Rodeados de la familia y con todo el pueblo invitado al enlace, como manda la costumbre. Así celebraron Francisco Román Blanco y Primitiva Álvarez Pérez sus bodas de oro, ante el altar de la Virgen de las Candelas de Cernadilla. La ceremonia de renovación de sus votos y el intercambio de alianzas tenía lugar este sábado ante el párroco José Antonio de la Fuente quien deseó felicidad y biznietos.

Medio siglo de vivencias

La novia llegó en coche nupcial al saludo de “Vivan los novios” con traje de gala y ramo de flores naturales. Los niños de la familia actuaron de pajes y participaron en la ceremonia haciendo las lecturas, entregando las alianzas y las arras, presentando las ofrendas con mucha atención. El párroco hizo especial mención a “su ejemplo” de matrimonio y les deseó felicidad y biznietos. La fiesta fue tan completa que hasta la novia lanzó su ramo antes de ser saludados con una lluvia de pétalos.

Medio siglo de vivencias

Francisco de 78 años y Primitiva de 73 nacieron y compartieron la infancia en las mismas calles del pueblo hasta que, en palabras de su hijo Agustín, “la época del éxodo agrícola” se llevó a Francisco a Madrid al gremio de la hostelería con sus hermanos. También muy joven, con 16 años, Primitiva emigró a la capital. Fue de las primeras mujeres que entró a trabajar en una gasolinera situada en las inmediaciones del Puente de los Franceses. La vida les ha dado alegrías y tristezas, aunque este sábado era de los felices para ellos y, especialmente para sus hijos y nietos.

Se casaron en 1971 con 28 y 23 años respectivamente en la iglesia del pueblo y han tenido tres hijos, Javier, Agustín y Gemma, además de tener cuatro nietos más uno que viene en camino. Poco después de casarse abrieron un negocio propio, un bar en el barrio madrileño de Carabanchel. La jubilación les ha permitido regresar largas temporadas a disfrutar del pueblo.

Fue un día especialmente feliz al poder reunir a una treintena de invitados, incluidas las tres hermanas de Francisco, la hermana de Primitiva y sus primas, que son como hermanas, sus hijos y nietos, sobrinos y la familia extensa. No faltó una mención a Dulce y Paco que también celebraban sus bodas de oro.