Voluntarios de la Asociación Vecinal de Manzanal de los Infantes, en la colaboración con personal municipal del Ayuntamiento, realizaron este fin de semana la limpieza de una senda paralela al río Negro. El corto tramo unía dos zonas de baño, la actual y la del pozo El Pingüelo, aproximadamente un kilómetro.

Los trabajos se han realizado con las pertinentes autorizaciones de Confederación Hidrográfica del Duero y la Guardería Medioambiental. Dado el nivel de protección del río como Reserva Natural Fluvial del río Negro y sus afluentes” los trabajos se realizan con herramienta manual, hachas, hoces, tijeras de podar y un par de motosierras para ayudar en los cortes más complicados. Preservar el camino conservando el cierre de sombras por el arbolado de ribera, pero permitiendo pasar a una persona, es la labor de los voluntarios. El camino no se ha cerrado del todo porque es una zona frecuente del paso de pescadores. La limpieza se realiza con cuidado y con la orden estricta es “no cortar ni un solo humero”, alisos.

Manzanal de los Infantes despeja una senda del río Negro

El camino se prolonga hasta el pueblo vecino de Sejas de Sanabria. Este tramo se incluye en la Ruta de Los Molinos del río Negro que en su día y hasta mediados del siglo XX tuvo 17 molinos, algunos con vivienda incluida. Con vivienda –y en fase de deterioro- solo queda el de Otero de Centenos.

Las crecidas y el abandono de la molienda en dl río Negro terminaron con los molinos y con sus puentes y pontones. La proliferación de vegetación ha ido cubriendo una senda donde las ramas dan sombra y las raíces sobresalen del suelo, un suelo antaño bastante llano y limpio por el tránsito de personas y sus ganados. Agustín Castellanos y Jesús Vega recuerdan muchas de las historias en torno al río. Y que “limpiar el río eran trabajos que se hacían de forma cotidiana en el pueblo -en concejo- que ahora no se hacen”.

Dos pequeñas presas, ahora abiertas, brindan una zona de baño “familiar” donde bajan todos los vecinos del pueblo y algunos de las zonas aledañas para bañarse en verano. Siempre está verde, como describe uno de los voluntarios. Esa amplia pradera de la zona de baño tiene su historia y los recuerdos que no se han borrado. “Cuando se lavaba la lana de los colchones se extendían en la pradera para que se secara. Yo me acuerdo de ver todo lleno de lana” evocaba uno de los participantes.

Manzanal de los Infantes despeja una senda del río Negro

El río siempre estuvo ligado al pueblo, se bajaban las tripas de los cerdos a lavar en la época de la matanza e incluso se lavaba la ropa. En verano el pozo del Pingüelo era el punto de baño por separado de hombres y mujeres que por cuestiones de moral no se bañaban nunca juntos. “En pelotas porque en aquella época ¿bañadores?”. Una de las anécdotas que se recuerda es la que protagonizaron algunos hombres cuando escondieron toda la ropa de las mujeres que se estaban bañando y que no salían del río porque no se atrevían a volver al pueblo.

Manzanal de los Infantes despeja una senda del río Negro

El puente del pozo Pingüelo es una belleza y por eso el arranque de su margen derecha queda visible tras retirar parte de la vegetación que se enrosca a las piedras. En este caso es Hugo quien informa a través de las historias de su padre y abuelos que el puente desaparecía todos los años. Las riadas desbarataban los troncos de madera que se tendían de lado a lado para facilitar el paso de ovejas y vacas. Los hombres, un representante por cada casa, contribuían al trabajo de reparar y reponer los troncos y tapines (tierra y hierba a modo de argamasa) para que no quedaran agujeros entre los troncos. Las piedras para sortear el primer cauce, parece que de algún canal molinero, son de casi dos metros de longitud y resistentes a todas las crecidas hasta ahora. Los desniveles del río Negro en este tramo llegan a superar los dos metros de largo, prueba de ello son los penachos vegetales que descuelgan de las ramas de los árboles.

A la pregunta que de dónde viene el nombre del río Negro, la respuesta de Hugo es que “aquí se le llamó el río Sapo”, nombre que escuchó a los mayores de la familia y no río “Negro” como aguas arriba era y es el río Conejos. Los veteranos de la Asociación reconocen no haber visto nunca náyades o mejillones de río, pero sí cangrejos señal y alguna nutria. Son los pescadores los que actualmente frecuentan más la senda.