Los trabajos a prestación personal han sido una tradición en el mundo rural. La juventud tenían un cometido propio, entre San Pedro (29 de junio) y Santiago (25 de julio) limpiar a través de ese trabajo altruista las fuentes, tanto las urbanas como las campestres ante la llegada de una época estival donde las tareas de la siega, el acarreo y la trilla, llevaban a pasar más tiempo en la “facera” que en los pueblos.

En muchos de los pueblos el cometido de limpiar las fuentes recaía en los mozos, que una vez dejados los acuíferos como una patena colocaban junto a él un ramo de flores silvestres que indicaba que estaba lista y limpia. Por desgracia en la mayoría de los pueblos los adolescentes y jóvenes brillan en nuestros días, pero por sus ausencia, con lo cual quedan dos alternativas los acuíferos abandonados o almas caritativas dispuestas a la tarea y, como siempre pasa, nuestros mayores, orgullosos de su pasado, no fallan: están listos.

Los vecinos de Las Torres de Aliste han querido mantener la tradición pero con la salvedad de que al no haber habitualmente juventud residente quienes se han arremangado para mantener la tradición son los jubilados: “La tercera edad tenemos dos ventajas que somos muchos y vamos sobrados de tiempo y de ganas de trabajar por nuestro pueblo” aseveran por unanimidad.

Adecuación de una fuente. | Ch. S.

Adecuación de una fuente. | Ch. S. ChanySebastián

Como un sol quedaron la Fuente de Arriba, la Fuente de Abajo y la del Rebollar, de Las Torres. Resultó una tarea gratificante pero no por ello fácil, pues algunas de ellas fueron anegadas el pasado invierno por el cauce del río Aliste y estaban llenas de maleza y suciedad bastante variada. Las Torres se situaba el pasado año con 63 habitantes 8 mas que el año anterior.

También en Figueruela de Arriba ha dado ejemplo y los vecinos, hombres y mujeres, se reunieron para limpiar su acuífero más emblemático, la Fuente de la Aldea que, aparte de ofrecer magníficas aguas para saciar la sed, las sobrantes de van a un estanque (donde algunos incluso se atreven a darse un chapuzón cuando llegan los calores más fuertes) y finalmente se utilizan para regar las huertas cercanas. También los veraneantes como Bernard Chennot y su mujer llegados de Francia se unieron a la labor de limpieza y decoro.

Fuente afamada por su ubicación es la sitiada junto a la entrada del campamento juvenil “San Ignacio de Loyola” de San Pedro de las Herrerías, con zona de aparcamiento junto a la carretera ZA-912 de Alcañices a Villardeciervos lo cual lleva a que sea uno de los acuíferos más visitados tanto por los automovilistas como por los ciclistas y senderistas que desarrollan su actividad veraniega por el entorno de la Sierra de la Culebra.

Una persona limpia una fuente. | Ch. S.

Una persona limpia una fuente. | Ch. S. ChanySebastián

Digno de destacar es el caso de Moveros, el pueblo de las barrilas y los cántaros para el agua, que tras muchos años sin acuíferos urbanos este año han recuperado sus fuentes públicas los operarios municipales del Ayuntamiento de Fonfría.

Por su valor tanto arquitectónico como por sus aguas son afamadas la Fuente Grande de Nuez, a la que algunos atribuyen orígenes romanos, así como la de Nuez o la Fuente de los Caños de Alcañices. A nivel campestres mención especial es la Fuente Fidionda de Grisuela a la que se atribuye propiedades medicinales para la piel, estos días un oasis de agua a a orillas del ya seco río Cebal. Por desgracia la llegada de los abastecimientos domiciliarios de agua trajo consigo en los años ochenta del siglo XX que muchos pueblos dejaran abandonadas a su suerte a las antiguas fuentes y hoy cuando llega un visitante o a un niño le entra sed no tiene donde saciarla: un desatino al que hay que poner remedio.

La escasez de precipitaciones a lo largo de los seis primeros meses del año han traído un invierno y una primavera atípica que llegado el verano pone contra las cuerdas a los acuíferos alistanos campestres y urbanos y muchos de los manantiales, pozos de sondeo, arroyos y ríos están viendo mermado sus caudales preocupantemente y en algunos de los casos incluso ya se han secado por completo.

Tareas en uno de los espacios públicos. | Ch. S.

Tareas en uno de los espacios públicos. | Ch. S. ChanySebastián

A lo largo del primer semestre de 2021 (181 jornadas) solamente hubo 47 días de precipitaciones que dejaron un total de 428 litros por metro cuadrado lo cual convierte al invierno y a la primavera en unos de los más secos del siglo XXI. A lo largo de 134 días no cayo ni una sola gota.

El temporal “Filomena” de enero llevaba a mirar al refranero con su “Año de nieves año de bienes”, pero el tiempo ha dejado claro que nada más lejos de la realidad. Cayeron en todo enero 116 litros durante diez días de precipitaciones y de ellos el día 9 cayeron solo cuatro nieve.

Mejoró la cosa en el mes de febrero con 189,2 litros en 15 días de lluvia. El 8 de dicho mes fue el más lluvioso con 59 litros de agua por metro cuadrado. Las cosas se complicaron en marzo con solo un día de lluvia y 1,2 litros. En abril durante once días cayeron 61,2 litros. En mayo tres días con 23 litros y en junio durante siete días de tormentas cayeron 23 litros. En el mes de julio apenas si han caído 1,5 litros por metro cuadrado.

Aliste, una comarca agroganadera por excelencia, durante siglos tenía marcadas tres fechas en el calendario para el cambio de la primavera al verano.

El día 13 de junio, San Antonio, fiesta para los animales, quedaban liberados de trabajar: no podían uñir las vacas para tirar del carro ni arar, era jornada dedicada a pastar, se dedicaba el día a esquilar las ovejas liberándolas de la lana para los calores veraniegos y la trashumancia hacia las verdes y frondosas sierras de la Alta Sanabria.

San Pedro Apóstol eran palabras mayores: aparte de cambiar el mayordomo de la iglesia, ese día se contrataba al pastor y al zagal, al vaquero y al revecero.