Más de la mitad de los pueblos de Zamora hicieron ayer oír su voz desde los campanarios de sus iglesias. Era el latido de la España Vaciada desde los cuatro puntos cardinales reclamando servicios esenciales dignos y denunciando la “falta de compromisos políticos reales que se traduzcan en hechos palpables”. Con la petición de “No más excusas”, la España Vaciada apuesta por cambiar el modelo. Dejar a un lado la política cortoplacista y carente de altura de miras” expresa el manifiesto ayer leído a lo largo ancho de los territorios rurales y también en el epicentro de la toma de decisiones: el Congreso de los Diputados.
Monumenta, apenas 30 vecinos, acusa el recorte de servicios. Si antes de la pandemia recibía la visita del médico cada quince días, un martes sí y uno no, desde el 14 de marzo de 2020, cuando se declaró el Estado de Alarma por la pandemia, “por aquí no ha vuelto nadie” cuentan. En Monumenta cuatro campaneros repicaron: Pablo Guerra, de 86 años; Félix Sastre de 78; Avelino Lorenzo, de 82; y la nueva generación de campaneros representada por el joven Oscar Pérez, de 33 años. En Guarrate Daniel Pascual Pérez, Daniel Pascual García, Adolfo Pascual García, Enrique Lorenzo Gómez y Rafael Lorenzo Vázquez. En Castillo de Alba el músico Luis Antonio Pedraza difundía un vídeo tocando el tamboril mientras las campanas sonaban de la mano del presidente de la Asociación de Campaneros de Zamora, Antonio Ballesteros.
Ballesteros tocó a concejo a las doce en punto para durante una hora hacer repicar las campanas desde una de las dos torres del santuario de Nuestra Señora la Virgen de los Remedios de Otero de Sanabria, uno de los lugares relevantes para los pueblos de Sanabria en el mapa de la España casi vaciada.
En la comarca de Sanabria tañeron las campanas de decenas de pueblos para espantar la despoblación del medio rural. Las campanas repicaron desde los cuatro puntos cardinales de Sanabria y Carballeda: Puebla, Galende, Mombuey, San Juan de la Cuesta, Porto, Requejo, Santa Colomba de Sanabria.
En Otero ayer había 14 personas de las 400 que llegan a haber en verano. Pueblos como Otero “estamos abocados a ser una urbanización” señalaba el arquitecto sanabrés, Pedro Barrios, y miembro de la Hermandad de la Virgen de los Remedios. Los pueblos iban rescatando población desde la primavera, pero esas personas que venían seis o siete meses al año, ahora tienen 80 ó 90 años y dependen de sus hijos para pasar una temporada en el pueblo.
“El gran déficit que tenemos son las comunicaciones, la cobertura de Internet” señala el arquitecto que lleva la dirección de obra de algunas iglesias en la comarca y que pasa temporadas en Otero, donde ha podido teletrabajar en contacto con el estudio en Madrid, gracias a la cobertura 3G, pero cuando llega la afluencia masiva del verano la capacidad de la red se cae “tardas hasta para mandar un “whatsapp”. En pueblos como, la situación es peor “ni voz para el móvil”. La conversación se desarrolla a las doce menos dos minutos, a punto de comenzar la protesta.
José Manuel Fernández Vidal fue de los campaneros que repicó en el campanario de Galende. Este hombre pastor y pequeño ganadero de profesión aprendió de forma curiosa, a base de tesón y de manera autodidacta. Siguió el consejo del cura que le recomendó colgar unos cencerros en unos robles en el monte, donde pastoreaba, y poco a poco consiguió sacar adelante su particular método de “solfeo” a base de entrenamiento.
En Galende todavía son afortunados porque José Manuel toca las campanas para llamar a misa, en los entierros, para llamar al pueblo a concejo y en las celebraciones. Hay pueblos donde nadie sube ya al campanario y se ha sustituido por un cable al suelo para dar unos toques sencillos. Y hay pueblos en los que ya nadie tira del cable.
En Villaseco del Pan, Ismael, con apenas 11 años, ya hacía gala de su maestría con las campanas. Vidal Casado y Nemesio Santamaría en Venialbo. Así hasta 200 campaneros peinando toda la provincia.
Desde la comarca de Benavente en varios pueblos reclamaban acciones del Gobierno que reequilibren servicios e infraestructuras. Dos vecinos de Morales de Valverde han hecho sonar las campanas bajo la atenta mirada de una decena de ciudadanos. La imposibilidad de que la gente mayor suba al campanario hizo que las campanas de Navianos de Valverde dejaran de sonar en fechas señaladas. Ayer lo volvieron a hacer para no quedar en el olvido. “En unos años hemos pasado de 350 vecinos a 150. Y es que no hay nada que nos anime a quedarnos en el pueblo, tenemos que salir fuera a buscar trabajo”, explicaba Roberto, concejal de este pueblo.
Burganes de Valverde lucha por mejorar infraestructuras para hacer más atractivo vivir en él, pero son necesarios servicios y atención por parte de administraciones superiores. Fuentes de Ropel sí que cuenta con población joven en el pueblo pero reivindica servicios básicos que hacen que la población no pueda vivir en el municipio.
En Vecilla de Trasmonte los jóvenes sí optan por vivir aquí y con 114 habitantes tiene 7 niños cursando Primaria y otros tantos en Secundaria. “Pero la despoblación es general en estos pueblos”, explicó su alcalde “y es algo muy difícil de cambiar”. Villaveza del Agua también se unió mientras siguen a la espera de que la consulta médica vuelva a funcionar tras más de un año sin este servicio.
“El latido de las gentes de España Vaciada resiste contra viento, marea y olvido. Queremos un futuro digno para que no tengamos que ver a nuestros hijos partir en busca de oportunidades” expone el manifiesto reivindicativo.
En este vídeo hemos recopilado algunos de los momentos del repique de campanas en los pueblos de Zamora:
TODO SOBRE LA JORNADA REIVINDICATIVA DE LOS PUEBLOS DE ZAMORA
