Rionegro del Puente vive con incertidumbre la reanudación de las peregrinaciones a Santiago de Compostela por el camino Mozárabe Sanabrés, tras un año de pandemia que cerró los pocos establecimientos que hay en el pueblo. Un cierre que afectó también al albergue de Rionegro y por el que pasan en un año normal más de 2.000 de media al año. La ruta jacobea para los pequeños pueblos es vital en su economía y en su mantenimiento, y especialmente en los años jacobeos. Por primera vez se prolonga a 2022 el año Jacobeo.

En marzo se expidieron 60 compostelanas en la oficina de Santiago de Compostela, un dato que sigue de primera mano Teófilo Llamas Feliz restaurador de Rionegro que está al tanto de las noticias para este año y las previsiones de apertura entre las comunidades y el flujo de peregrinos. Prepara sin prisa pero sin pausa un rabo de ternera y unas peras al vino, algunos de los platos para el menú del fin de semana que hacen honor a su rótulo “Me gusta comer”.

Su mujer Emilia Román Mozo es una de las personas que atiende el albergue de Peregrinos y trabaja en el restaurante. El camino de Santiago para pueblos como estos y pone el ejemplo de Fondebadón en León, donde vivían dos personas “la señora María que se opuso a que se llevaran las campanas del pueblo y su hijo. Ahora hay cuatro restaurantes, hasta una pizzería”.

A partir del mes de marzo comienza el trasiego por el camino y las pernoctaciones en el albergue de la Cofradía de Los Falifos. Entre 20 y 30 personas hacen escala a las puertas de la Carballeda, en la etapa desde Santa Marta de Tera. Un trasiego que se nota no solo en los establecimientos “sino en la vida que da al pueblo. Ves la ropa tendida, que salen a dar una vuelta por el pueblo, que se ponen a pintar”. Tiene un menú de peregrino asequible de un entrante, un primero, segundo y postre además de café. “Nadie se va sin comer aunque no pueda pagar.

Emilia y Teón en su establecimiento. | Araceli Saavedra

Otro peregrino paga la comida a otro compañero o como uno que pagó en zuecos de madera que hacía a mano”. Los pasajeros dejan buenos recuerdos en esta casa que se van acumulando en “El rincón del peregrino” que ha preparado Teo: postales, chapas, dedicatorias de Australia, Canada, Tailandia, un sinfín de países.

“Hay muchas ganas de empezar el camino” a tenor de los comentarios y de las primeras llamadas para ver si está abierto y se pueden hacer reservas, algunas ya para este mes, pero todavía no hay noticias. La primavera es clave en el Camino aunque este año cree que se retrasará más hacia los meses de junio o julio. Si 2021 es un año incierto “el 2022 va a ser un buen año”.

El establecimiento de Teo lleva abierto 7 años y reconoce que en su trato “los peregrinos son los reyes” por el buen trato que les dispensa y que no olvidan. A todos les envía “un abrazo para Santiago”. Hay una anécdota definitoria de la pandemia, un matrimonio que hacía la ruta a pie pero pernoctando en caravana a falta de albergues y porque no todo el mundo se puede permitir pagar un alojamiento.

Familia leonesa, ayer de turismo por la comarca de La Carballeda. | Araceli Saavedra

Por casualidad, este sábado un matrimonio leonés, Nuria Regueras Baños y Héctor Cañón González con su hija Salomé, pasan tranquilamente el día haciendo turismo por esta zona, como ya hicieran el día de Jueves Santo que visitaron Villardeciervos y visitaron la ermita derruida. Visitar los pueblos y hacer una pequeña ruta de 5 ó 6 kilómetros y comer en la zona, son las alternativas para viajar por la Comunidad. Héctor recuerda que “nuestras primeras vacaciones fueron a Aliste y estuvimos cuatro o cinco días. Comimos fenomenal y lo pasamos muy bien. Gastamos menos que en casa”.

Antonio Mateos Vega regenta el Bar Palacio de Rionegro del Puente, donde la ausencia de peregrinos y de visitantes en general “se nota en pueblos muy pequeños”. Han estado seis meses cerrado, como consecuencia de la pandemia “sin trabajar y este 2021 se presenta difícil”.

Entre los peregrinos predomina “mucho más extranjero que nacional, sobre todo de marzo a julio” y confía que con las vacunaciones masivas la situación cambie. “En un pueblo con 90 personas, que pasen 20 ó 30 personas a Mombuey o a Puebla de Sanabria sí se nota mucho”. De momento algún visitante de Villardeciervos o Mombuey se acerca a la hora del pincho a dar una vuelta.