Siete ataques de lobo en una semana. Ni vallas de dos metros ni mastines han conseguido parar al predador. Los hermanos Tejedor, de Almeida de Sayago, no ganan para sobresaltos. En los últimos días sufren un goteo constante de bajas en su rebaño de producción extensiva por la presencia de un lobo que desde hace un tiempo merodea por la zona, entre Almeida y Torrefrades, en la comarca de Sayago.

La explotación de los tres hermanos ganaderos de Almeida viene sufriendo sucesivos ataques con la consiguiente pérdida de 15 ovejas y decenas de animales heridos y estresados. Por eso la confirmación de la definitiva prohibición de la caza del lobo, tanto al norte como al sur del Duero, caía ayer como un zarpazo sobre estos ganaderos sayagueses que ven comprometido el futuro del rebaño que explotan en extensivo.

“Es una pena que piensen más en el lobo que en la ganadería extensiva”.

“Se está defendiendo al lobo en vez de al ganado y al ganadero. Con estas medidas el campo quedará abandonado y cuando haya un incendio será más difícil de controlar porque el pasto es combustible para las llamas” apuntaba ayer David Tejedor. “Es una pena que piensen más en el lobo que en la ganadería extensiva”.

Estos ganaderos sayagueses, tres hermanos que llevan la explotación heredada de su padre, diversifican la producción en intensivo y extensivo, con ovejas de raza churra y assaf. “Habrá que optar por eliminar el extensivo porque el manejo es incompatible con el lobo y si no se va a controlar de ninguna manera es insoportable. Este año tenemos un lobo, criará y como andan a sus anchas al año que viene serán dos, cuatro, irán creciendo. Al final nos echarán” se lamentaba el ganadero sayagués.

Traslado de los cadáveres de las ovejas en la pala del tractor. | Cedida

David Tejedor ha conocido toda la vida al ganado pastoreando, aprovechando las parcelas y el campo; hace años se autorizaban batidas y cuando había un lobo o dos que daban problemas se eliminada y fuera. Así hemos podido estar tranquilos años, pero si ahora van a ser intocables, al final se instalarán aquí y nos tocará apuntarnos al paro”.

La persecución del lobo pasa a ser un delito tipificado en el artículo 334 Código Penal, con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a 24 meses

La medida aprobada ayer por el Ministerio para la Transición Ecológica ha causado especial preocupación en la comarca de Sayago donde “todavía somos muchas las familias que vivimos del ganado. Nosotros decidimos seguir con una parte de la cabaña en extensivo porque nos daba pena dejarlo y hay mucho pasto, pero al final no nos queda más remedio que abandonar y encerrar las ovejas en la nave” cuenta David Tejedor. Porque el aire libre, aunque sea con barreras, no es seguro para este rebaño de la comarca de Sayago.

Ecologistas esperan un “avance en la conservación de la especie”

Ecologistas en Acción valora la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) como “un avance importante para la conservación de esta especie”. La Orden supone que el lobo ya no será una especie cinegética, que decaen automáticamente los planes y órdenes de control de lobos existentes y que los gobiernos autonómicos ya no podrán establecer cupos de lobos para ser eliminados. Ecologistas en Acción destaca que con esta protección,“ la persecución del lobo pasa a ser un delito tipificado en el artículo 334 Código Penal, con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a 24 meses y, en todo caso, inhabilitación especial para profesión u oficio y para el ejercicio del derecho de cazar o pescar de dos a cuatro años”. Pese a que tanto la normativa europea como la española regulan los controles de lobos, para Ecologistas en Acción estos controles “son perjudiciales e inaceptables, ya que no reducen los ataques del lobo al ganado” y el estado de conservación es “desfavorable”. Los ecologistas apuestan por medidas para asegurar el adecuado estado de conservación del lobo, tomando medidas preventivas para reducir los ataques, persiguiendo la caza ilegal, potenciando la expansión especialmente hacia el este peninsular, facilitando así el intercambio genético con los lobos italianos, y logrando un adecuado estado de conservación de la población ibérica.

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