La ermita del Cristo de San Esteban de Muelas del Pan, donde se celebra la primera romería del año tras la Semana Santa, muestra un grave estado de deterioro, alertan desde el Ayuntamiento, que alerta de la necesidad de una actuación urgente para “evitar que se venga abajo”, lo que supondría “una gran pérdida para el patrimonio y la historia de los moleños”.
Así lo sentenciaba ayer el alcalde, Luis Alberto Miguel Alonso, que ha solicitado a la Diócesis de Zamora “que abra una puerta al diálogo para encontrar una solución acorde a las circunstancias y las necesidades para salvar a nuestra ermita de su desaparición”.
Los propios vecinos exigen una solución inmediata al Obispado y al Ayuntamiento, pero desde el consistorio aseguran que se hallan “atados de pies y manos” pues el santuario campestre está inscrito en el registro a nombre del Obispado y, obviamente, “no se puede hacer nada sin su consentimiento”.
El grave estado de deterioro del templo obligó en 2017 a trasladar al Cristo de San Esteban a la iglesia de Santiago Apóstol “por miedo a que el tejado se le cayera encima a él y a alguna devota o devoto que fuera a venerarlo”. De hecho en las romerías de 2018 y 2019 la misa se celebró al aire libre por el riesgo que se corría dentro de la ermita. En 2020 y 2021 la romería se suspendió por el coronavirus.
El Ayuntamiento de Muelas del Pan propone dos alternativas: “la primera y natural”, señala el alcalde, sería que la restaurase el Obispado de Zamora, que es su propietario”. Sin embargo, asegura que en varias reuniones el Obispado “nos dejó muy claro que no tiene disponibilidades económicas para la restauración de ermitas” y la parroquia de Muelas también carece de fondos tras tener que restaurarse una campana de la iglesia.
Llegados a este puntos los vecinos demandan una solución urgente, incluso los más optimistas sentencian que “no aguantaría en pie un invierno con nevadas o muy lluvioso”. El Ayuntamiento de Muelas del Pan, dada la situación, está dispuesto a asumir al 100% del coste de las obras, pero, dada la elevada inversión que esto supondría, estableciendo condiciones.
La Corporación Municipal acordó en pleno en mayo de 2019, con los votos a favor de los cuatro ediles del PP y la abstención de los tres del PSOE, pedir la cesión de la ermita al pueblo y así poder asumir legalmente los costes de las obras.
La solicitud fue presentada al entonces obispo de Zamora ,Gregorio Martínez Sacristán, y 19 meses después “la realidad es que no hemos recibido ninguna respuesta, positiva o negativa, mientras el estado del templo va de mal a peor y terminará cayéndose”.
La titularidad de la ermita es del Obispado, lo cual impide al Ayuntamiento de Muelas realizar actuaciones directas sobre un bien patrimonial que no es suyo, dado que para que se pueda efectuar el gasto inversor en la materia es preciso o bien una adquisición (compra) o una actuación sobre un bien integrado en el patrimonio público del Ayuntamiento.
El deterioro afectan particularmente a la cubierta y a las paredes, con lo cual la solución más viable pasaría por cambiar la techumbre en su totalidad y a la vez construir un zuncho de hormigón en la parte alta, junto a la cornisa, para evitar que las paredes sigan abriéndose y pueda caerse la ermita. Allá por 2017 se calculaba que harían falta para su arreglo alrededor de 60.000 euros. Cuatro años después, con el aumento del deterioro y el incremento del coste de materiales y mano de obra ya se da por hecho que el precio no bajará de los 80.000 euros.
El Ayuntamiento de Muelas del Pan presume de haber llevado una buena relación con el Obispado, y su deseo es seguir por ese mismo camino. Fruto de esta colaboración en su día se cedió la casa del cura de Cerezal de Aliste, en estado de ruinas, que el consistorio reconstruyó como Centro de Interpretación del Alcornocal.
La iglesia de Villaflor
Villaflor, único pueblo de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba que históricamente carecía de iglesia propia, pudo estrenar su templo en 2006 tras asumir la totalidad del coste de su construcción el Ayuntamiento de Muelas del Pan con fondos propios, en acuerdo con el Obispado de Zamora que decidió dedicarla a San Boal, santo al que las leyendas le atribuyen los milagros del río Esla entre Palacios del Pan, Manzanal y Cerezal.
Villaflor dependió siempre de la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave, municipio al que pertenecía y del que quedó aislada en 1935 al cerrar las compuertas el Salto de Ricobayo. El 19 de noviembre de 1935 pasó la localidad a depender del Ayuntamiento de Cerezal de Aliste, después integrado en Muelas del Pan.
Leyenda del Cirsto emberronado
Cuenta la leyenda pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos, generación tras generación durante siglos, que una comitiva religiosa transportaba un crucificado en un carro agrícola tirado por dos bravos bueyes de la raza autóctona alistana. El caso es que al llegar a los arribes del río Esla los bueyes se “emberronaron”, negándose a dar un paso más y seguir su camino hacia tierras alistanas. Ello fue visto como una señal divina y por ello a nivel popular se le conoció desde entonces como “Cristo Emberronao” ademas de Cristo de San Esteban.
Historia de la ermita
La primera cita documental de la ermita es del siglo XVII, con lo cual como poco tendría 321 años, pero su construcción es muy anterior. Las romerías populares del Cristo (Martes de Pascua) y San Marcos (25 de abril) ya se celebraban y así aparecen documentadas en el siglo XVIII: “Tiene obligación el Concejo de este lugar a ir en rogativa todos los terceros días de Pascua de Resurrección de cada año a la ermita del santo Cristo de San Esteban y decir misa cantada en dicha ermita”.
El historiador moleño José Lorenzo Fernández , fallecido el pasado verano, fue quien más indagó y la mayor parte de lo sabido hoy de la ermita es fruto de sus investigaciones, que le llevaron a afirmar: “Sin lugar a dudas, desde sus primeros días, ha sido un centro de gran veneración, mágico podría decirse, atribuyendo al Cristo acciones milagrosas y correspondiéndole los fieles con sus limosnas”.
En la pared exterior de la capilla mayor aparece la inscripción “Hízose esta obra a gracia de Dios y del Apóstol Santiago, siendo cura Antonio Losada en el año 1748”. No se refiere a construcción sino a una reforma posterior, pues ese año se destinaron 23 reales para la cerradura y llave de la puerta, 9 para las varas y vergüenza de dicha puerta, con cargo a la iglesia.
En pleno siglo XXI se repite la misma historia acaecida en los siglo XVIII y XIX, cuando donde muchas ermitas desaparecieron ante la imposibilidad de mantenerlas por parte de las cofradías de las que dependían al carecer de fondos propios. Esto llevó incluso a que el visitador del Arzobispado de Santiago de Compostela prohibiera muchas romerías que fueron sustituidas por una procesión alrededor de la iglesia del pueblo. En la visita de 1769 se llegó incluso a prohibir construir nuevas ermitas o crear nuevas romerías De hecho, otra ermita de Muelas, la de San Roque, sufrió su desalojo y cierre en el año 1831, viniéndose los materiales por 40 reales.