El hartazgo de los ganaderos es palpable en la comarca de Sayago. El lobo vuelve a dar quebraderos de cabeza. En los últimos dos meses “vamos a susto por día” cuentan. El problema se agrava en tiempos muy inciertos para el sector agropecuario. Con la luz, los piensos o el gasóleo disparados, el merodeo del lobo en la comarca de pastoreo por excelencia provoca la tormenta perfecta.

“Es levantarte y decir, qué habrá pasado” cuenta la ganadera de Almeida de Sayago Tránsito de la Iglesia, en cuya explotación de ovejas de ordeño desde marzo de 2020 registra “por lo menos siete ataques”. “Y ya no es la que se come entera, es las que te deja mordidas, malheridas y luego ya no producen como es debido. Un sinvivir”. Por más que han cambiado a los animales de un sitio para otro, el lobo ha vuelto. “No sirve que vayas a ninguna parte, al final te obligan a estabularlas. Porque ni siquiera respeta en el monte con la cañiza”.

"Al final van a conseguir que nos vayamos los pocos que quedamos"

Tránsito de la Iglesia expresa la “impotencia” con la que tiene que afrontar este problema que ni siquiera el seguro compensa. “Es un engaño porque los primeros 300 euros del daño no te los pagan; si valoran cada oveja a 30 euros, necesitas como mínimo que te mate diez para que te cubra la franquicia. Lo que no queremos es que el lobo esté por aquí, que los mantengan en la sierra porque al final acaban con los ganaderos”.

La opinión de los ganaderos

Felipe Aguilar cuenta tres ataques del lobo desde mayo, “el último hace una semana, se metió en las cañizas. Llevamos desde el verano en un sinvivir. Porque me queda poco para jubilarme, sino ahora mismo iban todas (las ovejas) al camión” se desahoga este ganadero de Almeida. Y no es porque no ame el oficio que comparte con su hermano. “Me crié aquí, mi madre me parió entre las ovejas; me pude ir a la Guardia Civil y a trabajar fuera y no me dio la gana porque me encantaba esto, pero hoy me tienen aburrido”.

"Me pude ir a trabajar fuera pero no quise, me encantaba esto pero hoy me tienen aburrido"

Este ganadero sayagués lamenta el “abandono” por parte de la Administración. “Solo piensan en el lobo, a nosotros que nos den. Ahora quien quiera quedarse en campo es que no piensa, tengo un sobrino y le digo, lárgate de aquí. Por mucho que me duela veo que no hay futuro”.

La opinión de los ganaderos

Después de toda una vida criando ovejas Felipe Aguilar, padre de dos hijas, no lo duda: “estamos en la etapa más difícil. Empecé sin nada y fuimos levantando la explotación poco a poco, pero vivíamos. Ahora a nada que te embobes, a verlas venir”.

El lobo les está obligando a cambiar el tradicional manejo del ganado. “Antes dejabas las ovejas en la parcela, echabas los tacos y te olvidabas. Ahora tienes que ir de noche a encerrar y por la mañana a ver si te la ha preparado. ¿Qué quieren que estemos también de noche en el campo? No se respeta nada” sentencia Felipe Aguilar.

La opinión de los ganaderos

No muy lejos de Almeida, en Luelmo de Sayago los ganaderos últimamente tampoco duermen tranquilos. Sara Carrascal y Ángel Heras llevan tres sustos este año, los dos últimos el 11 de octubre y el 6 de noviembre; “en cuanto se queda alguna para atrás en el monte la apaña”. Ninguno de los ataques ha llegado a la “gran lobada” que sufrió esta explotación hace tres años, con 22 ovejas muertas, pero la inquietud no cesa.

“Sayago no es tierra de lobos, siempre se ha criado el ganado en el campo, pastoreando. A toda costa quieren meter el lobo y lo único que van a conseguir es que nos vayamos los pocos ganaderos que vamos quedando” reflexiona Sara. “Todos los días anda el lobo en un sitio o en otro, oveja que se queda fuera, oveja que desaparece”.

"Todos los días anda el lobo en un sitio o en otro, oveja que se queda fuera, oveja que desaparece”.

En Fresnadillo, Luelmo, Abelón o el reciente episodio en Gamones, con 35 ovejas muertas en su mayoría por asfixia al atacar el lobo a un rebaño encerrado, los ganaderos están con el susto en el cuerpo. “Esto acaba con nosotros, así no podemos seguir” se lamenta Sara Carrascal.

“Estamos en la guarida del lobo, por esta zona es la salida que tiene. Teóricamente hay cinco; cuando haya más, si esto no se remedia, qué va a ser de Sayago. Si en los años 70 echaron de los pueblos a infinidad de gente, qué va a pasar ahora. Las cosas están complicadas” reflexiona Ángel Heras.