Carlos Lacasta, ingeniero agrónomo e investigador en la finca experimental “La Higueruela” en Toledo, participa esta tarde en una nueva sesión de las Jornadas Ecológicas organizadas por la Diputación. El experto, autor de más de un centenar de trabajos de investigación relacionados con agricultura y recursos naturales, centra su ponencia en “La agricultura de secano ante el nuevo escenario del cambio climático”.

–Hablar de cambio climático y sus consecuencias ya no es hacer conjeturas, estamos ante hechos contrastados; parece que empieza a haber consenso sobre un fenómeno sin precedentes.

–Eso es claro, aunque todavía nos encontramos con gente que no lo tiene muy claro, incluso a nivel de técnicos de campo. La cuestión es que como no tenemos perspectiva del tiempo pues parece que el cambio climático no está pasando, que seguimos con todo igual; lejos de ello, nada está igual.

–Hablemos de casos concretos.

–Una de las cosas que me pasaba es que, como trabajo en el campo y todos los días miraba la temperatura, analizas los datos meteorológicos y ves lo que va ocurriendo, lo vas apuntando. Yo le decía a la gente, algo está pasando. Por ejemplo, cultivos como el garbanzo o el girasol en la zona de Castilla-La Mancha están muy limitados, no pueden producirse. Porque el periodo de heladas que antes era de cinco meses, incluso de seis, ahora no llega a tres meses. Eso está produciendo unos cambios bestiales. Y lo mismo ocurre con el cultivo de cereal, que ya lo ves espigado en el mes de febrero. También han aumentado las enfermedades. Si crece el desarrollo del cultivo porque tiene temperatura, eso genera un ambiente en la densidad de cultivo muy grande y se desarrollan enfermedades que antes no se daban.

–¿Y los cultivos arbóreos, en plena expansión?

–En los años 90 hicimos un experimento sobre viñas y veíamos que el factor más importante de producción eran las heladas de primavera, que se producía una cada cuatro años. Más que las plagas y enfermedades lo que influía era la climatología. Y con los almendros, prácticamente comíamos almendras una vez cada cinco temporadas porque se nos helaban. Cuando pusimos los pistachos eran inviables y recuerdo una conversación con un agricultor de Zamora en una charla sobre pistacheros que me decía, es que ahora hay más variedades. No, lo que ha ocurrido es que ha cambiado el clima, antes no podían poner pistachos y ahora sí.

–¿Qué consecuencias traerá el cambio de cultivo herbácero a cultivo arbóreo?

–Con el sistema de dejar el suelo desnudo, el proceso de degradación aumenta. Es una transformación que se va produciendo, te vas adaptando y piensas que hay más variedades que se pueden poner. Pero la realidad es que ha cambiado el clima y ahora el pistacho, por ejemplo, no sufre las heladas.

En Ciudad Real la temperatura media ha aumentado 3,5 grados en los últimos 25 años; esto es una barbaridad

–Este nuevo escenario obliga al agricultor a variar la forma de producción porque es evidente que lo que se ha venido haciendo toda la vida ya no vale.

–Pero el peligro no es ese. Por ejemplo en el mismo caso del pistacho, que pusimos en los años 80, ocurrió que en 2001 empezamos a no tener heladas y la producción era todos los años. El problema es que nosotros recomendábamos variedades tardías porque las horas frías retrasaban la floración y por lo tanto se salvaban de las posibles heladas de primavera. Pero los árboles de hoja caduca necesitan unas horas de frío para entrar en brotación. ¿Qué ha pasado?, que 20 años después de que nosotros recomendáramos variedad de pistachos de floración tardía, ahora resulta que no cumplen con las horas de frío. Y entonces tenemos una floración escalonada. Eso hace inviable el cultivo.

–¿Entonces el cambio climático avanza más rápido de lo que nos pensamos?

–Es tan rápido que, por ejemplo, en Ciudad Real la temperatura media ha aumentado 3,5 grados en los últimos 25 años. Esto es una barbaridad. Pero además con todas las variables. El periodo de heladas ha disminuido, las temperaturas en verano han aumentado 4,5 grados. Tenemos que pensar que el estío era de unos 3-4 meses y ahora tenemos seis meses sin agua. Esto hace que todos los cultivos de verano sean inviables en el secano. El girasol se ha hecho inviable porque la transpiración es muy bestia.

Antes las heladas eran un problema y ahora lo son las hierbas

–¿Qué cultivos se benefician de esta situación?

–Las legumbres, un cultivo con muchos problemas con las heladas, pues ahora vegeta muy bien. También ha aumentado la posibilidad de coger buen forraje porque como no llueve en mayo. Con las hierbas ocurre como con las legumbres, que son cultivos poco competitivos y entonces invaden el campo. Antes las heladas eran un problema y ahora lo son las hierbas, porque al tener un banco de semillas muy diverso hay especies para adaptarse a cualquier situación climática que se presente.

–¿Cómo se asume y se hace viable ese cambio en todo el modelo de producción agraria?

–La agricultura convencional es inviable porque los costes suben pero el precio del producto sigue siendo el mismo. Los agricultores se dan cuenta de que no les salen las cuentas y en algunos casos encima tienen que poner dinero.

–¿Qué consecuencias tiene el cambio climático en el cereal, cultivo tradicional de Castilla y León, sufre más el trigo que la cebada porque tiene más necesidad de agua?

–Ahora lo que más se busca es ver qué tipo de ciclo pongo en el cereal. La cebada tiene menos necesidades que el trigo para producir el grano y menos nutrientes, pero el problema ya no es ése sino cómo salvo la cosecha. A lo mejor en Zamora todavía no tienen los problemas que ya sufrimos más al sur, pero van subiendo. Si aquí estamos en un aumento de 3,5 grados en Zamora es 1,5. Dos grados de diferencia es mucho, pero va a llegar. Hay que mirar al sur porque eso es lo que te viene. Ahora estamos viendo que es mejor poner ciclos largos para que se alargue lo máximo posible el momento del encañado y que no se adelante. Porque si voy con variedades más tempranas para salvar la falta de agua, me puedo encontrar con que la planta se hiela. Han cambiado las condiciones y eso hace que uno tenga que empezar a plantearse nuevas formas de producción.

–¿Las administraciones tiene conciencia de todo esto?

–Cuando le hicieron esta misma pregunta al representante de Europa para el cambio climático dijo, los gobiernos están informados, el problema que tienen es cómo gestionar esta información en un sistema democrático. Claro que lo saben, por eso la política que está saliendo de la Unión Europea es de cara a afrontar el cambio climático, porque es el mayor reto que tenemos. Se van a producir migraciones aún mayores, el campo ahora está vacío, pero puede estarlo más todavía. Si nosotros tenemos problemas de producción de alimentos, imagínate el sur, toda la cuenca mediterránea. En el norte va a aumentar la temperatura, pero les viene bien porque van a aumentar la producción.

Lo que propongo es el cultivo asociado, utilizar la biodiversidad como un elemento para adaptarse al cambio climático

–¿Corren peligro las producciones de regadíos?

–Los pozos ya están avisando en toda la cuenca mediterránea de que hay que empezar a frenar, no se puede poner más regadío. Los gobiernos lo saben pero les cuesta porque es impopular. Menos mal que estamos en Europa y Estados Unidos ahora se lo toman en serio gracias al cambio de gobierno.

–Hay que empezar a trabajar para disminuir esos efectos, ¿cuál es la alternativa?

–Yo lo que propongo ya es el cultivo asociado. Utilizar la biodiversidad como un elemento para adaptarse al cambio climático. Como las condiciones son tan diferentes, pues en vez de poner un solo cultivo de cereal, mezclarlo con legumbres. Entonces habrá años que le vaya mejor al cereal y otros a la legumbre. Todos los años tengo cubierto el suelo, recibe carbono y empiezo a eliminar labores porque generan mayor desertificación. También es una forma de combatir las lluvias de alta intensidad que en suelos desnudos produce unos procesos erosivos importantes. Abogo por cultivar con biodiversidad, es la mejor manera de adaptarse y empezar a poner freno a los procesos de desertificación.

–¿Cómo es ese cultivo con biodiversidad?

–Dejar que sean los propios cultivos mezclados los que se adapten al sistema. Lo que hacemos es introducir diversidad en el cultivo. Hemos hecho ensayos con varias leguminosas y cereales todos sembrados a la vez. De tal manera que todos los años meto carbono al sistema y además nitrógeno. De esa forma, si el año me viene mal para el cereal pues tengo la leguminosa. El cereal se encarga de controlar las hierbas y, como no muevo el suelo, la hierba tiene menos posibilidad de desarrollo.

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–¿Cómo sería la recolección?

–Con la misma cosechadora. No quiere decir que todos los camos sean así, pero la mayoría del cereal que se produce va a alimentación ganadera. En vez de cogerlo por separado lo cosecho junto y como mucho grano cae al campo solamente pasando una grada, muchas veces no necesitas ni sembrar. Es imitar a la naturaleza. Todos los años tendrán cosecha de grano o puede ser de biomasa, forraje.