La villa de Tábara contara con piscinas públicas para el verano de 2022. Así lo acordó la Corporación Municipal en la sesión plenaria del mes de julio con el foto favorable de los concejales socialistas y la abstención del Grupo Popular.

El proyecto técnico aprobado, “Piscina municipal y vestuarios”, ha sido redactado por el ingeniero civil Manuel Ángel Rodríguez Manzano y fija la inversión en 500.000 euros, que saldrán del remanente de tesorería del propio Ayuntamiento.

Aunque el proyecto defina “piscina municipal” obviamente, a demás de la zona de baño para adultos, contará con piscina de chapoteo infantil, pues en la actualidad la normativa exige habilitar una para los niños.

Una vez aprobado, el proyecto técnico deberá pasar ahora un período oficial de exposición pública de veinte días, durante los cuales podrá ser examinado por quienes así lo estimen oportuno y en su caso, si así lo considerasen, presentar alegaciones. Caso de no haberlas se daría por aprobado con carácter definitivo el día 2 de agosto de 2021, pudiendo iniciar el Ayuntamiento los trámites para sacar a concurso público la licitación de las obras que con once meses por delante podrían estar finalizadas para la llegada de verano de 2022.

Vecinos de Tábara consultados por este periódico sentenciaban ayer que “la villa necesita unas piscinas públicas para que vecinos, emigrantes y visitantes podamos disfrutar del baño dentro del pueblo, porque una alternativa de ocio estival también supondrá mejorar nuestra calidad de vida. Todos sabemos que las piscinas son un gran gasto para los ayuntamientos, pero ello no quita que a su vez sean un servicio muy valorado y más aún en un pueblo como Tábara, sin zonas de baño naturales”.

La alternativa de baño más cercana hasta ahora para los tabareses es la piscina municipal de Moreruela de Tábara, o en su caso acercarse a las playas fluviales de los embalses de La Carballeda. “Ello supone que muchos opten por quedarse en casa cuando se trata de familias con niños o mayores”.

La comarca natural de Aliste, Tábara y Alba cuenta en la actualidad con 10 piscinas municipales públicas. La más prolífica en zonas de baño artificiales es la subcomarca alistana con piscinas en San Vitero, Acañices, Rabanales, Villalcampo, Muelas del Pan, Figueruela de Arriba (en el camping Sierra de la Culebra) y San Pedro de las Herrerías (en el campamento). En la subcomarca de Tábara únicamente funciona la piscina de Moreruela. En Tierra de Alba no hay ninguna, pero Carbajales prevé invertir 114.000 euros en finalizar la suya para 2022.

Tábara será la última de las tres cabeceras de subcomarca que construirá su zona de baño, sin embargo, se da la circunstancia de que la villa fue la primera localidad de toda la comarca natural que contó con piscina en el siglo XX. Nada más finalizar la Guerra Civil la villa de Tábara se vio beneficiada por la ley del 2 de julio de 1940 para reorganizar la Milicia Nacional, pasando desde entonces a distinguirse la “Milicia del Movimiento” (premilitar) y la “Milicia Universitaria”, a la que accederían todos aquellos jóvenes que cursarán sus estudios universitarios a los que se iba a formar militarmente para el servicio oficial, pudiendo de esa manera alcanzar el empleo de alférez de complemento.

Así fue como se creó el Campamento Instrucción Preliminar Militar (I.P.M.) de “La Folguera” en un fértil paraje situado en la margen izquierda de la Nacional 631, una vez pasado el arrabal de San Lorenzo. Se trata de una finca pública de 2,7 hectáreas atravesada por los arroyos Urri y Folguera.

El I.P.M. tabarés fue pionero en España junto a los de Tierz (Huesca), Marbella-Las Chapas (Málaga), Ferral de Bernesga (León), Seva (Barcelona), Rota (Cádiz), Granja de San Ildefonso (Segovia) y Santa Cruz-Hora Fría (Tenerife).

Entre sus infraestructuras, todo un adelanto y novedad para aquellos tiempos, estaba la piscina con sus vestuarios y demás. Poco la utilizaron los militares pues al finalizar el curso del 42-43 era clausurado el campamento de La Folguera, desmantelado y trasladado a Monte la Reina, en Toro. Allí se formaron estudiantes procedentes de los institutos universitarios de Salamanca, Valladolid, Oviedo, Bilbao y Santiago de Compostela.

Tras quedar en desuso la zona de baño de “La Folguera”, contar con unas piscinas municipales ha sido durante años uno de los grandes sueños de los tabareses y la asignatura pendiente del ayuntamiento antes gobernado por el PP y ahora por el PSOE.

En el mes de agosto de 2017, la Corporación Municipal entonces presidida por el alcalde José Ramos San Primitivo, decidía por fin afrontar la construcción de un complejo acuático público a ubicar en la zona donde está el depósito de almacenamiento y distribución de agua. El proyecto, obra del ingeniero de caminos Carlos Andrés García, preveía un presupuesto base de licitación para su ejecución material mediante contrata de 350.000 euros a financiar con fondos propios. La infraestructura preveía una piscina para adultos de planta rectangular con 25 metros de longitud por 12,5 de ancho, más 2,20 de profundidad en la cabecera mas honda y 1,28 en la opuesta; y además otra de juegos destinada a los niños.

El Ayuntamiento de Tábara, tanto en la pasada legislatura como en la actual, no está ni muchos menos endeudado, al contrario, desde hace muchos años es uno de los consistorios más saneados y con remanentes. Sin embargo la construcción de las piscinas municipales tabaresas se vieron afectadas por las normas a cumplir de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera (la “ley Montoro”), la cual limitaba la capacidad inversora de los ayuntamientos.

En septiembre de 2020 el Gobierno de España suspendía las reglas fiscales para todas las Administraciones publicas hasta finales de 2021, lo cual permite a los ayuntamientos, como Tábara, poder gastar los remanentes.