Con todo lujo de detalles, re-producidas a escala y con una cuidada policromía. Así son las cerca de 20 maquetas de las principales iglesias del románico zamorano que se pueden contemplar en una exposición abierta hasta finales de septiembre en la Casa del Parque de Fermoselle. Su autor es Matías Moralejo, ingeniero de profesión, para quien esta afición se ha con-vertido “en algo que me apasiona”.

En primer plano, la iglesia de Santiago el Burgo, en miniatura. | C. P.

Las iglesias de San Juan, la Magdalena, San Ildefonso, Olivares o Santiago de los Caballeros son solo algunos de los templos reproducidos por este artista, junto a la propia Catedral de Zamora o la de Miranda de Duero. Se inició en la marquetería cuando solo tenía doce años de la mano de una maestra que le dio clase en su infancia, doña Josefa, natural de Carbellino, y a la que recuerda con especial cariño.

Varias de las maquetas que se pueden ver en la exposición. | C. P.

Con el paso de los años ha ido puliendo su técnica y perfeccionando un largo proceso que comienza con la visita a la iglesia que tiene previsto reproducir en miniatura. “Una vez que la tengo delante, tomo mis propias medidas para pasarla a escala, lo que muchas veces me lleva a subir a las espadañas de las iglesias o incluso a edificios contiguos que me permitan contemplar bien la iglesia en su conjunto y todos los ángulos”, según detalla. Para ello, se pone en contacto con el párroco o con las personas que le puedan dar el permiso para acceder a los puntos de observación adecuados.

El siguiente paso ya consiste en trasladar esas medidas a la madera donde comienza el propio proceso de confección de cada maqueta, que se puede demorar varios meses. “Normalmente empiezo en noviembre y suelo acabar a finales de abril o principios de mayo”, según explica.

Esta afición no solo le ha servido para mantenerse entretenido durante los largos inviernos zamoranos, sino también, según admite, “casi ha sido una terapia durante el confinamiento”. Además de maquetas de iglesias, Matías Moralejo también confecciona otro tipo de artículos artesanos en madera, sobre todo puzzles, mapas o juegos para niños. Unos detalles que reparte entre familiares y conocidos y por los que no recibe ninguna compensación económica “porque me gusta regalarlo y que la gente tenga algo hecho por mí”.