La nueva Política Agraria Común (PAC) está a un paso de hacerse realidad. La reforma más vede de la historia comunitaria está orientada a hacer de la agricultura y la ganadería más sostenible, en la línea del Pacto Verde europeo, y que sin embargo, según coinciden desde las organizaciones y asociaciones agrarias, dañará al sector por varios flancos, en concreto, en detrimento de la producción y de la figura del agricultor profesional.

La nueva Política Agraria Común regirá el campo europeo en el periodo 2023-2027 que quiere poner en línea con los tres objetivos específicos del Pacto Verde: el cambio climático, el desarrollo sostenible y la protección de la biodiversidad a la partida presupuestaria más grade de la UE, pues la PAC representa más del 50% de la inversión comunitaria.

Fue ayer cuando tras el Consejo de Ministros se hizo público el borrador del Plan Estratégico Nacional que regirá en España, que deberá enviarse a Bruselas antes de que acabe el año. Las principales opas coinciden en tres aspectos fundamentales de la reforma que dañarían al sector: los ecoesquemas, la regulación de la figura del agricultor activo y una disminución del presupuesto global.

Los ecoesquemas recogen tipos de superficies de cultivo hasta en ocho categorías, como el secano, el pasto o el regadío, que deben cumplir “condicionantes medioambientales”, según explica el coordinador general de COAG en Castilla y León, Lorenzo Rivera. Acogerse a ellos supone un 25% más de cuantía a la hora de percibir la ayuda PAC como compensación por utilizar métodos más ecológicos. Para el presidente de Asaja Zamora, Antonio Medina, esto se traduce también en una mayor inversión por parte del agricultor, además de una pérdida de la producción “pasar a lo ecológico es producir un 25%”, un desplome.

Opiniones. Jose Antonio García

Cada ecoesquema tiene unas características propias, como ejemplo, el del regadío, que en el caso del maíz, resulta “incongruente”, según Aurelio González, secretario provincial de UPA Zamora. “Obliga a que rote, el maíz como cultivo no tiene problema en repetir parcela, sin embargo, los técnicos de Bruselas dicen que es necesario hacer rotación del cultivo aunque el maíz no lo necesita”.

Aunque acogerse al ecoesquema es voluntario, quienes no lo hagan dejarán de percibir ese 25% de ayudas. González ejemplifica: “Un agricultor que tiene una ayuda de 10.000 euros si no se acoge puede verla reducida a 7.000 euros”.

Aún así, en caso de acogerse, la pérdida productiva que conlleva dejar tierras sin utilizar o limitar el uso de fitosanitarios, podría no compensar “habrá gente que tendrá que echar cuentas, que tendrá que ver si le conviene acogerse al ecoesquemas”, explica Medina.

Los ecoesquemas ponen entre la espada y la pared al “agricultor activo”, una figura rediseñada que acoge a todos aquellos beneficiarios de al menos 5.000 euros. Desde COAG, Rivera sentencia que la legislación es perjudicial para quien vive exclusivamente de su actividad en el campo al considerarse como agricultores activos a propietarios de pequeñas explotaciones “muchas de ellas insignificantes en su producción en relación con la realidad agraria”.

La cuestión reside en los pagos distributivos, que benefician a pequeñas explotaciones pero perjudican a las grandes extensiones de por ejemplo 400 hectáreas, superficies habituales en agricultores que viven únicamente de eso. El futuro del campo con la nueva PAC parece que no va a remontar, y frente a países como Alemania o Francia donde “los cotizantes coinciden con los beneficiarios de la PAC, en España con 700.000 solicitantes hay 350.000 cotizantes”. Lo que se traduce en que más de la mitad de receptores de la PAC no se dedican a la actividad agrícola como primera ocupación, un sector que está dejando de ser “una profesión”, critica Rivero, que teme las cifras que indican que no hay relevo generacional: “En la próxima década se van a jubilar cada año 20.000 agricultores y ganaderos mientras que solo se incorporan 8.000, tenemos un déficit de 12.000 al año. Si queremos una agricultura que tenga futuro es defendiendo al sector, nos hemos dado a otra dinámica”. Desde UPA, González coincide, “la agricultura no puede ser a tiempo parcial para los jóvenes, hay que garantizar que sea una profesión y que se pueda vivir de ella”.

El lobo, la pandemia y la regularización, otros puntos problemáticos

El lobo también está incluido dentro de los planes de la nueva PAC. “El tema de los lobos, la Junta no puede pagar las bajas por ser especie protegida y no ser cazable, si siguen adelante con la protección parece ser que como parte de ayudas acopladas a la PAC van a ir las bajas por el lobo. De un montante reducido quiere quitar más”, explica Antonio Medina sobre otro “palo” al presupuesto agrícola. La regularización de mercados es un capítulo “que falta”, según Aurelio González, un aspecto “muy importante”, que se ha obviado en el nuevo texto “nuestra rentabilidad viene tanto de nuestros productos como de los mercados, antes en la PAC se hablaba de redes de prevención para garantizar unos precios mínimos de los productos”, explica González sobre una política que “se desmanteló” pero que en su opinión “sigue siendo necesaria para no dejar a los agricultores en manos del mercado globalizado”. Esta nueva PAC en consonancia con el Pacto Verde europeo no llega en el mejor momento, según aseguran desde COAG, Rivero recuerda las consecuencias de la pospandemia en la que el precio de los suministros para el campo –como combustibles y abonos– se han encarecido, además de la burbuja en el precio de los cereales que asfixia a los ganaderos. El aumento del coste de la electricidad, el desabastecimiento y los problemas de logística hacen del escenario actual uno “inestable”, apunta Rivera, en el que una nueva PAC accede con nuevas normas a las que los agricultores deberán adaptarse lo mejor posible antes de la llegada del 2023. Los primeros efectos ya se han dejado ver con el ingreso del adelanto del 70% el pasado mes de noviembre, momento en el que “muchos se han enterado de que tenían recorte de convergencia de derechos cuando ha llegado el anticipo”, resume. Para Rivera el reto que se plantea en el año 2022 es la labor pedagógica a los profesionales, “la gente no sabe bien lo que se le viene encima ni los requisitos”, concuerda Medina sobre una nueva situación en la que los productores deberán ver cómo quedarían los pagos redistribuidos y a qué ecoesquema les beneficiaría acogerse. “La gente no está suficientemente informada”, resuelve Rivera sobre una PAC que marcará los próximos años y que, a falta de conocer los detalles, presagia grandes cambios.