Ramón Castresana es director de Fundación Iberdrola España, constituida por la empresa energética como parte de su responsabilidad social corporativa. Entre otras actuaciones, la Fundación Iberdrola España cofinancia junto a la Junta de Castilla y León y el Gobierno de Portugal el programa Románico Atlántico para Zamora, Salamanca y el norte del país luso. Dentro de este programa se han rehabilitado las iglesias de ocho pueblos zamoranos, entre ellas el monasterio de San Martín de Casteñada, visitado esta semana por el director de la entidad.

—¿Por qué decidió Iberdrola contribuir a la recuperación y puesta en valor del patrimonio histórico y religioso de Castilla y León y de Portugal?

—Iberdrola está muy afincada en todo este territorio, tenemos todo el aprovechamiento hidráulico de la cuenca del Duero y toda la red de distribución. El compromiso de Iberdrola con Castilla y León es enorme, parte del origen de la compañía está en este territorio. En Portugal también tenemos desarrollos hidráulicos muy importantes en la zona del Támega, y cuando surge la posibilidad de hacer actuaciones relacionadas con el románico qué mejor que hacer un proyecto internacional, transfronterizo, en el que podamos unir los objetivos tanto de la Consejería de Cultura y Turismo de Castilla y León como del Ministerio de Cultura de Portugal, y montar una colaboración público-privada con Iberdrola a través de la fundación para hacer actuaciones sobre el patrimonio en estos territorios.

—¿Es difícil cuidar del patrimonio en una región tan extensa, con una historia tan larga y un patrimonio tan rico?

—Es difícil sobre todo por la antigüedad de todos los emplazamientos, es decir son iglesias de 500, 600, 800 años, pero para nosotros lo más importante del proyecto es la incorporación de la última tecnología disponible para poder hacer las actuaciones de la mejor forma posible. El mantenimiento de todos estos templos no es solo poner un poco de yeso en las paredes. Hay un trabajo científico, un trabajo de investigación, un trabajo de tecnología e Iberdrola, junto con la Fundación Santa María la Real y la colaboración de la Junta de Castilla y León, se centra sobre todo en este componente tecnológico. Todas las actuaciones que hemos hecho están monitorizadas en tiempo real, con técnicos que están supervisando qué está ocurriendo en cada uno de los templos desde el punto de vista de la temperatura, de la humedad… y eso nos da mucha información para que luego las actuaciones que se realizan realmente tengan éxito. La experiencia es un grado y hemos ido aprendiendo que necesitamos de ese componente tecnológico para que luego los resultados puedan perdurar en el tiempo. También nos permiten observar cómo están evolucionando en el tiempo las mejoras que hemos desarrollado a través de esa monitorización.

—Una forma de poner las tecnologías más modernas al servicio del cuidado del pasado.

—Por supuesto, la tecnología nos está ayudando mucho para el mantenimiento y el cuidado de los frescos que sigue habiendo en todas las iglesias, la humedad que puede entrar por los diferentes muros, la humedad que puede entrar por las cubiertas, la temperatura ambiente. En definitiva, para que la conservación de todo este patrimonio sea cada vez mejor.

—¿Cuánto presupuesto ha destinado la Fundación Iberdrola en total al programa Románico Atlántico?

—Ya después de 10 años de colaboración estaríamos rondando los 2 millones de euros, evidentemente también hay un parte del presupuesto que pone la Junta de Castilla y León, y también el Gobierno de Portugal, cada uno en su respectivo territorio, pero al final es una colaboración público-privada donde nosotros estamos muy satisfechos con lo que estamos haciendo. Nos gustaría hacer más, pero los presupuestos son limitados, las actuaciones muchas, y dentro de las líneas de trabajo que tenemos en la Fundación tenemos que diversificar nuestras actividades, ya no solo desde el punto de vista de arte y cultura, sino también de otro tipo de actividades que la fundación apoya.

—¿Cómo contribuyen este tipo de actuaciones a dinamizar el medio rural?

—Entre los objetivos iniciales que tenemos nosotros dentro del programa Románico Atlántico está precisamente eso, cómo podemos dinamizar la economía, la sociedad y la propia comunidad en aquellos sitios donde estamos rehabilitando los templos. Para eso es muy importante el conseguir que el público, que los turistas, que los propios habitantes del territorio visiten todas estas iglesias del románico que son auténticas joyas. En ese plan de dinamización se han incluido puntos de información en las iglesias rehabilitadas para que los visitantes puedan ver qué otras actuaciones se han realizado en todo el territorio y también vayan a visitarlas. Esas visitas evidentemente generan movimiento en la zona, estamos hablando en algunos casos de iglesias ubicadas en un pueblo donde hay 14 habitantes, pues al final estamos consiguiendo que la gente visite estos pequeños pueblos y puedan encontrar una cafetería donde tomar algo, puedan comprar un queso, encontrar productos locales y, poco a poco, se está consiguiendo un turismo muy nacional. La pandemia ha generado un movimiento de un turismo nacional, y casi diría local, mucho más importante que el que teníamos hasta ahora. Lo estamos viendo no solo en estos pueblos donde hemos llevado a cabo intervenciones en el románico, sino también en muchos otros proyectos que estamos realizando nosotros por todo el territorio nacional. Directores de Parques Nacionales, de Parques Naturales, de Reservas de la Biosfera, de monumentos, de catedrales, están todos notando un incremento de la afluencia de público nacional y eso contribuye a seguir generando esa dinamización rural. Lo que nosotros también pretendemos dentro de los objetivos que tenemos en la fundación que es asentar población en el territorio poniendo en valor la riqueza que tenemos.

—¿Contribuye también de algún modo a acercar dos economías y dos culturas de dos regiones vecinas que a veces viven de espaldas entre sí, como son Castilla y León y Tras os Montes?

—Si vas en coche y no miras los carteles parece que estás en el mismo sitio, el paisaje es muy parecido: el monte, la flora, la fauna, las iglesias del románico... Evidentemente esa colaboración entre ambas Administraciones existe y este proyecto ha conseguido unir un poco más dos territorios separados por una raya teórica que es la frontera con Portugal, pero desde el punto de vista del proyecto esa frontera no la notamos, es decir, las actuaciones que estamos haciendo en Portugal son iguales a las que estamos haciendo en Zamora y Salamanca.

—¿Ha habido algún parón o retraso en alguna de las actuaciones debido al confinamiento?

—Hemos tenido suerte porque el tipo de actividades que realizamos nosotros llevan mucho tiempo de preparación, de diseño, de elaboración de proyectos, de memorias técnicas que no han sufrido ningún parón. Hemos podido tener algún parón en la actuación directa de los elementos, pero ya se ha recuperado. Si acaso ha permitido tomarse más tiempo para preparar una memoria descriptiva de las actuaciones a realizar en más detalle. En lo que sí nos ha afectado es que hemos tenido menos visitas a estos monumentos de las que nos hubiera gustado, como ha sucedido en todas partes.

—La Fundación Iberdrola tiene un gran compromiso con esta zona de la cuenca del Duero, especialmente con Zamora y Salamanca, ¿tienen más proyectos guardados para la zona, aparte del Románico Atlántico?

—Tenemos muchas actuaciones en cartera. Seguimos recibiendo peticiones a través de la propia delegación de Iberdrola en Castilla y León, que están más al día a día de lo que sucede en el territorio. Castilla y León es uno de los territorios más ricos en patrimonio, donde el compromiso de Iberdrola es mayor, el presidente es de Salamanca y siempre nos llegan muchas solicitudes de esta región. Tenemos un equipo técnico que evalúa todas las propuestas que nos van llegando y en función del resto de actuaciones en curso y programadas vamos avanzando. Hemos inaugurado también hace poco la iluminación de la catedral de Palencia y antes la iluminación de la catedral de Ávila. El compromiso de Iberdrola con Castilla y León es total y tenemos que ir ordenando las prioridades que hay en el territorio. El mes pasado hemos inaugurado la exposición de “El Prado en las calles de Castilla y León” y va a itinerar por toda la comunidad. En Zamora ya estuvimos coincidiendo con el 200 aniversario del Prado, y ahora vamos a estar en Benavente.