Desde que Almudena Rodríguez se hizo ganadera, después de renunciar a una acomodada posición en el País Vasco, su casa ha sido un refugio de amigos atraídos por un paisaje extraordinario y una vida entre las ovejas tan desconocida como sorprendente. El relato de esa experiencia en las entrañas de una ganadería extensiva es el germen de la novedosa iniciativa de esta pastora sayaguesa, que abre las puertas de su explotación a quien quiera conocer cómo es su trabajo.

Aquella joven madre de tres hijos, soñadora y novata, que hace una década se asentaba en Sayago y aprendió “a base de tortazos”, hoy es una curtida ganadera mucho más desenvuelta con su rebaño de 350 ovejas de raza autóctona castellana blanca y negra. “Once años después estoy contenta, ha sido duro, complicado, con muchos cambios y dificultades pero la ilusión la sigo teniendo” confiesa esta salmantina de 51 años asentada en Argañín.

Sin dejar de aprender en un oficio que no sabe de escuelas (al menos en Zamora, a pesar de ser la primera potencia ovina del país), Almudena se embarca en una ilusionante propuesta de mostrar a la sociedad cómo es el trabajo de hombres y mujeres que nos garantizan la comida en la mesa.

Los primeros visitantes acompañan a la ganadera con sus ovejas. | Cedida

“Una mañana de pastoreo” es una actividad de turismo en la naturaleza que invita a “conocer los secretos del pastoreo con ovejas de raza autóctona y a disfrutar del precioso entorno de mi localidad, en el Parque Natural Arribes del Duero y la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica”. Familias con niños, adultos o jóvenes tienen la oportunidad de caminar con el rebaño de Almudena desde Argañín hasta los pastizales comunales, entre muros de piedra y encinas centenarias. “Vemos cómo salen las ovejas de la majada, el pastoreo en los comunales con todo lo que encontramos en el camino, las cortinas, las paredes, el aprovechamiento de pastos y rastrojos, la distinta función de los perros, cómo uno trabaja y el otro cuida. Pretendo que la gente conozca mi día a día, el pastoreo en un espacio natural bárbaro”.

Si todo esto no se lo cuentas a la gente se va a ir perdiendo

Por experiencia propia, Almudena advierte el “desconocimiento total” de un oficio ancestral y un sistema de producción extensiva que aprovecha los pastos naturales, con todas las bondades que aporta al medio ambiente y la sostenibilidad. Pero el declive imparable, como si asistiéramos a los últimos exponentes del callado trabajo de hombres y mujeres que en Sayago una batalla numantina por preservar un oficio milenario: el pastoreo.

Almudena Rodríguez saca a pastorear al ganado I. G.

“Se habla mucho de la ganadería, de las macrogranjas, ahora lo de la carne, pero no todo es lo mismo. Si vienes y te cuento cómo hago para producir mis lechazos verás que es muy diferente una forma de trabajar de otra” defiende esta pastora del colectivo de Ganaderas en Red, asociación fundada por productoras de ganadería extensiva.

“El pastoreo es fundamental, tiene una función medioambiental impresionante y se está perdiendo en favor de una producción industrializada. Hay que valorar las ganaderías de razas autóctonas, además estamos en un territorio con un patrimonio etnográfico bárbaro; todos estos valores están amenazados” lamenta Almudena. “Si todo esto no se lo cuentas a la gente se va a ir perdiendo. Escuché en una charla a un señor que dijo, lo que no se conoce no se protege y no se cuida. Y también decía que el pez no ve el agua, pasa con todo; como se ha vivido aquí toda la vida, trabajando en el campo y con el ganado parece que no lo valoras, pero es que esto es impresionante”.

Almudena Rodríguez, pastora de Argañín I. G.

El pastoreo es fundamental, tiene una función medioambiental impresionante, pero fenece en favor de una ganadería industrializada

Esta mujer defensora de los valores de los territorios de la periferia hoy vaciados, que no mamó el oficio pero sí llegó a él plenamente convencida, lamenta el daño que le ha hecho a la España rural un “complejo de inferioridad incomprensible, porque el sector primario es fundamental y ahora con la pandemia se ha visto”.

Contra esos molinos lucha esta ganadera que no deja de innovar. Cuenta, ilusionada, que ha probado a elaborar embutido de cordero mezclando con grasa de cerdo la carne de los animales que quedan “enratonados” y no valen para lechazo. “Está mortal” resume sobre la exquisitez. Un nuevo desafío, como las prometedoras visitas a su granja.