La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Morales del Vino será el lugar escogido para resucitar la música que una vez, allá por los siglos XVII y XVIII, se escuchó en los templos de Zamora.

Música que ha sido arrancada del pasado gracias a la profunda investigación de Clara Espinosa y Lucien Julien Laferrière, que durante tres años revolvieron cielo, tierra y el archivo de la Catedral, para dar con las partituras del compositor y organista Antonio de la Cruz Brocarte.

Hoy, a las 19.00 horas, Morales del Vino tendrá el privilegio de escuchar –casi en primicia tras el concierto de la Catedral– el estreno de cinco obras de Antonio de la Cruz Brocarte, “un personaje olvidado”, en palabras de sus dos salvadores, Espinosa y Laferrière, que reivindican la importancia de recuperar “el patrimonio musical” del país, y en concreto, de Zamora, ciudad en la que llevan años desarrollando proyectos como este.

El ensamble de música antigua Semura Sonora tomará asiento para recrear, junto al órgano del siglo XVIII de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción “casi cohetanio de Antonio de la Cruz Brocarte”, resalta Laferrière sobre el valor histórico del instrumento litúrgico. Un órgano centenario que los asistentes tendrán la oportunidad de escuchar durante el concierto junto con las réplicas de los instrumentos de época –utilizados en los ensembles de música antigua– como el sacabuche, el arpa ibérica, la tiorba, la chirimía, la corneta o el bajón, bajo la interpretación de músicos de toda España.

"Nexo entre gente y patrimonio"

La obra de Antonio de la Cruz Brocarte estaba llena de neblina, explican los dos expertos, que narran la sinuosa búsqueda de obras del que fuera organista de la Catedral de Zamora durante 45 años. Trescientos años después de su muerte, su música vuelve a resonar en las iglesias de Zamora, con la de Morales del Vino como proyecto especial “queríamos salir un poco de la ciudad”, relata Espinosa, que agradece el apoyo tanto del Ayuntamiento como de la Diputación durante el proceso. Los asistentes tendrán el privilegio de escuchar el resultado del trabajo de investigación de los dos expertos en un concierto de una hora de duración, en el que la música que sonaba en Zamora en el siglo XVIII se transportará al presente. “Nos hace mucha ilusión ser el nexo entre la gente y su patrimonio”, confiesa Laferrière, al que se podrá ver al mando de la batuta durante la tarde del domingo.

Una de las estrellas del concierto es el oficio de difuntos que de la Cruz Brocarte compuso y tocó durante años “cuando alguien moría”. Esta melodía se escuchó en Zamora durante mucho tiempo, pues han encontrado evidencias de que las últimas interpretaciones llegaron hasta el siglo xx. Y es que la música era una parte fundamental de la vida diaria hace siglos, en especial, cobraba una importancia destacada en la religión, pues “acompañaba el culto”, cuenta Laferrière: “En esa época no había culto sin música, el mayor objetivo era hacer las cosas muy solemnes”, aunque añaden, también había cierto grado de represententación teatral, comenta Espinosa: “El humo del incienso se mezclaba con la música, todo daba ambiente”. La música completaba el mensaje de la liturgia, que de aquella, se celebraba en latín “como no entendían lo que decía el sacerdote era muy importante el decoro, y la música era una parte fundamental de ello”, concluyen los dos responsables de este proyecto que mañana llenará de música y pasado la iglesia de Morales.