viento de estos dos últimos días lo descoloca todo. En tiempo récord las cajas apiladas en el pabellón “volaron” a las mesas de exposición. Algunos voluntarios, pese a no estar en plenitud física, no han dejado de colaborar, otros que lo han dado todo las semanas previas a la inauguración no han podido estar presentes por algún contratiempo en la salud. Para ellos también había recuerdos entre voluntarios y voluntarias. 

Una cuna repleta de peluches recuerda la generosidad en las donaciones con vistas a su venta y contribuir a una buena causa, sin olvidar una amplia lista de donaciones desde cerámica, cuadros, ropa de bebé, cristalería o complementos de abrigo, etc. todo ello a módicos precios. La solidaridad no tiene valor. Prueba de ello es que mientras se abre el mercadillo siguen llegando donativos de empresas, particulares, instituciones, autónomos, comercios, fábricas locales, hostelería. La lista supera el ciento y mucho con vistas al casi primer sorteo navideño, con permiso de la Lotería de Navidad.