“Vinimos a San Miguel a podar los árboles en marzo y ya no pudimos volver, nos quedamos encerrados”. Así comienza en 2020, con la declaración del estado de alarma y el confinamiento, la idea y el proyecto profesional de Mabel Ferrero Rozada.

La apertura de su estudio de tatuaje en mayo, en El Puente de Sanabria, culmina esas dudas iniciales, el ánimo de su pareja Eduardo Morán y el deseo de emprender un negocio propio. “Fue parar y decidir dónde nos quedábamos”, dice esta benaventana que en una situación de crisis supo explorar una oportunidad y convertirse en “La Mujer Roble”.

Su carrera profesional comenzó a los 18 años con sus primeras exposiciones de pintura en Benavente con Caja España, Caja Duero en centros cívicos “pero del arte no se vive”. De hecho tuvo que dedicarse a otros trabajos como la hostelería. Mabel Ferrero es pintora y volcó su salida profesional hacia al arte de dibujar en la piel.

En esta profesión llevaba unos 10 años compaginando con otros trabajos, aunque dedicada exclusivamente los cinco últimos. Hasta febrero del pasado año trabajó en un estudio de tatuajes en Orense.

En su caso reconoce que “la Cámara de Comercio de Zamora nos ha ayudado mucho con el plan de empresa y para pedir las subvenciones. El tatuaje es para ella “una manera de crear. Una persona que se hace un tatuaje y se lleva una parte de ti, de tu arte, y para siempre. Por casualidades del destino el Ave Fénix, símbolo de la superación personal, es el motivo más demandado. Ferrero trabaja los diseños en su mesa de estudio, en la “tablet” aunque las paredes de su nuevo estudio son un catálogo de sus trabajos artísticos en diferentes técnicas pictóricas.

Mabel Ferrero trabajando. | A. S.

Mabel Ferrero trabajando. | A. S. Araceli Saavedra

Anima a todos los jóvenes a “echar raíces en un sitio como este” y a emprender. Mabel tiene clientes de todas las edades, desde jóvenes hasta veteranos de 70 años. “El tatuaje está hecho para todo el mundo”. Un joven cliente acompañado de su madre entra para mostrar cómo ha quedado uno de los tatuajes y que es un homenaje a su abuela sanabresa. Otra clienta de León entra para reponer un “piercing” que ha perdido. Trabaja con titanio biocompatible con el cuerpo que ayuda a cicatrizar y evitar alergias e infecciones. El titanio puede ser anodizado, es decir incorporar un baño de color, mediante un proceso que usa electricidad “es más caro pero mucho mejor porque no da alergias”.

La clienta leonesa se interesa por reproducir la imagen de sus dos mascotas en su piel. Esa es una constante, tatuarse por los demás, generalmente por la familia y especialmente por los hijos.

También conversa con Mabel de su mala experiencia con un tatuaje que se hizo de joven y que ha tratado de revertir y que ahora parece más difuminado. “Me hizo una calcomanía”. Mabel esteriliza los utensilios y coloca el piercing en la sala de tatuajes, esterilizada y preparada para trabajos más minuciosos y delicados. Otro usuario entra para pedir un tatuaje con las letras de un conocido grupo de rock. Lleva tatuajes desde la cabeza hasta las partes invisibles. Concierta una nueva cita para seguir ampliando su piel convertida en lienzo.