Muelas del Pan celebra hoy, de manera puramente testimonial, el día grande de las fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol, una jornada atípica marcada por la crisis sanitaria global de la pandemia del coronavirus que ha obligado a suspender los multitudinarios actos que cada año solían celebrarse el 25 de julio.

Pueblo muy acogedor, año tras año, sin prisa pero sin pausa, gracias al trabajo y esfuerzo de sus vecinos y de su ayuntamiento, Muelas del Pan fue convirtiendo a sus fiestas patronales de Santiago Apóstol en unas de las más importantes y afamadas de la provincia de Zamora. Hablar de fiestas era hablar de Muelas.

Entre sus actos cada año han sido parte imprescindible las verbenas populares con las actuaciones de grandes grupos y orquestas como la tradicional convidada popular que antaño se hacía a base de sardinada y últimamente con parrillada de carne. Cultura y folclore, bailes y gastronomía, juegos y talleres, que no solo suelen atraer a vecinos y emigrantes sino a foráneos de otros pueblos que en Muelas del Pan siempre son bien recibidos.

En el municipio (Muelas del Pan, Ricobayo de Alba, Villaflor y Cerezal de Aliste) las fiestas son patrocinadas por el Ayuntamiento, una costumbre o tradición que se ha mantenido los últimos años con todos los alcaldes: Francisco Áñez Batolomé, Diego Martín Áñez, Manuel Arribas Martín y Luis Alberto Miguel Alonso.

Uno de los actos más emotivos cada año era la cena de convivencia y hermandad que el ayuntamiento ofrecía a las personas de la tercera edad de los cuatro pueblos coincidiendo con las fiestas patronales de sus localidades.

Este año con la pandemia aún presente los moleños están aprovechando para recordar tiempos pasados, con la esperanza de que el día 25 de julio de 2022 el Covid -19 sea solo eso, un mal recuerdo, y pueda volver a venerarse por todo lo alto a su patrono Santiago Apóstol: “La verdad es que se echan de menos las fiestas patronales, muy en particular porque son los principales días del año para el reencuentro de familiares y amigos. No obstante, hay que resignarse y ser conscientes de la situación que nos ha tocado y nos sigue tocando vivir: la salud ahora es lo primero y cuando esto termine podremos volver a celebrar las fiestas por todo lo alto como siempre”.

La alfarería ha sido históricamente la principal actividad “industrial” relacionada con Muelas del Pan y asociada a ella surgía la arriería, con tal importancia que entre ambas llevasen en ocasiones casi al abandono de la agricultura en unos terrenos en general poco propicios.

Muelas del Pan escribió parte de su historia gracias a una alfarería tradicional que ya en la Edad Media gozaba de un prestigio que le llevó a traspasar las fronteras de la provincia de Zamora. Los alfareros moleños se afanaron entonces en elaborar los barreños para la reina de Castilla, Juana la Loca, durante su encierro en Tordesillas lo cual no hizo sino reafirmar su gran prestigio.

En 1571 un manuscrito del Censo de Vecindario del rey Felipe II aparece el de “Ollero” como uno de los principales oficios de Muelas del Pan. En 1627 Gonzalo de Correas se hacía eco del dicho “Buen barro ai en Muelas, bueno lo ai en Periula” dentro de sus Vocabularios de Refranes y Frases Proverbiales.

En el año 1583 un tercio de la población moleña estaba relacionada de una u otra manera con la alfarería y en 1752 eran más los alfareros (33,5% de la población) que los labradores (30%). La actividad alfarera traería consigo una nueva actividad, la de la arriería. En el año 1853 Muelas del Pan contaba con 60 arrieros que disponían para realizar su labor de 167 caballerías. Domingo Rapado era uno de los moleños que explotaba la alfarería al norte de España: el 19 de febrero de 1646 un conocido mercader de Zamora le contrataba para a su regreso traer una carga de clavos y otra de hierro de Vitoria.

La construcción de “Salto del Esla” asentó un golpe mortal al oficio de la alfarería en Muelas del Pan, ya que surgía una nueva forma de vida: resultaba más productivo arrendar las habitaciones sobrantes de sus casa a los obreos o trabajar directamente en la construcción de la presa. El abandono se produjo de una forma masiva, pues se trataba de un oficio muy humilde.

Mujeres artesanas fueron las últimas alfareras representadas por “Magdalena la Gola”, la “Ti Aleja”, “La Caminera”, la “Ti Gata” y “Filomena la Pedrona”. El último horno que funcionó fue el de “Las Illerias” y se cerró allá por 1957. La alfarería moleña resurgió de sus cenizas en nuestros días gracias a la labor de Luis Miguel Pelayo, que lleva el oficio en la sangre, pues es nieto de la “Ti Aleja”.

Muelas del Pan cuenta con el Mueso de Alfarería de la Arqueología que ofrece sus tesoros con piezas de diferentes épocas y muestras alfareras: “Los primeros vestigios de los que tenemos noticias en Muelas del Pan corresponden al paleolítico (probablemente al inferior) y consisten en cantos trabajados entre los que se pueden distinguir al útil (quizá raedera).

El municipio de Muelas del Pan (Ricobayo de Alba, Cerezal de Aliste y Villaflor) cuenta en la actualidad con 615 empadronados (317 hombres y 298 mujeres), sin embargo a lo largo del mes de julio ya se ha empezado a notar el incremento de los residentes con la llegada de los emigrantes. Agosto será el mes donde los cuatro pueblos volverán a ver llenas sus calles y plazas de gente, incluidos niños. La población estacional de Muelas del Pan, según los datos del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, se sitúa entorno a las 1.770 personas.

Muelas del Pan alcanzó su mayor índice poblacional hacia 1930, coincidiendo con las obras de construcción del salto por parte de la Sociedad Hispano Portuguesa de Transportes Eléctricos “Saltos del Duero”, alcanzando los 1.992 empadronados, aunque obviamente los residentes eran muchos más. En 1950 ya se había descendido a los 1.478 y fue en 1991 cuando se bajaba del millar. Hoy debería de ser un día de actos emotivos y multitidinarios para todos los moleños, vecinos y emigrantes. No podra ser. Todas las esperanzas quedan puestas de hoy en un año: 25 de julio de 2022.