La exposición que la capa parda alistana de honras y respeto protagoniza este mes en el Centro de Interpretación de la Semana Santa de Bercianos de Aliste esta cosechando grandes éxitos en forma de visitas, y aún permanecerá abierta al público hasta el día 31, de martes a domingo entre las 9 y las 14 horas.

Uno de sus últimos visitantes ha sido el músico y folclorista zamorano Luis Antonio Pedraza, que además se puso la histórica prenda para interpretar una melodía, compuesta por él y dedicada a la Cofradía del Santo Entierro de Bercianos, con un salterio o tambor de cuerdas y una flauta de tres agujeros.

El videoclip, cuya autoría recae en Jesús Caramanzana, es una promoción de la exposición sobre la capa parda alistana que permanecerá todo agosto en Bercianos de Aliste.

Otros de los visitantes han sido los últimos hacedores de paños pardos que quedan en España, concretamente en la provincia de León.

Esos paños pardos, como los que se emplean para confeccionar las capas alistanas, se elaboran con lana de raza autóctona de ovino “Castellana negra”, unas ovejas negras que en tierras alistanas nunca fueron las “descarriadas”, sino signo de supervivencia contra las adveridades propias y ajenas como sus gentes.

Decía Inocencio Calvo Silva, el pastor de Valer de Aliste por excelencia, que “arrepentidos los quiere Dios” alabándolas: “las Castellanas blancas son más tranquilas y serenas; las Castellanas negras y rebitajadas son duras como demonios, se suben a las paredes como las cabras y buscan la hierba y el agua donde no la hay. La lana blanca es más bonita, pero la negra más dura y duradera y muestra de ellos son nuestras capas alistanas”.

La Castellana Negra asimiló su morfología a la de una tierra como Aliste de inviernos muy fríos y veranos muy calurosos donde se pasaba de la abundancia de agua y verdes pastos a tener que cambiar el pastoreo extensivo sedentario por el trashumante a las sierras de la Alta Sanabria. Por San Antonio (13 de junio), fiesta para los animales, las familias aprovechaban para la esquila del ganado. El mayor valor de mercado de la lana blanca condenó a muerte a la Castellana negra en toda la meseta, a excepción de Aliste, donde ofrecía la materia prima para los preciados paños pardos el oro de las capas alistanas.