Papeles volaban por el Ayuntamiento de Paladinos del Valle cuando Tino Blanco aún era un muchacho. De aquella, el que se convertiría en historiador no se detuvo demasiado a examinar qué eran esas letras. Aquellos papeles, desordenados, se olvidaron, pero años después, una reforma del local los trajo de vuelta: a raíz de las obras, la calle se llenó de los documentos, boletines de la provincia de Zamora de principios del siglo XIX que un vecino decidió conservar y que luego donaría a Blanco, quien ha emprendido una investigación de estas píldoras de pasado.

“En los últimos años ha ido tomando fuerza en mi cabeza la idea de transcribir los textos más significativos de los Boletines Oficiales y relacionar su contenido con la época y sus circunstancias”, reconoce el historiador que indica que gracias a ello “se puede observar y analizar parte de la vida cotidiana de la provincia, así como leyes, acontecimientos y sucesos curiosos de la época decimonónica zamorana y nacional”.

“Era una mezcla de lo que hoy puede ser el boletín oficial y un periódico, nos permite aproximarnos a la historia contemporánea de Zamora”

Blanco conserva el primer ejemplar de estos boletines provinciales, que se editó por primera vez en Zamora en 1833. “Hay una gran reforma provincial en España en 1833. Se llamaba la reforma de Javier de Burgos, el ministro de Fomento de la época. Zamora queda más o menos como está actualmente”, ordenación territorial que ha llegado prácticamente igual hasta ahora, unificando Zamora y Toro, por ejemplo.

En opinión de Blanco, los boletines podrían haber nacido como una herramienta para “establecer una especie de centralismo pese a la división territorial y administrativa” y es que, a pesar de ser provinciales, todos debían seguir el rastro de la Gaceta de Madrid, el boletín oficial del Estado de la época. “La idea es que hubiera un sistema conjunto de comunicación que se pareciera en todas las provincias”.

Tino Blanco, historiador e investigador. | Ana Burrieza

Conexión con los pueblos

“Aun había parte del imperio y la comunicación era un problema”, explica Blanco sobre las dificultades de llevar información en una España que aún tenía territorios en ultramar. También era preciso asegurar que las normas llegaban hasta el último vecino o agricultor. Las hojas volanderas que venían de Suecia, Holanda Francia sirvieron de inspiración para hacer esto posible. “Yo creo que la diplomacia de la época se da cuenta de que pueden tener un gran potencial, porque a través de esas hojas pueden influir, se colocaban en las paredes y quien sabía, las leía para todos”.

Recuerda que en algún momento existió la obligación de que todos los pueblos tuvieran el boletín e incluso lo hicieran conocer a sus vecinos de manera semanal. “Se manda a los alcaldes y a las justicias, que eran las autoridades, que lo difundieran".

Pero aún había un problema, y es que el coste para comunicar las órdenes y las leyes de una provincia a otra eran muy costosas porque se hacían por correo ordinario, diligencias o tren. Los boletines provinciales resultaron ser una fórmula más barata, para disminuir su precio se adjudicaban a imprentas privadas a través de pujas, que podían publicar anuncios particulares por los cuales estaban autorizados a cobrar el precio que estableciera el mercado.

Entre las leyes y circulares oficiales, se entremezclaban artículos cotidianos con consejos o anuncios sobre como arreglar el vino picado, recomendaciones a los agricultores sobre las clases de trigo y anuncios de recompensas por encontrar burros. “Era una mezcla de lo que hoy puede ser el boletín oficial y un periódico, nos permite aproximarnos a la historia contemporánea de Zamora”.

Zamora, a la espera de sacar el cementerio de la ciudad

El boletín de Zamora informaba que Valladolid ha sacado el cementerio y critican que no se ha hecho aún en la provincia. “Desde el primero de este mes disfruta la ciudad de Valladolid del beneficio de enterrar sus cadáveres fuera de la población. Se está construyendo extramuros un cementerio general. Nosotros debemos esperar que disfrutemos muy en breve de igual beneficio”. Estas actuaciones llegaban con décadas de retraso tras haber obligado Carlos III en 1787 la construcción de “cementerios fuera de las poblaciones” mediante Real Cédula. Por lo indicado en el Boletín Zamora, del año 1833, Valladolid conseguía el cementerio 46 años después de publicarse la Cédula, a Zamora aún le quedaría más tiempo de espera.

Limpieza de sangre, requisito para ser maestro

Entre los Boletines de Zamora, una circular de educación de la provincia de Valladolid datada en 1828 –antes de la reforma cuando Paladinos del Valle se incluyó en la provincia de Zamora– informa sobre los documentos de que debe componerse cada expediente de Maestro de primeras letras. “Primero, información de limpieza de sangre, extendida en papel del sello. Segundo, partida de bautismo, y casado. Tercero, atestados de buena conducta moral y política, dados por el cura párroco y alcalde del pueblo, o pueblos donde haya residido desde el año 1820, con expresión de sus rectas opiniones, y de si fue o no miliciano. Cuarto, la certificación de examen, con las muestras”.

Un toro embiste a Isabel II, actualidad nacional

Los boletines provinciales publicaban noticias de importancia nacional, como el ejemplo de este episodio de la reina Isabel II durante una de sus visitas. “En la tarde de ayer del 31 de agosto un toro que bagaba por las inmediaciones de Carabanchel, acometió a S.M. la reina nuestra señora, que con su real servidumbre, se dirigía a aquel pueblo. Un soldado del regimiento princesa de infantería nº 4, de línea, se arrojó el mayor denuedo al peligro librando a S. M. del riesgo al que estuvo expuesta, haciendo huir a la fiera herida y escarmentada este valiente soldado ha recibido ya de S. M. un regalo. Se asegura que su intrepidez y generosidad tendrá el debido premio quedando empleado en la real servidumbre”.