El Observatorio Grupo Campo Grande para el tratamiento del conflicto en torno al lobo cerró ayer estas jornadas con un análisis exhaustivo de los indicadores sociales para trazar el “mapa de conflicto” y proponer claves de trabajo para reducir la confrontación.

Este primer encuentro ha reunido a más de 40 personas de España y Portugal de ámbitos ecologista, científico, cinegético, ganadero, administraciones conjuntamente con el grupo motor sanabrés sobre coexistencia en el hotel Los Meleiros de Castro de Sanabria. La jornada se cerró con una visita al Cortello del Lobo de Lubián, una trampa ancestral para la caza del cánido. Experiencias de otros puntos geográficos, iniciativas y propuestas de resolución se pusieron sobre la mesa para llevarlas a la práctica en la medida de lo posible en el territorio.

En esta segunda jornada los tres grupos de trabajo abordaron los indicadores de radicalización, la politización del conflicto y el papel de los medios de comunicación y las redes sociales dentro de esa radicalización. En cuanto al papel de los medios los indicadores pasan diferenciar la escala territorial de la noticia y su relevancia en el entorno. Evaluar si una noticia es a raíz de un “suceso” o reportajes del medio. Titulares impactantes, el tratamiento gráfico de imágenes y su ubicación como noticia más o menos relevante son aspectos que se pueden cuantificar.

Existen otros medios de comunicación a través de las redes sociales y “bots” de repetición automática de mensajes y cómo saber de la fiabilidad de la información de las redes, grupos de opinión, uso de cuentas falsas. En este ámbito los “influencer” locales son un espacio de recogida de información. Falta de formación y falta de desplazamiento a los puntos de la noticia son “barreras” para los medios de comunicación.

En el bloque de la “politización” la política en sí no es negativa “aunque sí el uso partidista”. En este sentido hay una separación entre “nosotros” y “vosotros”, se utilizan elementos emocionales para mantener el enfrentamiento y la ausencia de espacios de debate.

Se amplifica en el discurso político términos belicistas como “traidor”, “defender”, “atacar”, etc. Victimismos y juicios morales se suman a una actitud de deslegitimación, el enjuiciamiento, la adjetivación, el etiquetado. En ocasiones se detecta una discordancia entre el discurso político y el análisis parlamentario.

Discursos y gestos

Hay un uso partidista de discursos y gestos y el fomento de una oposición destructiva. Hay una simplificación con “paquetes ideológicos” que condicionan las estrategias políticas. Mentiras en la difusión de datos y uso maniqueo de científicos y la ciencia condicionan las estrategias políticas. Dentro de este análisis se señalaron “picos de comunicación” respecto a temas de conflicto en periodo electoral.

Dentro del debate sobre radicalización, entendido como proceso, hay elementos como la coacción y la institucionalización bien en un sector o a escala territorial. El discurso está dirigido por “verdades absolutas” sin matices. La escalada sube desde las verdades absolutas, a descalificaciones, la coacción y opresión-violencia.

Se elaboran además estereotipos. En la etnografía actual hay capacidad técnica para evaluar las “escalada” de radicalización de la opinión en las redes sociales. Dar relevancia a la diversidad de opiniones dentro de un sector y dar relevancia a los grupo de contrapoder u opiniones alternativas aparecen también en este análisis.