La provincia zamorana ha registrado en lo que va de año la desaparición de ocho personas, dos de ellos en el mismo municipio, Figueruela de Arriba, aún sin aparecer, y Flechas, donde fue hallado al día siguiente. Este fue uno de los datos dados a conocer tras el encuentro mantenido ayer en Figueruela de Arriba para abordar esta problemática, en el que participaron autoridades y agentes sociales de la comarca y a la que también asistieron el alcalde del municipio, Carlos Pérez Domínguez, y el de Mahide, Roberto Cisneros Sanabria, así como mandos de la Comandancia de la Guardia Civil (comandante y teniente coronel, teniente de Puebla y sargento de Villardeciervos), Carina Nepomuceno Gago (Ceas de Aliste) y representantes de Cruz Roja, Obispado y Junta de Castilla y León.

En caso de desaparición de una persona, las primeras horas y una actuación rápida resultan vitales y por eso es primordial dar cuenta con la mayor celeridad posible a la Guardia Civil para activar el dispositivo para su búsqueda.

Según el subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, “se trata de un problema real y grave que no va a menos, sino a más y que está producido por la despoblación y envejecimiento de la misma”, haciendo un llamamiento a que en cualquier pueblo y ante cualquier posible desaparición “se llame inmediatamente a la Guardia Civil porque las primeras horas son fundamentales”. Los habitantes del medio rural deben saber y así lo aclaro el subdelegado del Gobierno en Zamora que “la Guardia Civil realiza un despliegue inmediato de medios que no tiene un coste para los denunciantes, por eso hay que llamar siempre rápidamente”.

En este sentido Carlos Pérez, alcalde de Figueruela de Arriba, agradeció las labor diaria de los efectivos de la Guardia Civil en Aliste y en la búsqueda de los desaparecidos, agradecimiento que extendió a los ciudadanos: “dentro de la desgracia estamos agradecidos a todos”.

Entre las posibles soluciones, en el encuentro se planteó la necesidad de dotar a las personas más vulnerables de un localizador para que lo lleven siempre encima. Además iniciar una campaña de concienciación entre los habitantes del medio rural sobre usar estos localizadores con la colaboración de todos: farmacéuticos, sanitarios, curas, panaderos y vendedores ambulantes. Las previsiones apuntan a que el agosto de 2021 será uno de los meses con más población en los pueblos alistanos desde los años noventa del pasado siglo XX con la llegada de cientos de emigrantes, la mayoría de los cuales, como los residentes, son de la tercera edad, por ello se pide extremar las precauciones a la hora de salir al campo y a ser posible llevar siempre el teléfono móvil con localizador activado para poder avisar en caso de una emergencia o ser localizados en caso de desaparición.

Los problemas de cobertura dificultan el uso de localizadores

El problema es que fuera de los cascos urbanos en la mayoría de los pueblos directamente no hay cobertura o si la hay es muy débil al ser un territorio con muchos valles y montañas.

Figueruela de Arriba cuenta con la particularidad de ser el municipio con el mayor término de Aliste, integrando un territorio que abarca una superficie geográfica de 153 kilómetros cuadrados, la mayoría del cual está constituida por montes y frondosas riberas a la vera de la Sierra de la Culebra y de los ríos Manzanas y Cabrón, donde el paulatino abandono de la actividad agraria y ganadera ha traído consigo el aumento de la arboleda y también la maleza. Carlos Pérez Domínguez, alcalde de Figueruela, asegura que “Figueruela de Arriba es un municipio como cualquier otro, acogedor y de muy buenas gentes, y si de algo podemos presumir es de tener unos vecinos que son gente maravillosa, un ejemplo a la hora de cuidar a sus familiares y vecinos. Somos pueblos pequeños y aquí todos nos conocemos de toda la vida y nos ayudamos en lo que podemos. Por desgracia hemos tenido la mala suerte de que dos de nuestros vecinos han desaparecido y por desgracia no hemos podido localizarlos”.

Emigrantes que no reconocen el terreno, perfil mayoritario

La mayoría de las desapariciones en los pueblos se producen entre mayores que un día emigraron y se encuentran al volver los términos campestres de sus pueblos cambiados, pues muchas tierras antes sembradas de cereal se han convertido en selvas, desapareciendo en muchos casos los carriles y caminos. La estructura del territorio y su paisaje han cambiado totalmente. Señala un vecino octogenario preocupado por la situación: “antes se sembraba todo de trigo, centeno y cebaba, había mucha ganadería y todo estaba limpio, hoy vacas y cabras ya no quedan, si acaso ovejas, la maleza lo ocupa todo y a veces nos engaña el pensamiento, como salgas al campo a través y te metas en un monte con pinos o escobas, puedes desorientarte y cuando quieres darte cuenta ya no sabes ni donde andas ni donde estás ni como volver al pueblo”.

Personas de la tercera edad de los diferentes pueblos alistanos, tabareses y albarinos piden un plan institucional con la participación del Estado, Junta de Castilla y León y Ayuntamientos para “mantener limpios por lo menos aquellos caminos que en cada pueblo utilizamos los mayores para dar nuestros paseos” y sentencian “de lo contrario nos vemos obligados sin darnos cuenta a buscar alternativas y si meterse por el monte abandonado es peligroso no menos lo es utilizar las carreteras para pasear pues igual por no perdernos lo que somos es atropellados”.

Gallegos del Campo (Figueruela de Arriba) tiene marcada en su calendario la fecha del 2 de septiembre de 2016 cuando uno de sus habitantes, Miguel Fernández, de 78 años de edad, salía a dar un paseo como hacia todos los días y desaparecía sin dejar rastro alguno. Próximos ya a cumplirse los cinco años sigue sin darse con su paradero.

Cinco años de tristeza y dolor para su familia pues como reconocía a este periódico su hija Lucia Fernández, residente en Madrid: “lo duro del día a día es no poder cerrar el duelo”. Tristeza y dolor que comparten sus paisanos de Gallegos del Campo. Figueruela de Arriba se sumaba el día 30 de marzo de 2021 a la tragedia de las personas desaparecidas: José Antonio, con 72 años de edad, de complexión delgada, 1,70 centímetros de estatura, desaparecía y desde entonces nada más se volvió a saber de él.