La antigua ferretería de Manuel Barrios en El Puente de Sanabria, situada en el barrio La Fuente, se convertirá en un secadero de flores y de elaboración de productos decorativos con materiales naturales, gracias al proyecto de emprendimiento de Ana Barrón. En estos días la promotora de este “taller” floral da los primeros pasos para poner en marcha la idea.

“Una cosa totalmente diferente”, como apuntaban los integrantes de una familia asturiana que veranea en la comarca, y que como muchos vecinos y visitantes, se asoma con curiosidad a la antigua ferretería, bautizada por algún cliente del siglo pasado como “El Corte Inglés” del Mercado. Flores secas, flores preservadas, rocas, semillas, ramas, raíces comienzan a establecerse en las estanterías para mostrar las numerosas aplicaciones en decoración, tanto en ornamentos sedentes como colgantes.

Ana Barrón explica la diferencia entre una flor seca y una flor preservada, mientras que la primera se somete a un proceso de desecación en las condiciones idóneas para que no pierda forma y color, las flores preservadas tienen un tratamiento, generalmente con glicerina, que mantiene las características de la flor.

Los ramos de achilea o mielenrama cuelgan de las vigas de madera destacando las tonalidades amarillas y blancas, donde antes colgaban las bicicletas que estaban de moda. Marita Barrios Fernández desde los 8 años ayudaba a su padre entre las estanterías y las miles de cajas de madera que llenaban la pared de arriba abajo. Incluso ya casada y con niños, todos los veranos y durante dos décadas, seguía bajando a la tienda a ayudar a su padre. El negocio cerró hacia 1987 o 1988. Reconoce su pasión por esta profesión “cuando voy por la calle, en Madrid, me fijo antes en una ferretería que en una tienda de ropa”.

Un cliente que dice ser de San Justo también entra al ver a puerta abierta “tengo buenos recuerdos” de niño y de sus visitas al establecimiento.

Hay un sinfín de plantas aptas para la decoración, hasta las más sencillas y abundantes como la caléndula, de intensos tonos naranjas. Alrededor de la mesa de trabajo hay varios cestos con dos tipos de trigo, candeal y de mocho. El trigo candeal casi no se usa en las panificadoras por el tipo de espiga que tiene. Marita encuentra una lista de precios a máquina y con algunas anotaciones: “esta letra es de mi padre”.

Se conservan aún las cajas organizadoras con la etiqueta de los que contenía: tornillos, clavos, tuercas, puntas de cabeza ancha, puntas de cabeza plana. Llegó a tener una pequeña mercería y una pequeña joyería. Se vendían cartuchos, cinturones, mangos, hoces, azadas. La lista es extensa como los carriles con las estanterías llenas que muestra Marita en una fotografía familiar. Esas cajas contendrán en el nuevo proyecto la colección de flores secas.

Ana Barrón hace una demostración con el brezo seco para separar la hoja de la flor, ambas son minúsculas. Los centros y elementos decorativos que van cubriendo las paredes y las estanterías proceden de la exposición que realizó en El Puente de Sanabria. Este es el primer paso de su proyecto porque a medio plazo quiere proponer realizar talleres para las asociaciones y ayuntamientos.

Un hombre observa un brezo seco en el mostrador de la ferretería. | A. S.