Y Bermillo “tocó” el cielo. Un mural de 30 metros cuadrados armado con cinco piezas y elaborado fundamentalmente por niños y niñas junto a contados adultos, se desplegó ayer desde los balcones del Ayuntamiento. La obra ya forma parte del conjunto de “murales colectivos efímeros” inspirados por la ilustradora Leticia Ruifernández. Vinculada a Zamora de la mano de contador “Guti”, con el que ha realizado el libro “Cuaderno de últimas voces” (presentado ayer también en Bermillo), la artista madrileña vuelve a esta provincia desplegando creatividad.

VÍDEO | Así despliega su arte Bermillo de Sayago

VÍDEO | Así despliega su arte Bermillo de Sayago I. G.

“Desde hace años vengo disfrutando enormemente de los talleres creativos que dirijo, tanto para el ámbito educativo como para otros grupos diversos, de todas las edades” cuenta Leticia. Y Bermillo se incorpora a este proyecto artístico donde “se trata de disfrutar del hecho de pintar, por que es una gozada, con mucha libertad y siguiendo pautas que realmente van a crear una obra colectiva”.

Leticia Ruifernández, ayer en la plaza de Bermillo de Sayago. | Ana Burrieza

El desafío era pintar un cielo desde esa visión libre, aunque dentro de un orden, sacando la energía creativa de los pintores voluntarios “de una manera muy lúdica. Muchas veces lo que pasa con la pintura es que dices, no yo no se pintar o que lo haga otro. No. Tome usted un pincel que ya verá como se lo pasa”. Dejarse llevar por esta artista genial, tan apasionada de la pintura como de los libros, es fácil cuando ella misma es la primera convencida de lo que hace. “Intento poner en marcha una energía creativa que luego puede usar cada participante para movilizar otros aspectos de sus vidas. Creo que la energía colectiva que se pone en movimiento en estos talleres es muy estimulante”.

Mural creado en Bermillo de Sayago Ana Burrieza

Y ante el nuevo desafío que le planteó la asociación “La Mayuela” no se lo pensó. Sin la preparación previa que sí requiere en otras creaciones, Leticia comenzó a dirigir una orquesta de matices, tonos, mezclas, armonía, música. Y cada artista atendía sus instrucciones jugando con una libertad “bien entendida. Es entender que eres libre para pintar a la velocidad que tú quieras, al tamaño que elijas, creando tu color”.

Elaboración del mural colectivo. | Ana Burrieza

Una dinámica tan libre acrecienta las expectativas. Por eso cuando llegó el momento de desplegar la obra, la plaza de Bermillo se llenó de curiosos, además de los propios artistas, ansiosos por contemplar el mural. Solo había un inconveniente, un molesto viento que desarmaba el conjunto. Pero hasta de ese imprevisto se puede sacar partido cuando se habla de arte y de desarrollar una sensibilidad cromática que resultó sorprendente, a juzgar por las aclamaciones del público congregado en el corazón de Bermillo. Una lluvia de serpentinas coronó el cuadro.

Este proyecto de murales colectivos trasciendo el propio resultado de la obra. “Tener un pincel en la mano, esa libertad de crear te va guiando. Es una terapia, te olvidas, escuchas la música y ya no sabes ni quien está a tu alrededor. Es disfrutar del instante”. Contaba Gabriela, una de las participantes. “Es algo muy disfrutón” remataba Leticia Ruifernández.